Apodos de Cehegín

Diccionario del Noroeste

Recorrido por mi pueblo

jueves, 17 de septiembre de 2015

JUANA RAMOS Y LAS GOLOSINAS.

‘LA JUANARAMOS’, UNA INSTITUCIÓN.

Juana Ramos (hija).
Cehegín como tantos pueblos antiguos disfruta de lugares y personajes peculiares que, a través de los años, han conseguido calar en sus ciudadanos de tal forma que se han convertido en instituciones locales. Rincones iconográficos como ‘El Mesoncico’ o ‘La Fuente de la Verja’; reconocidas fundaciones tan entrañables como el Hospital de la Real Piedad y artesanos como ‘Magritas’ o ‘Mazantine’, y tantos otros artistas…En esta ocasión desearía referirme a uno de esos reconocidos establecimientos: la pequeña tiendecica de golosinas y chucherías de la ‘Juana Ramos’.

Emblemática Fuente de la Verja (A la derecha tienda de Juana Ramos).
Como un flautista de Hamelin o un tentador Dulcamara, portador de peteretes infantiles, así atraía a los críos nuestra cordial protagonista, ofreciendo numerosísimas baratijas y golosinas que hacían las delicias de los innumerables niños que cruzaban por esa concurrida plaza de La Verja.
Durante más de 50 años, desde aquel recoleto rincón, paso obligado entre el ‘Barrio de las Maravillas’ y el ‘Pueblo’, ejerció su ilusionante actividad de afecto y dulcerías para los pequeños cehegineros.

Golosinas de aquellos años.
Por su esquina han transitado todas las manifestaciones locales: desde las procesiones patronales, pasando por los Carnavales, Semana Santa o alguna romería como la de San Isidro, hasta otras relacionadas con la vida político-social. Casi todo cuanto acontece en Cehegín ha cruzado por el exiguo puesto de ‘Juana Ramos’.


Hoy, junto a sus compañeros de fatigas, este entrañable local ha sido confinado en el cofre de las nostalgias a favor de un espectacular edificio de nuevo cuño, que sin duda aporta a la zona una imagen de modernidad.

Edificio donde estuvo Juana-ramos.
Como hace algunos meses ocurrió con la pintoresca caseta del Tío Nevao o con la Higuera del Tío Familias, el progreso ha decapitado el típico chaflán de la Verja.
Y es que el gusto por la demolición hace que incontables monumentos y edificios emblemáticos hayan viajado en un atosigado tren hacia el Macondo del olvido. Como todo en la vida, les va llegando su hora y la implacable picota se encarga de relegarlos a la difusa memoria de quienes vivieron su esplendor y que nunca olvidarán, pese a su humilde configuración, la entrañable misión de aportar ilusiones a los infantes de una época.
Cehegín con su fortaleza de treinta y dos altos torreones abrazando aquel soberbio castillo que los inhumanos picos, ayudados por los vientos y el agua, consiguieron hacer desaparecer, dejando sólo algunas huellas de su inexpugnable muralla.

Atardecer con cruz iluminada.
Begastri, ciudad ibera y tardo-romano-visigótica, -cobijo de la arcaica Cruz Monogramática Paleocristiana-, (famosa después de su protagonismo, hace unos años, en la magna exposición "Huellas", en la Catedral Murciana- es otro paradigma de destrucción masiva; la Ermita de San Sebastián, ruinas situadas extramuros de la ciudad, -asolada según cuentan por los invasores franceses en la Guerra de la Independencia-; o la enigmática ciudad de Alquipir en el maravilloso Valle del Paraíso junto al alto Quípar.  Auténticos yacimientos para los historiadores.

Acueducto del Valle del Paraíso.
Junto a estos megalíticos monumentos, inmortalizamos en la memoria a la modesta tienda de golosinas de ‘Juana Ramos’, por fin, en el baúl de los dulces recuerdos de toda una etapa de los infantes cehegineros.

Antonio González Noguerol

miércoles, 16 de septiembre de 2015

TEATRO ALFARO -I-

 TEATRO ALFARO.

En 1918 nacía el Salón Benavente, —años después reconvertido en el Teatro Alfaro— construido por un grupo de aficionados; tenía capacidad para 300 espectadores pero el escenario resultaba, al parecer, pequeño e incómodo. 
En el periódico EL PATRONATO se publicó la siguiente crónica de este acontecimiento: 25 julio  1927 .- La atención pública de Cehegín ha estado pendiente de un fausto acontecimiento: la inauguración del Teatro Alfaro de Cehegín. Sería injusto negar el aplauso al popular comerciante, Fernando Alfaro Rivas, que no ha parado en gastos para dotar a esta ciudad de un local de esta categoría”. “Un Teatro es una ‘Escuela de costumbres’, y no es secreto que en toda escuela pueden ocurrir dos cosas: Que lo que se enseña sea bueno o sea malo... /….se abandonó la costumbre de tomar café sólo o leche sola… /Estamos en tiempos de transigencia y por eso se toma café con leche. Por eso los profesores de costumbres procuran que la mezcla resulte agradable. Un ejemplo son dos de las obras representadas con motivo de la inauguración del Teatro”. 
“Así vemos en «Las Mujeres de Lacuesta», el inicio con un opíparo banquete en un ambiente de encantador optimismo, ¿Quién no se siente risueño después de un hartazgo? Así es esta humorada, donde un usurero se llama D. Generoso y así, un tabernero se llama Elvino Aguado. El estornudo sirve de motivo en una canción que se elogia un objeto tan necesario como es el abanico; pero no uno normal, sino un abanico gigante, y canta: «la mujer que es coqueta tras él se esconde», y una de dos o el abanico es muy grande, o la mujer coqueta es muy pequeña”. “Las alegrías del Carnaval culminan en la fiacolatta porque «hace alejar el dolor». … siempre que a un amigo le duelan las muelas, el remedio es muy agradable y muy eficaz”. “Y luego se muestra El Charlestón. En él se muestran notas de todas clases, de persona, de lugar, de medio, y así sabemos que el autor es Charlot, que lo lanzó en Boston, y que se toca solo con saxofón”. 
Como vemos no faltaba retórica en las reseñas del aquellos años.

Compañía de Narciso Ibáñez

Sólo el Alfaro rompió esta tónica poniendo en escena, en enero de 1929, una serie de juguetes cómicos a cargo de la Juventud Antoniana. A comienzos de marzo de 1929 debutó en el mismo coliseo la compañía cómico-dramática de Manolita Ruíz con "Pepa Doncel" y se anunciaban como futuros estrenos: 'Condesa María', 'Un millón' y 'Tres rosas en tres rosales'.


En verano de aquel mismo año la Compañía Luis Calvo, con el barítono Marcos Redondo en sus filas actuó en este coliseo.
También ofrecería su local para los juegos florales o la elección de Miss Cehegín de 1934, ocasión en la que salió elegida Natividad García Carrasco. En febrero, días del Carnaval de ese año, se presentaba en el Teatro Alfaro la comparsa "Violetas Imperiales" pero además se pusieron en escena dos dramas y se cantaron jotas. Posteriormente pasaron a Caravaca. 
En 1936 la Compañía Socorro Rojo Internacional puso en escena la obra "Un alto en el camino".
Situado en la barriada "El Cabezo" en pleno Casco Antiguo, en la placeta que lleva su nombre: En aquel añorado teatro Alfaro se produjeron numerosísimas anécdotas, propias de aquellos años libertarios y retozones en plena república. Así se estrenó una obra titulada “Sólo para hombres”, donde, según la publicidad, por cierto tan explícita que toda la juventud masculina andaba "desandarea", y es que las coristas aparecían como Eva en el paraíso, antes de morder la voluptuosa manzana.
Sólo la señora de Alfaro pudo asistir desde un palco…
Y comenzó la revista, naturalmente no se produjo el destape inmediatamente, y poco a poco el pataleo crecía, sobre todo desde la ‘torraera’ donde un tipo llamado ‘el Yerbuza’ gritaba desesperado: «¡Que lo enseñen de una vez…!». Ante tal griterío apareció en escena un florido presentador, y se dirigió al ‘respetable’: «Señores, tengan paciencia, que van a enseñarlo ¡todo..., todo...! ».
Con la gente ya calmada se reinició el espectáculo en el que seis bailarinas ataviadas con sendos mantones de Manila danzaban desenfrenadas una especie de “Can-Can”. El público enfervorizado empezó a rugir, y en aquel momento en una de las cabriolas, las seis chicas se despojaron de los mantones, quedándose como sus madres las trajo al mundo. Un espectador enardecido se abalanzó como un energúmeno hasta el escenario con la intención de abrazar a una de las danzantes… Gritos, corridas, otros espectadores también, subían desaforados al escenario y la policía dando mamporros a diestro y siniestro. Finalmente, como era de esperar se suspendió la función.
Otro evento tuvo ocasión en el estreno de Don Juan Tenorio Tocólogo: obrita de José María López Barberán, publicada en los años veinte: cuenta una hilarante parodia ocurrida en Cehegín, con una serie de aventuras concebidas en el casino, donde se reunían todas las tardes los típicos jóvenes ociosos, y allí se gestó la representación del Tenorio de Zorrilla, capitaneados por el médico don Miguel Mas, recién llegado al pueblo. Los jóvenes se repartieron los papeles: el de don Juan sería para el médico y los demás espadachines y sirvientes para el resto de ‘actores’, pero surgió un problema: ninguna señorita ‘bien nacida’ del pueblo quiso hacer de Doña Inés y resto de féminas, lo cual dio lugar a contratar algunas cómicas de Murcia para los roles femeninos con el consiguiente escándalo en los corrillos locales: “Han traído unas fulanitas de la capital..., ¡¡Adónde vamos a llegar…!!”  
Después de exhaustivos ensayos y situaciones divertidas, por fin se produjo el estreno en el Alfaro con la consiguiente expectación.
En el clímax de la función, Frasquito el Afilaor reclamó con urgencia al médico partero –que interpretaba a don Juan- (quien asistía a su mujer durante su embarazo, y que ya estaba de parto), entre bastidores el atribulado Frasquito gesticulaba: -“doctor que viene ya el bebé…” – pero don Miguel (tenorio) seguía con el drama: -“¡Cuán gritan esos malditos…, mas me tienen ya tan harto, que esa mujer que tengo de parto, va a pagar caro sus gritos...”- y el inminente padre, ya irritado, insistía tocándose el vientre: -“señor doctor, por favor…, mi mujer, ya…”- y el Tenorio le miraba calmándolo con señas: “¡Espera hombre, tranquilo…”- 

Escena cuando aparece Frasquito con la faca.

Frasquito, ya desesperado, sacó una tremenda faca y la enarboló amenazante. En ese momento, don Juan comenzaba emocionado la célebre escena del sofá e improvisando un ripio recitó algo así: “¿No es verdad ángel de amor / que en esta apartada orilla  / va a romperme una costilla / Frasquito el Afilaor…?”

Escena del sofá
Otra recordada anécdota: En otra función de aficionados se representaba el Tenorio, (esta vez el original). Después de estoquear a don Luis y compañía, salta por el balcón e invoca: “Clamé al cielo y no me oyó. / mas, si sus puertas me cierra, / de mis pasos en la Tierra / responda el cielo, no yo”. Y ya no volvió a escena, Inés lo esperaba entre bambalinas y ambos tenían dispuesto un coche de punto para trasladarlos a los Baños de Mula, mientras el público desesperado, aguardaba el siguiente acto. doña Inés era Lola Lemos, hermana de Carlos Lemos, y el Tenorio, Pepe Artero "el de la Vía.” Naturalmente luego ambos se casaron "de verdad".
Y es que aquella tacita de oro de teatro, daba para mucho en aquellos felices años 20 y 30 del siglo XX.
Tiempo después se representaban numerosas zarzuelas, operetas y revistas, como Molinos de Viento, Cádiz, Las Leandras o Las Castigadoras, y no digamos del llamado “género ínfimo”, se sucedieron muchas historietas en aquel entrañable teatro que harían interminable este escrito.


Aficionados actores locales
Aparte compañías de aficionados locales, encabezadas por doña Antonia Musso, ilustre mecenas de la cultura ceheginera, que montaron numerosas funciones.
También acudían cómicos profesionales que incluso solían establecerse en la localidad y según contaban nuestros progenitores, llegaron hasta sembrar patatas y otras hortalizas para sustentarse en los meses precarios. Se reforzaban con músicos locales como Jesús el Pavo, Jesús López, el maestro Ventura, Antonio Medina, Antonio Noguerol y otros notables intérpretes.
Ya en la posguerra, se sucedieron numerosas funciones de todos los géneros (teatro, zarzuela, comedias, revistas, etc.) y actuaciones de numerosos aficionados como el recordado Orfeón Ceheginero.

Orfeón Ceheginero años 60

Y llegó la época del CINE ALFARO DE INVIERNO, pero esta es otra historia que narraremos más adelante.


jueves, 10 de septiembre de 2015

AÑOS MARAVILLENSES

AÑO 2000, 275 AÑOS MARAVILLENSES.

(Artículo que publiqué en la revista con motivo del 275 aniversario de la llegada de Nuestra Señora la Virgen de las Maravillas al pueblo de Cehegín).

Antiguo retrato de la Virgen.

“…hasta la rosas afloran al paso de la Virgen…”

Maravillosa, es obvio que de ahí su nombre, la imagen que cruzó el diáfano Mediterráneo desde Nápoles hasta las costas cartageneras. Maravillosa asimismo, la fascinación que despertó desde el primer momento a todos los afortunados que la contemplaron en su periplo hasta nuestro terruño, y no digamos cuando por fin se erigió en Madre de los cehegineros, prendados de aquel gesto sublime que irradia de sus celestiales rasgos. 
Maravillas, así la denominó el franciscano P. Moreno deslumbrado ante tanto primor, y así apareció titulada prodigiosamente, varias veces, de la mano inocente de un niño, después de sortear con insistencia diversos nombres.
Se cuenta que *Nicola Fumo (o “Fiumo”), cuando esculpió la genial obra, quedó dormido, cansado por el esfuerzo de plasmar su proyecto y fue en ese momento cuando una mano divina determinó el incomparable rostro virginal.
(*Ignoramos si el apellido “FUMO”, se pronunciaría en italiano “FIUMO”, supongo que de ahí esas dudas sobre el auténtico nombre.) 
Para expresar el ceheginerismo se suele afirmar: ‘Eres más ceheginero que la Cuesta del Parador’. De igual forma, para ponderar la gracia de las mozas cehegineras se dice: Eres casi tan guapa como la Virgen de las Maravillas’. 

Nuestra Señora de las Maravillas.
Cehegín es una continua cita a su Virgen rubia, no existe recóndito rincón ni espacioso lugar que no evoque la presencia de la Señora: el Puente de la Virgen; el Barranco de la Virgen; la Cuesta de las Maravillas; la Fuente de las Maravillas; la Fuente de la Virgen (Jardín del Convento) ; el Barrio de las Maravillas; la Bodeguica; la Esquina de la Virgen; ...  Incluso aquel eslogan de hace años, olvidado no sé por qué: ‘Ciudad de las Maravillas’.  Y naturalmente su entronización, no sólo en los distintos estamentos, sino en todos los hogares cehegineros.

Azulejo y placa conmemorativa de la Patrona en la Bodeguica.

Hasta las rosas afloran por amor a la Virgen. –‘Eres flor de dulzura en los dolores,...’ – canta el himno.  Porque ¿no han observado qué vergel se está desarrollando a las orillas del Argos? Desde allí en el otero que domina Canara, recibimos el halo de la antigua patrona: la milagrosa Virgen de la Peña, que prestó su ancestral patronímico a la Soberana Trigueña. 
Según cuentan, también existe una zona de Burete, cerca de donde pasó aquella clara noche de julio la imagen napolitana camino de Cehegín, que brotan misteriosos rosales. Será por eso que la rosa es la más fragante de las flores.

Ramillete de rosas de la ofrenda a la Virgen.

Estrella refulgente... –así empezaba el villancico que entonaba solemnemente un cuarteto vocal en los descansos de la procesión patronal- ...Madre, Madre maravillosa, Madre sin igual..., nuestras almas se merecen un tremendo castigo mas estando siempre contigo nadie puede peligrar...”
Evidentemente la trascendental conmemoración de la llegada maravillense a nuestro pueblo eclipsa las otras efemérides: las coronaciones de los años 1925 y 1950; 75 y 50 aniversario. No por ello hemos de postergarlas pues estamos ante una singular Reina dos veces coronada, como refirió con acierto nuestro entrañable académico Alcázar de Iranzo. Singular distinción, con el privilegio de serlo junto al Niño Jesús, nimbado con los rayos simbólicos de las Tres Potencias. 
Difícil es entusiasmar a las gentes de Cehegín, pueblo de carácter displicente e introvertido para ciertas cuestiones, pero tratándose de su Amada Señora, “… sol radiante que en el cielo brilla …, es proverbial la metamorfosis que experimenta. Los vecinos se lanzan a la calle y todos a una, como el mito de Fuenteovejuna, abrazan a su Virgen acompañándola casi en volandas mientras dura la manifestación. Así se ha constatado de nuevo estos días de procesiones, a la luz del día, por los distintos itinerarios y en las visitas a los templos de la ciudad. Cehegín necesitaba la presencia en la calle de su Madre Maravillosa. Si somos sinceros, andaba menesteroso de su Virgen y hemos de reconocer que estas salidas han actuado de revulsivo maravillense. Hoy el pueblo conoce mucho más de su Patrona que hace unos meses.

Virgen sin corona (Belleza). -Foto Ricardo López.

Aun más cuando ha quedado patente que la imaginería barroca luce extraordinariamente a la luz del sol. Bien es sabido que para llegar a la Virgen no es necesario investirse de blasones, ni oropeles, con destellantes fanales.

La Virgen a la luz del día.
Ella ya los posee sobradamente, Ella es poesía, luz, humanidad, sencillez. Su donaire es suficiente para encandilar a cualquiera que la admire: “...y quien no lo crea… –como escribe el poeta Fermín María- que venga a Cehegín y lo vea...”

Llegada de la Virgen a la Parroquia Mayor. (2015). -foto A. González-

Existen innumerables poblaciones que aman a la Virgen, por algo se dice de nuestro país que es la tierra de María. Desde luego que la honrarán igual, pero no más que las gentes de nuestra tierra adoran a su Madre Santísima de las Maravillas.  
¡¡Felices Fiestas!!

Antonio González Noguerol  - julio de 2000