Apodos de Cehegín

Diccionario del Noroeste

Recorrido por mi pueblo

jueves, 30 de abril de 2015

Olivera del Rubial

LA OLIVERA DEL RUBIAL Y EL TÍO MANTAS

 (Cuentecillo Fantástico)


Olivera del Rubial
Los primeros rayos solares se reflejaban en las ‘vaeras’ del río Argos y el tío Mantas caminaba hacia su huerta del Rubial. Después de un alto en la taberna del tío Manolillo para efectuar un frugal desayuno a base de cazalla y medio limón escurrido, el viejo truhán se encaminó alegremente hacia el quehacer diario. Hoy prometía ser un día especial. 
Apenas concilió el sueño la noche anterior; la impaciencia se lo impidió, y es que aquella tarde había observado una multitudinaria bandada de avecillas que acudían a refugiarse en una frondosa olivera seguramente centenaria que presidía solitaria una falda del Cabecico del Tomate, cercana a su huerta. 
Como avezado cazador de pájaros con la ‘técnica del visco’, enseguida imaginó la redada que podría conseguir e inmediatamente puso manos a la obra. De las alforjas de su viejo burro sacó un bote de pegajoso engrudo que siempre guardaba para estos casos y con una vieja espátula de madera que le había regalado el tío Nevao, el turronero, untó todo el ramaje del enorme árbol. -“Se pegarán los pájaros como lapas y ya no podrán desfelluzarse...”- profetizó el viejo, restregándose las manos satisfecho.


Ya anochecía cuando acabó la pegajosa faena y retornó eufórico a su casa. Su mujer, persona escéptica y esponjera por naturaleza, le conminó:- “Mu contento llegas, ¿es que has bebío algún chato de más cal Roque…?” – el viejo le contestó:-“¡Quía mujer…! Si supieras…,.”- y le contó toda la aventura del visco. –“Gobiérnate un buena cazuela pa mañana, que tiés que guisar un arroz con ‘aviones’ que nos vamos a chupar los deos; y además van a quear pájaros pa regalar a toa la familia."- 

El tío Mantas y señora.
La esposa le espetó airada -“Estás otra vez con tus alilaillas…? –recordando tantas invenciones que montaba a menudo. Semanas antes a los alpargateros de la plaza Vieja, les contó alarmado: -“Vengo escuajao, el coche-línea de Calasparra acaba de darse un jalmazo contra el Puente Santo y se ha esjargolao con las ruedas colgando del muro…”- Los alpargateros salieron corriendo hacia el Alcázar para ver el presunto accidente…, y el viejo trolero, quedó pensativo y echándose las manos a su dura 'garibola'… pensó: -“ Miá que si fuá cierto…”- y salió como un velocípedo para el Alcázar.- Otro día venía con una liebre finiquitada y le dijo a los de la taberna del tío Manolillo: -"Mirar que gazapo he cazao, le'tirao con mi escopeta de arrodiar... y pum..!!".-Uno de los parroquianos de la taberna le inquirió: -"Y quéscopeta es esa..."- ¡Válgamel señor, miaque sois embéciles..!- espetó el viejo- "Pos la de cañones retorcíos, tú esfisas la liebre, le apuntas de zaga y ella cree que tiras a otra cosa y se queda tan tranquila, entonces el disparo da la vuelta y la mata..."-

El Viejo Puente Santo
Pero hoy demostraría que no eran cuentos sus pretensiones ojeadoras, así continuó su camino hacia el Rubial. Por el “San Sebastián”, se saludó con el tío Perona que cavaba en 'lo suyo', el cual le dijo ignorantemente:- “Vaya mañana de bandás de ‘aviones’ que llevamos…”- El tío Mantas, receloso, le contestó con disimulo: -“Seguramente se van pal río a beber agua..”- Y siguió su camino hacia su ilusionada cacería. 
Llegó cautelosamente al lugar de la captura y oteando por todo el bancalaje no veía la ancestral olivera, supuesto cebo de los pajaricos. Anduvo de un lado a otro 'desandariao' y ¡nada…! el árbol no aparecía por sitio alguno. -“Si jué aquí…, o era por allaica…”- cavilaba el desconcertado viejo.


De pronto, se oyó un extraordinario alboroto por las alturas, como si cruzase los aires un helicóptero hacia la mina Carlota. El tío Mantas, asombrado, con la palma de la mano a guisa de visera, levantó la vista y columbró estupefacto a la enorme olivera, que plagada de pajarillos aleteando, volaba por los cielos del Rubial, cual singular Ave Fénix.
El taimado cazador de pájaros, comenzó a dar saltos indignado, y golpeando el suelo con el saco que pensaba abarrotar de ‘avioncicos’ exclamó: -“¡¡Si ya sabía yo que caerían una zaquilá…!! ¡Menuda falaguera! si no se hubieran esturriao volando, y luego dirán que el tío Mantas es un cantamañanas sin arreglo…”       

Antonio González Noguerol 

martes, 28 de abril de 2015

Campanarios de Cehegín

Campanas y campanarios

"Desde las torres de las catedrales hasta la espadañas de las ermitas, todas invocan al Señor"

Panorámica Casco Antiguo. -foto A. González-

Campanas y Campanarios de Cehegín.

En Cehegín, como en tantos pueblos de raíces cristianas, existen y existieron diversos campanarios, sin nidos de cigüeñas como en otros lugares, pero sin duda espléndidas torres que señalan el perfil inconfundible de nuestro concejo.
De ellas vamos a referirnos:

· Iglesia de la Inmaculada Concepción (Reloj y dos campanas).
Torre Campanario de la Concepción. -foto A. González-
 Su torre de estilo renacentista posee un interesante reloj, que en tiempos pretéritos fue fiel asistente del horario de los cehegineros. Antaño, cuando se inauguró, se contaba la siguiente anécdota: "Se ha instalado en la Concepción un nuevo reloj que 'da las horas para los obreros, las medias para las mujeres, y los cuartos para el cura y el alcalde". 
Situada en la colina más elevada de la zona histórica de Cehegín fue declarada Monumento Nacional en 1980.  En sus dependencias estuvo aislado Martín de Ambel durante 38 años, tras dar muerte a un caballero, el Alférez Mayor de Cehegín, en un lance de honor.

· Ermita del Sto. Cristo de la Sangre (Una campana). 
Torre-campanario Sta. Cristo. -foto A. González-
La ermita de la Sangre de Cristo construida a finales del siglo XVI, está íntimamente relacionada con la cofradía del mismo nombre, y fue construida por los dichos cofrades hacia el año 1590, que fue en el que se instituyó dicha cofradía. Esta cofradía se revitalizó con la devoción, muy franciscana al Santísimo Cristo del Milagro, hasta el 1870. Debido a su esta ruinoso en cierta época, una de las naves fue anexionada por la casa cercana.

· Iglesia de la Soledad. (Una campana).
Torre y Campanario de la Soledad.-foto A. González-
 Esta ermita se levantó en la barriada del Cubo, en un montículo rodeado por un meandro que forma el río Argos en su camino hacia el Puente del Santo. En el habla popular de siglos pasados se decía: «Algún día se la llevará el río», pero por fortuna se ha salvado de numerosas riadas amenazadoras. Data su construcción de fines del siglo XVI, cuando Cehegín, como tantos otros lugares contaba con abundantes cofradías y gremios profesionales que deseaban tener iglesia propia donde albergar a su patrón. El ábside en el Altar Mayor mira a Oriente como los primitivos templos cristianos (el llamado 'Eje Litúrgico').
Albergó desde el inicio a su Cofradía, y desde el siglo XVIII a las de San Nicolas de Bari y Gonzalo de Amaranto. Concentraba casi todos sus actos en la Semana Santa, desde las populares “Novenas de la Soledad” (que en realidad se trata de un septenario por los Siete Dolores de la Virgen) y el “Desenclavamiento” y la procesión del “Entierro de Cristo” en Viernes Santo. (Un antiguo Cristo articulado polivalente, servía para ambos actos).
Además se celebraban las festividades de San José y el Niño Perdido.
Antes de construirse la torre estuvieron situadas cuatro campanas encima de la puerta principal del templo, que después se traladaron al campanario por el organista parroquial don José Soriano Marín y el alarife Martín Giménez.
Hoy subsiste sólo una campana.

· Convento de San Esteban –Santuario de la Patrona Nuestra Señora de las Maravillas- (Dos campanas). 

Campanario del Convento PP.FR. -foto A. González-
Además esta iglesia es Parroquia del Barrio de las Maravillas y cobijo de los PP. Franciscanos, cuyo convento y seminario fue cuna de sabiduría en los años 40/60 del siglo XX, además de su Colegio Seráfico (hoy Instituto y Colegio de Enseñanza Primaria).

· Capilla del Hospital de la Real Piedad. 
Fachada Hospital R. Piedad. -foto A. González-
Antigua espadaña con campana utilizada antaño por la Comunidad de las Hijas de la Caridad para convocar a los fieles a las funciones religiosas. Por razones desconocidas, fue descolgada hace años y sigue así sin restaurar.

Espadaña sobre el tejado del Hospital R. Piedad (foto J. A. Berengüi)

· Iglesia de San Antonio de la Paz.
Iglesia S. Antonio de la Paz. -foto A. González-
 Moderna espadaña de estructura metálica (Reloj y campana). Se trata de la parroquia más joven de la localidad ubicada en lo que fue el Cementerio Viejo.

· Ermita de San Sebastián.
Vista de las Ruinas de la Ermita de S. Sebastián.
Ermita en extramuros y en ruinas sin vestigio de campanarios. Conocida popularmente como  "Ermita del Santo". Fue una fundación del siglo XVI, y  se usó como lazareto, para aislar a los enfermos contagiosos.
Además fue ejemplo vivo de la carpintería de lo blanco, toda ella de prefabricado en yeso, al estilo gótico con artesonado mudéjar: Destruida a causa de una explosión en septiembre de 1812, al ser usada como almacén de explosivos del Mariscal Soult en la Guerra de la Independencia.
Hecho Histórico: "En el sitio del Barranco del Moro, se dio una gran batalla entre los franceses y las tropas acantonadas en Cehegín, ayudadas por el grupo de guerrilleros del tío Cayetano; por ello Cehegín no fue tomada nunca por los franceses, como ocurrió con las localidades cercanas".
La imagen de San Sebastián de 1.10 mts. de estilo anterior al siglo XVI , se conserva en la Iglesia Mayor de Santa María Magdalena y es quizás una de las imágenes mas antiguas de esta ciudad.

· Ermita de San Agustín. 
Cabecico de San Agustín.
Situada en el Cabecico del mismo nombre y sin vestigios de campanas.
“La ermita del  señor san Agustín, puesta en un cabezo de bastante altura: al presente muy arruinada, situada en el partido que llaman del Cerrellar. Se ignora su fundación, pero según la tradición de las personas ancianas de esta villa es de las más antiguas de la huerta."
Se dice que  permanecía y vivía de continuo un ermitaño.
Se celebraba la festividad el 28 de agosto con una romería. Posteriormente al ser utilizado dicho cabecico para muladar se fue abandonando el lugar hasta que terminó en ruinas.

· Ermita de San Ginés.
Ermita de San Ginés. -foto A. González-
(No tiene espadaña ni campana). Situada en el Nos. remitimos al manuscrito de Alonso de Góngora y Fajardo del año 1818 en el que se dice: "Esta ermita, sita en el partido de la Fuente de Arjona, la fundaron, Mayor Fernández y Ginés González Guirado, consta del testamento que otorgó el dicho Mayor en el 1º de Mayo de 1596 ante Rodrigo Carreño escribano ... Se celebra su festividad, el día 25 de Agosto ... Saliendo su procesión de esta parroquia a la madrugada de su día y le dicen una misa cantada en su altar de dicha ermita, dotada con bienes para su subsistencia. Su párroco actual es D. Francisco Ramón Guirao Pérez Fajardo, vecino teniente cura de ella en la actualidad".
Los jóvenes se dirigían en romería informal hasta la ermita, recorriendo desde la ciudad una distancia de 3 kms., después de la Santa Misa, las mozas sin novio, con una tabla del templo se propinaban el tradicional coscorrón en la cabeza, y otras se lo daban en la puerta del templo. Ahora tanto en un caso como en otro, piden: "SAN GINÉS QUE ME SALGA NOVIO".

· Ermita de Sta. Bárbara. 
Ermita de Sta. Bárbara (tiene una pequeña espadaña).
Situada en un cerro en la carretera de Canara, se erigió en el siglo XVI, según el archivo de don Miguel Mas dice: "Existe en la huerta en el cabezo de dicho nombre, en el partido del Campillo del Rubial, la fundó Pedro Rodríguez del Amor, clérigo párroco de esta villa, por su testamento de 29 de Septiembre de 1579 ante Antonio Carreño escribano, se celebra su festividad el 4 de Diciembre; dejó dotada dicha ermita y su festividad con muchos bienes ..."
Hasta hace poco se celebraba su fiesta, la imagen de la santa que se veneraba era un cuadro y cuentan que un propietario antiguo la usó como tablacho de la acequia al romperse el que usaba.
Se comenta con jocosidad que la ermita de San Ginés y la de Santa Bárbara están separadas por el rio Argos, debido a que estos dos santos eran novios y tras una dura pelea decidieron poner un río entre ambos.

 Ermita del Santuario de la Virgen de la Peña. (Canara).
Ermita Virgen de la Peña. (Torre con una campana).
Allí está entronizada la antigua patrona de Cehegín, la Virgen de la Peña, patrona en la actualidad de Canara. Cuentan que un pastor cuidaba de las ovejas por los aledaños vio que caía hacia él un peñasco enorme, consciente del peligro se encomendó a la Virgen y entonces milagrosamente el pedrusco quedó atrapado entre las rocas..., y allí permanece como testigo del milagro.

Hipotéticamente y pendiente de las investigaciones pertinentes, las siguientes:

· Basílica de San Vicente (Begastri).
 Aún por determinar su estructura formal. A la espera de próximas investigaciones.

Foto virtual altar mayor de la basílica de Begastri.

· Además las que pudieren existir en las numerosas ermitas de las pedanías cehegineras, pero de éstas nos ocuparemos en otra entrada especial de las pedanías.

Y como broche final la Parroquia:
· Campanario de la Santa Iglesia Mayor de Sta. Mª Magdalena:

Campanario Iglesia Sta. Mª Magdalena. -foto A. González-
Cuelgan de su torre dos campanas con las siguientes inscripciones:
1.- Nombre de la campana: Sagrado Corazón de Jesús.
Epigrafía.- En zona superior: “HONOR Y GLORIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”.
En zona central: Sello del fundidor.
En lateral izquierdo: Una imagen de Jesús y en su cara opuesta el escudo de la villa de Cehegín.
En zona inferior: “PARROQUIA DE CECHEGIN AÑO 1948”. FUNDIDOR: ROSES SOLER, JUAN BTA. (ATZENETA D’ALBAIDA (AÑO 1949).

"La Mayor", recién restaurada en diciembre 2019
2.- Nombre de la campana: San Zenón y Santa María Magdalena. “La Mayor”. Epigrafía.- En zona superior: “SAN CENON Y SANTA MARIA MAGDALENA // AÑO 1798”.
En la zona central: “EN EL PONTIFDO DE N SS P PIO PAPA VI // Y REINDO N CATCO MONARCA D CARLOS // IV SEHIZO ESTA CAMPANA SIDO CVRA // DESTA PARROQVIAL EL S D FRANCO PA // REJA DEL ORDEN DE SANTIAGO ALCAL // DE MAOR REGENTE EL S LIC D LVIS VI // GENTE MONTANES Y COMISARIOS POR // ESTE YLLE AYTO LOS SES D FRANCO ANT // NIO SANZ Y D ANTO MARZ LORENCIO ME // FVNDIERON LOS MATROS D LVIS Y D JPH // VELEZ HERMANOS. AÑO 1798.”
Orientada hacia el exterior de la campana se encuentra en relieve una cruz con pedestal.

Campanario con su campana 'La Mayor' restaurada
Esta campana, como tantas otras, también tiene nombre: ‘La Mayor’, que formaba junto a sus hermanas (‘San Pedro’, ‘Sta. Lucia’ y ‘La del Reloj’) el carillón (o chime) de cuatro que pendía en la Torre de la Magdalena, y es la superviviente. Las otras tres fueron desmontadas durante la Guerra Civil para fundirlas y fabricar munición.
Desde el siglo XVI, la iglesia de Santa María Magdalena tuvo su reloj y el maestro relojero que se encargaba de su mantenimiento, para que la maquinaria funcionara adecuadamente. El relojero era, hacia 1530 un tal maestro Alonso. Se hallaba en el llamado cuarto del reloj ya en los siglos XVII y XVIII, aunque esto debe de ser extrapolable al siglo XVI, teniendo en cuenta que este tema estaba condicionado por las obras de la Iglesia, y no fue hasta el año 1774, en que se finalizaron las obras de la torre-campanario. Este oficio era concejil, y por lo tanto, era el Concejo quien se ocupaba de sus pagas, contratación y despido.
Interior campanario de la Iglesia Mayor de Sta. María Magdalena.
Aquí presentamos un documento de esta época, año 1532, extraído de las actas capitulares:
"Este dicho día los dichos sennores del Concejo mandaron librar a … Alonso relojero, mil e quinientos maravedíes para acaballe de pagar su salario deste presente año, que se cumple los primeros días del mes de abril primero biniente deste presente año. E mandaron dar su libramiento para el mayordomo, que se los de e pague e tome su carta de pago para que con ella e este se le resçiba en cuenta. Dicho. Ut supra."
Según la enciclopedia la campana es un dispositivo simple que emite un sonido. Es un instrumento musical de percusión de la familia de los idiófonos, su forma es de copa invertida y ahuecada que resuena acústicamente y vibra al ser golpeada.
La campana se consagra y se tañe para, a través de sus inconfundibles mensajes cadenciosos, transmitir ideas y sentimientos. Sus funciones han sido muchas y variadas en el transcurso de los siglos: regulaban la vida laboral de la ciudad y el campo. Servían para la salvaguarda de la existencia del hombre, advertía posibles amenazas extrañas, anunciaban el azote de tormentas y vientos hostiles o alarmaba a la población ante una situación de emergencia. En definitiva eran la base del quehacer diario de la comunidad. Sin embargo, el ejercicio fundamental de su toque y sonido ha servido siempre para llamar a los monjes a los oficios divinos y convocar a los fieles a las innumerables ceremonias de la iglesia.
Numerosas frases alusivas determinan su popularidad: Doblar las campanas o toque de difuntos: (Luto, tristeza). Lanzar las campanas al vuelo, repique o volteo: (Regocijo y alegría por algún motivo). Oír campanas y no saber dónde: Entender algo de modo equivocado o tergiversar una noticia. Tocar a rebato: Alarma, incendio, catástrofe. A campana tañida o herida: A toque de campana. Repicar: Tañer las campanas de prisa y a compás, en señal de fiesta. Repicar e ir en la procesión: Frase metafórica, aludiendo a que es imposible realizar dos funciones al mismo tiempo. Picar la campana: En la mar, tocarla a bordo para señalar la hora. Toque de señal o Tocar ‘a muerto: Aviso cuando algún parroquiano fallece –varía el toque según el sexo del finado «dos toques mujer / tres toques hombre». A toque de campana: A hora en punto. Hacer campana: hacer 'novillos', faltar a la obligación.

Instalación del campanario restaurado en diciembre de 2019

Así mismo, se suele tocar a badajazos, esto es cuando son campanas enormes y deben estar inmovilizadas para no voltear.
Pero no hay que olvidar que también prestan su personalidad en la música. Numerosas obras se adornan con el sonido característico de la campana.
En la Iglesia católica y entre algunos luteranos y anglicanos, las pequeñas campanas de mano, llamadas Sanctus o campanas de misa, son tocadas en la Santa Misa cuando el sacerdote eleva en alto las sagradas especies, primero la hostia y luego el cáliz inmediatamente después de que ha dicho las palabras de consagración sobre ellos.
Y otras muchas más facetas que seguramente se habrán pasado.
Las campanas ya eran conocidas en China con anterioridad al año 2000 a.C., y en Egipto, la India, Grecia, Roma, así como en otras culturas antiguas. Su uso en las iglesias se extendió en Europa a través de Bizancio durante los siglos VI al XI. Los romanos les dieron el nombre de tintinábula y los cristianos las llamaron Signum porque servían para señalar o avisar la hora de las reuniones.
Sus primeras referencias proceden de la ciudad de Nola, en la Campania italiana —de ahí el origen del nombre--
Los campaneros del siglo XVI en los Países Bajos fabricaron campanas que podían tocarse conjuntamente (lo que se conoce como carillón).
En la ciudad de París está prohibido tocar las campanas de las iglesias. Sólo la catedral Notre Dame de París tiene el privilegio de tocarlas para celebrar la Navidad.

LA FUNDICIÓN DE LAS CAMPANAS
Las buenas campanas fundidas están hechas de una aleación de bronce que suele constar de cuatro partes de cobre y una de estaño. Otros componentes prestan un sonido de inferior calidad. El tono de la campana depende también de sus proporciones y de su forma. Es una complicada mezcla de armónicos, cada uno producido por la vibración de diferentes partes del instrumento. Si la afinación de esas partes es inexacta se producen disonancias cuando la campana se toca en conjunto.
Para fundir una campana se construye un núcleo de barro. Se levanta por encima un armazón de barro y otros materiales. La superficie interior de ésta se corresponde con el exterior de la campana proyectada. Entonces se vierte el metal fundido en el espacio entre el núcleo y la armazón. Cuando se ha enfriado se abre el molde y el exterior se alisa y pule. La superficie interior se lima para conseguir el grosor necesario para la correcta producción de los armónicos.

Taller de fundición de campanas.

Las partes de una campana se dividen así:
1) Yugo o contrapeso. (Es de madera y de donde se cuelga).
2) Asa. Es metálica y va soldada al vértice de la campana.
3) Hombro. 4)Tercio. 5) Medio. 6) y Pie.
Son las distintas formas del perfil. El espesor de una campana en su parte más gruesa, llamado "pie", es por lo general un treceavo de su diámetro.
7) Labio y 8) Borde: Es lo que forma el borde.
9) Badajo. Es la pieza maciza que suele golpear por dentro la campana.
10) Medio pie: se trata del aro que abraza el cuerpo de la campana para fortalecerla

La Campana del Zar
La campana Tsar Kólokol, que significa campana del zar, es una enorme campana que se exhibe en la Plaza Roja del Kremlin de Moscú, Rusia.
Se trata de la campana existente más grande del mundo. y fue encargada por la emperatriz Ana de Rusia, sobrina de Pedro El Grande.

La campana Tsar Kólokol
Construida con parte de los restos de sus predecesoras, destruidas sucesivamente por incendios o roturas, es la cuarta de ellas y pesa 216 toneladas, con una altura de 6,14 metros y un diámetro de 6,6 metros.
Fue fundida en bronce por los maestros Iván Motorin y su hijo Mijaíl entre 1733 y 1735. Los ornamentos, retratos e inscripciones fueron hechos por V. Kóbelev, P. Galkin, P. Kójtev, P. Serebryakov y P. Lukóvnikov. Pero lo más peculiar de esta gigantesca campana es que nunca llegó a sonar.
    A. González Noguerol.
Algunos datos y fotos obtenidas del Archivo Municipal y otras publicaciones.

viernes, 24 de abril de 2015

Salpife, mi Maestro.

“SALVADOR Y MAESTRO... EN TOROS”

(Artículo publicado en la revista de Fiestas de 2001)

(A Rogelio y Encarna...)

Aficionados taurinos (abajo asoma Salvador Piñero)

...Aquí R.N.E., Salpife desde Cehegín, buenas noches..., dentro de los fastos conmemorando el centenario de la inauguración de la plaza de toros ceheginera, hoy día 10 de septiembre de 2001 se ha celebrado una extraordinaria corrida de toros de la afamada y temida ganadería de Miura; astados broncos y nobles y con la bravura que les caracteriza. Las tres grandes premisas toreras: ‘parar, mandar y templar’ siguen vigentes, así lo atestiguan las fenomenales faenas de los matadores que cortaron cuatro orejas y sendos rabos, trofeos solicitados por unanimidad del público, mereciendo salir por la puerta grande a hombros de los aficionados. Triunfal tarde de toros brillando, al tiempo que los trajes de luces, la belleza de las mujeres cehegineras. Saludos desde este hermoso pueblo del noroeste murciano. Les ha informado Salvador Piñero.” 
Así solía reseñar con su peculiar voz de bajo.
¡Cómo habría disfrutado el maestro Salvador, de haber realizado esta crónica de la corrida de fiestas patronales!
Matador en un festival
(Piñero detrás en la barrera
)
 Y es que el viejo maestro no debe faltar a estas celebraciones, aunque sea en la evocación de quienes lo recordamos con verdadero estimación.
 Cómo iba a estar ausente el más veterano de los cronistas taurinos de Murcia, título que le fue otorgado en 1984 por el Club Taurino de Murcia.
 Hace ocho años que falleció Salvador Piñero, don Salvador para nosotros sus viejos alumnos, pero cuando surge cualquier conversación en torno a la Fiesta, siempre sale a colación la persona de Piñero.
 Así mismo fundó, en su juventud, la revista local “Cehegín Ilustrado”, en la cual ya se ponía de manifiesto su periodismo vocacional; también colaboró con los diarios de la región y la Agencias ‘EFE’ y ‘Mencheta’, amén de las publicaciones 'El Ruedo'; ‘Aplauso’; y ‘Venezuela Taurina’, y como decíamos al principio, en RNE, donde hacia oír su singular voz con depurados conocimientos en el arte de Cúchares.
Portada Semanario 'El Ruedo'
Erudito y gran conversador, participaba en las tertulias del casino, máxime si el tema a tratar era sobre la Fiesta Nacional, y cuyas dudas siempre quedaban despejadas gracias la enciclopedia Cossío de la cual era asiduo visitante.
Aseguraba que el torero más elegante fue Ángel Teruel, y el mejor quite por chicuelinas que había presenciado, lo ejecutó el gran maestro Antonio Bienvenida en la plaza de Cehegín.
Excepcional conocedor de la tauromaquia y sus protagonistas, tuvo relación con varias generaciones de toreros: desde los Pepín Martín Vázquez, Manolete, Torquito, Arruza, Bienvenida, Domingo Ortega, Pedrés, Aparicio, hasta Fuentes, Camino, Miguelín, Palomo, Esplá, etc. y su definitivo ídolo: Manzanares de quien opinaba era el último vestigio de auténtica torería, sin olvidar, cómo no, su convicción en el triunfo de nuestro diestro Pepín Liria.

El maestro fue además un sufrido y sabio profesor, que desde la tribuna de su particular universidad en la Cuesta de la Iglesia impartía clases de honradez y conocimientos diversos a sus numerosos discípulos, los cuales supieron sacar el máximo jugo a sus preceptos. Fundador de una peculiar academia que tituló como "San José de Calasanz", donde le ofrecieron una especie de sucursal del Instituto de Contabilidad de Madrid de cuyos cursos intensivos salimos muchos alumnos con el título de "Tenedor de Libros" (lo que años después nos facilitó la comprensión en el famoso 'Plan General Contable' y el acceso a las llamadas 'Nuevas Tecnologías'.
El maestro, solterón empedernido, supo vivir con dignidad en su casa-academia en la Cuesta de la Iglesia, templo de sabiduría junto al antiguo barrio del Arbollón y Plaza Vieja, lugares de los viejos bohemios cehegineros, y ya en la senectud se refugió en el honorable Hospital de la Real Piedad. Allí cercana su última lidia con las Parcas, Salvador repartió sus humildes recuerdos entre muchos amigos y su reloj Longines, -fiel acompañante de decenas de años-, se lo entregó a su eterno acompañante Perico Picón, de quien hablaremos en otra ocasión.

Pues bien, don Salvador, desde ese privilegiado “tendido” que sabemos tiene reservado en el Olimpo para presenciar todos los eventos taurinos, merced a su digna trayectoria en este loco planeta, le recordamos enviándole las orejas y el rabo, a usted que no le pueden contaminar.
¡Va por usted, Maestro!...

Antonio González Noguerol

miércoles, 22 de abril de 2015

El Ciego Medina

EL CIEGO MEDINA.

Don Antonio "Medina" (Con su sobrino Juan el Rada)
En realidad su nombre era Antonio Rodríguez Sánchez, pero todo el mundo lo conocía como don Antonio Medina o el “Ciego Medina”.
Ilustre invidente, compositor de música, pianista y violinista, amén de virtuoso intérprete de diversos instrumentos como los llamados de plectro o pulso y púa: bandurrias, laúdes y guitarras, cuya técnica carecía de secretos para nuestro personaje.
 Compuso abundantes piezas para esta disciplina musical: pasodobles, valses y pavanas,  así como arreglos de famosas obras de los grandes genios: Schubert, Bach, Falla, Albéniz, Granados.
Su creación más conocida es “Dulzuras”, un encantador vals de salón con regusto decimonónico, popularizado por el Quinteto Ibáñez que era incluido en todos los conciertos con un éxito arrollador.
 En el año 2.008 el "Dúo Piantur" (Instrumentos de Plectro y Piano) armonizado por Antonio Agustín González Hidalgo, incluyó este exquisito vals en un CD.
10 vals dulzuras
Director de la extraordinaria orquesta de pulso y púa de la ONCE murciana, -una de las mejores de España-, con la que logró cuantiosos éxitos a nivel internacional. (También formó parte activa de esa legendaria agrupación el recordado Jinés Ibáñez Ruiz, discípulo predilecto de Medina.)
Además fue notable gestor administrativo en la ONCE, donde dedicó casi toda su vida profesional, alcanzando el cargo de subdelegado en la región de Murcia.
Hombre muy conocido y querido en la capital del Segura, donde concurría habitualmente a las tertulias y actos culturales. Así mismo, acudía a diario al Real Casino de Murcia en la calle Trapería a charlar y participar en juegos como el dominó en el que fue un experto, ganando algunos campeonatos pese a su discapacidad visual.

Patio Pompeyano Casino de Murcia.
En diversas épocas contribuyó en Cehegín a elevar la cultura musical de muchísimos músicos locales. Así como emplear dilatados empeños en mejorar la técnica guitarrística de numerosos aficionados. Sobre todo de aquel gran intérprete: Antonio Clemente, conocido en cierta época como ‘el dios de la bandurria, con el cual formó un notable dúo con extraordinario éxito.
Director musical en representaciones de comedia y zarzuela, muy en boga por los años treinta del siglo XX. Podemos subrayar obras como: “La Marcha de Cádiz”, “Gigantes y Cabezudos”, “Molinos de Viento” por no citar otras zarzuelas de menor renombre, así como las revistas: “Las Leandras” o “La Hechicera en Palacio” y algunas funciones de autores locales.
También gratificaba los oídos en aquellas apacibles tardes del casino ceheginero donde interpretaba preciosas obras de cámara de su creación y de los grandes compositores, acompañando, con aquel piano Pleyel de la vetusta sociedad, a otros ilustres intérpretes locales.
Incluso creó música para la precaria publicidad de la época de posguerra, y una especie de cántico promocional relativo a la empresa de embutidos de Juan Catarrás, con un estribillo que rezaba algo así:
“¡Qué gordito, qué gordito! se pone todo el que tenga apetito,
notarán, notarán, que comiendo jamón engordarán.
El cerdito, el cerdito, fabrica el salchichón más exquisito,
comprarán, comprarán, jamones y embutidos "Abellán".
 lará, lará, …”

Conocido por algunas generaciones que recordamos con afecto su humana generosidad, su simpatía y cordialidad, su innato sexto sentido que suplía la discapacidad de su ceguera.
Como anécdota hay que resaltar sus visitas al pueblo en aquellos placenteros veranos de los años 60 cuando nos intuía sin mediar palabra, tan sólo con su caluroso apretón de manos. Y sobre todo, seguramente, por su proverbial devoción al entonces llamado “sexo débil”, reconociendo a las mujeres guapas con sólo saludarlas y aspirar su perfume.
A este ilustre artista deberíamos reivindicarlo para Cehegín, no en vano siempre paseó orgulloso su origen por todos sitios, por ejemplo, cuando sus estudios madrileños, donde conoció al gran autor del “Concierto de Aranjuez”, el maestro Rodrigo, empapándose de su genio musical.
Cuando se han prodigado reconocimientos a tantos personajes insignes de este pueblo, sería un buen momento para recordar a este músico, que planeando por lo espacios cehegineros, como los pájaros errantes, entona sus inolvidables melodías a la espera de merecer los honores de sus conciudadanos.

Antonio González Noguerol

martes, 14 de abril de 2015

Paseando por la Vía Verde

PASEANDO POR LA VIA VERDE…



Ahora en plena primavera, de vez en cuando, el viento tañe las ramas de los pinares de nuestros poblados montes, y esos pinos cantan a la fertilidad, a la alegría de vivir, los bosques entonan sublimes eufonías y los ribazos muestran su paleta de infinitos cromatismos. El céfiro nos habla y nos canta.


El Polifemo de la Peña Rubia ataca con sendos patadones iniciando en anacrusa el allegro del concierto y por las cañadas de Cantalobos la brisa de Levante entona evocadoras melopeas mientras en el Almajar un ventarrón del Norte le contesta con el grave contrapunto de los violonchelos procedentes de las caducas encinas. Una liebre parturienta se relaja agazapada en una covachuela del Cabecico Ruenas escuchando el intemperado concierto y una oveja madre bala a sus hijos para merendar.
Por el Puente de la Vía, el contrabajo de olivera marca el tempo con graves ronquidos y la brisa desde el otro viaducto, el Puenteyerro, abanica las cuerdas agudas de los ‘abercoqueros’. Un coro de voces blancas tropieza contra las arboledas y contesta sotto voce.


Por el sur, junto a la Fuente del Abad, el árbol más alto, más añoso, el tenor, canta su autoritaria romanza por el hálito de dos feraces higueras a la vera del Quípar y el gallardo barítono del oeste contracanta con una bella aria desde los chopos del Argos que con sus cien mil ojos columbra un orfeón de vencejos procedente del lejano Puntarrón.

Via Verde desde el Escobar (Cehegin en lontananza).
Las gaviotas desperezan la siesta y las pajaricas de las nieves revoletean buscando la quietud del paisaje. El atardecer inicia el adagietto por la vereda de Cañancalvo, y por el Bancal de Henares dos nogueras susurran un tierno berceuse de juventud que el viento transporta entre los huertos de peros de alcuza mientras unos ruiseñores expatriados del norte dialogan con los colorines afinadas glosas contrapuntísticas. Tras los cipreses del Tollo la destartalada ventana de un chamizo palmotea la percusión y un forte de los trombones escupe un dinámico regulador que nos conduce al cenit de la obra.
De pronto, un aquilón revienta el compás sembrando la locura, y da paso al tutti orquestal que se despide sacudiendo cuanto encuentra a su paso. Entonces la lluvia de abril aparece socorriendo el ambiente y enmudece el hontanar sinfónico.



El silencio se apodera de nuevo del espacio y la tarde se apacienta, sólo se escucha el monótono ritmo que señalan las gotas del aguaviento mientras el arco iris tiñe el purificado horizonte.




sábado, 11 de abril de 2015

La Higuera

La higuera del tío Familias

"Y tal vez, a la noche, / Cuando  el viento abanique su copa,
Embriagada de gozo le cuente: -¡Hoy a mí me dijeron hermosa!"
(Juana de Ibarbourou -La higuera-)

Los restos de la centenaria higuera en la actualidad.

Fue el símbolo del ubérrimo paraje de El Arrón, centenaria, fértil, admiración de paseantes, acogedor techo contra chaparrones, hogar seguro de los pajaruelos..., allí, a la vera del Camino Verde, por la antigua Senda del Tamaringo, agoniza hoy la higuera del tío Familia.
¡Menudas brevas brotaban de sus descomunales ramalones!

El Camino Verde del Arrón (Años 50).

Cuando las cerezas, frutos efímeros, desaparecen del postrero paisaje primaveral y los sonrojados albaricoques búlidas y las peras sanjuaneras, dan luz y color al entorno, los viandantes del Camino Verde, siempre comentaban admirados: – “¡Ha ‘echao’ brevas como ‘pucheros’, la higuera del tío Familia!..”.

Brevas en pleno sazón.

Después de una mañana de faena, en el punto del merecido respiro, los jornaleros buscaban donde echar un pitillo y allí les esperaba la socorrida sombra del árbol ‘familiar’. Muchas siestas de verano, quién sabe cuántos perderían la inocencia al amparo de aquellos desmesurados ramalones.
El tío Familia recibió este apelativo residiendo en la Tría, ladera oriental del Casco Antiguo ceheginero. Desde aquella atalaya, a la sazón casi despoblada, además de la esplendorosa alborada, se divisaba su antañona huerta presidida por las ancestrales enramadas del sicómoro brevero.


La higuera que quiere renacer.

Por los claros días de junio, igual que las zagalas en flor, la higuera se iba tiñendo de hermosura y sus refulgentes brevas, como oscuras gemas babilónicas, se ofrecían tentadoras a los andarines.
Pero el veterano agricultor no estaba de acuerdo con esa cita que dogmatiza: “La higuera es un árbol bíblico”, y por ende, sus frutos son considerados de todos los hijos de Eva, -según los salteadores de huertos que todavía pululan por las vegas de nuestras sedientas riberas-, y así certifican: -“... de río a río, todo cuanto veo es mío.”-
 Por ello, el viejo labrador acostumbraba a vigilar el tentador árbol, observando a menudo que ávidos intrusos saboreaban sin moderación sus exquisitos frutos. Montado en cólera les llamaba la atención gritando a viva voz: -“¡¡Eh, FAMILIA, que eso tiene amo...!!”-

La higuera solitaria frente al parque.

Desde entonces los vecinos comenzaron a denominarle de esta suerte: Ya está “el Tío Familia” con su tribulaciones…” Pues sí queridos amigos, a la higuera centenaria, le ocurre lo que al olmo viejo hendido por el rayo’ que escribió el poeta bueno: “…con las lluvias de abril y el sol de mayo…”, los postreros brotes le han renacido, sin cuidados y sin mimo, yerma y abandonada, milagrosamente, unas ramas han reverdecido…; allí junto al encantador Parque de Jinés el Ciego, podemos encontrarla, y si nadie lo remedia, pronto dará los últimos ‘suspiros’, fenecerá de languidez, si antes no la decapita alguna indiferente hacha.
Hoy, al cabo de sabe Dios cuántos años, como uno de esos abuelos incombustibles, se resiste a sucumbir al progreso, aunque el progreso la tenga acorralada. Aquél fecundo huerto de frutales se ha convertido en un próspero polígono urbanístico de Cehegín, donde se ha construido un barrio de modernísimos hotelitos.


La Higuera centenaria rodeada de chalets

No estaría del todo mal que un alma sensible, alguien que amara aquella afamada higuera, se atreviera a replantar alguno de sus retoños para perpetuar su especie en esa zona verde. Al cabo de los años nuestros nietos la contemplarían fascinados, recordando a su abuelo que relataba la simple historia de un árbol donde brotaban las más hermosas brevas del contorno y que todo el mundo conocía como La Higuera del Tío Familia’.

Antonio González Noguerol (Motolite)

martes, 7 de abril de 2015

CANTO AL CAFÉ.

Canto al café

«El café ha de ser caliente como el infierno,
 negro como el diablo, puro como un ángel 
y dulce como el amor».


Procedente del África tropical, el café pasó de Etiopía a Arabia, y después los peregrinos, al regreso de La Meca, lo extendieron por el mundo árabe. Muchas leyendas ilustran su origen con la tradición turca cuando asegura que la primera taza de café la ofreció el arcángel San Gabriel a Mahoma, bastante fatigado por sus piadosas vigilias.
Los médicos ingleses, en el siglo XVI lo recomendaban para curar la tisis, la hidropesía, la gota, el escorbuto, la varicela, "pero..., -solían advertir- ...mezclado con leche puede provocar la lepra".
En Francia algunos lo señalaban como un veneno lento. A lo que Voltaire y Fontenelle contestaron: -“Fijaos si es lento que rebasamos los ochenta años tomándolo y aun no nos ha causado ningún daño”-.
Así, poco a poco, el café se introdujo en toda la Europa del siglo XVII y en 1727 llegó al Brasil, propagándose por toda Sudamérica. Sobre el año 1840, su cultivo ya era generalizado en Asia y América.
Para unos, el más eficaz de los venenos, y para otros, un brebaje maravilloso. Según ciertas afirmaciones, con poco rigor científico, el café aumenta la hipertensión, -no menos que el té o los refrescos de cola-, es decir, que estimula el sistema nervioso central. Es sabido que la cafeína se utiliza contra de la migraña. Asimismo potencia el efecto de algunos analgésicos. 
Lo cierto es que esta amarga infusión, diurética, estimulante, y fiel amiga de los noctámbulos y soñadores, es una de las bebidas más consumidas en el mundo.
Mezclado con leche, su fiel camarada, ha aliviado numerosas situaciones: calor contra los crudos días de invierno; ferviente compañero de la lectura y con un chorrito de anís ya es la ‘acabóse’.
Y no digamos las numerosas combinaciones que admite, además de un refrescante granizado para el verano: un ‘Irlandés’ bien caliente, o con ‘bailey’ y cubitos, ron y granos de café, el dulce bombón o la cremosa ‘moka’ hasta un buen carajillo al 30 % de brandy, aplaca cualquier constipación; y si es perfumado con un oloroso anís como el sin igual 'Flor de Murcia', o los conocidos anisados de Ojén o Rute, produce tal placer en la sobremesa que tiene asegurada la perfecta digestión. Y si lo saboreamos como complemento de una exquisita tarta de moka, con el bizcocho calado debidamente con café recién hecho, ya es para morirse, pero de gusto. 

Tarta de moka 'Motolite'

Por tanto, si le gusta a usted el café, no haga caso de los hipocondríacos y deléitese con una gustosa taza de café bien calentito y déjese de precauciones absurdas. Seguro que le sentará estupendamente.
Pero no sólo con lo dicho definimos este caldo amarronado, la palabra ‘café’ también es patronímico del establecimiento expendedor de la oscura bebida que por extensión se refiere a ese lugar y así mismo a las actividades realizadas allí. Igualmente se vincula el café a otros locales como el Music-Hall, Café-concierto, Café Cantante, Charlas-Café y a la literatura, en instituciones como el legendario Café de Chinitaso los madrileños Gijón (refugio de intelectuales magistralmente recreado por Cela en La Colmena’) y el recordado Café Pombo (albergue del gran Gómez de la Serna y sus adláteres), Els Quatre Gatscatalán y los cafés del cante flamenco del ‘Burrero’ y ‘Silverio Franconetti’, guarida del padre del 'duende', don Antonio Chacón, donde la auténtica bandera era la Soleá. 
En la gloriosa época tanguista existía un gran salón denominado Café Nacional de Buenos Aires’, donde se produjeron títulos como El Último Café’ o ‘Café de los Angelitos’. Otras obras musicales plasman la evocación cafetera como Canto de los Cafetales del compositor cubano Catarla o 'El Cafetal' de Ernesto Lecuona. 
Ya lo aseguraba mi tío David: -“Sobrino haz como yo, que llevo ochenta años consumiendo el carajillo de anís, después de comer, y ya me ves…, el mes que entra cumplo 96 años.-“
En el horizonte de la nostalgia ceheginera asoman los viejos cafés, cuna de tertulias decimonónicas, como 'La Patria Chica' pequeño cafetín de la época republicana; el 'Café Lorencio' -antecesor del Bar Sol- donde se fumaba tabaco de bote y se jugaba al billar; 'El Gato Negro' pioneros de cerveza de barril; el 'Café las Maravillas' cobijo de tratantes de ganado;  y el anecdótico 'Cafetín de Macanches', donde los clientes se servían y (algunos) pagaban,… , el 'Café de Juan Antonio', cenáculo taurino, donde el genial Manolete saboreó su oloroso café; el Cafetín del Tío Manolillo, donde según contaba el 'maestro Lupias' murió Manolillo del susto que le ocasionaron los 'Hermanos Iguales’ por no servirles más vino fiado, simulando con una escopeta de caña, le apuntaron y con un estentóreo grito: ¡¡pum..!!, al pobre viejo le sobrevino un colapso y quedó 'tieso'. Pero quizás, el recuerdo más perenne en el jardín de la memoria local, sea la imagen del 'Tío Marchando' en la puerta de su café-bar, mientras giraba la manivela de su viejo infiernillo tostador de aquella extraordinaria mezcla de cafés de Colombia y Brasil, aventando la fragancia por toda la carretera de Murcia desde la Verja hasta la cuesta del Partidor.

Rústico artilugio para tostar café.
Y luego hay que evocar a los socios de la "Peña" y el "Casino de Cehegín", ante sendas tazas de café, copa y puro 'Farias', debatiendo de lo divino y lo humano, siempre bajo la tutela de la vieja enciclopedia Espasa. Cuando sólo quedaba un "culillo" de café en la taza, solicitaban amablemente al camarero: "Por favor, échame una rabotica de coñac en la taza..." - Y cuando se iba agotando la consumición, repetían la faena. En época estival solían confraternizar al uso, con el trasero repantigado en los antañones sillones de mimbre en ambas aceras de la calle Mayor, si pasaba por la calle un amigo, saludaban: "¡Buenas tardes!, qué tal..."- el socio disimulando respondía: -"Ya ves, aquí cafeteando..."- ¡Y ya había despachado tres o cuatro 'rabotas'!
Eran tiempos donde la prisa era una dama desconocida.

Café-tertulia en Salón de los Espejos.

Son viejos recuerdos de la juventud, evocados por Antonio González Noguerol -Motolite-.