Apodos de Cehegín

Diccionario del Noroeste

Recorrido por mi pueblo

sábado, 24 de diciembre de 2016

La Cueva de la Encantada

LA CUEVA DE LA "ENCANTÁ"

"El hombre es una criatura que camina por dos mundos y deja sus huellas en las paredes de su cueva de las maravillas y las experiencias de su peregrinación espiritual."

Torre del Pozo o Ladrón de Aguas (Encima de la Cueva de la Encantada)

La llamada Torre del Ladrón de Agua, uno de los torreones de la antigua fortaleza amurallada ceheginera, situada en el Barrio del Puntarrón o del Pozo y debajo del Alcázar del castillo ceheginense. Está situada tras la cuesta de la Iglesia Mayor de Santa María Magdalena. En esa torre, hoy restaurada, se encuentra la misteriosa 'Cueva de la Encantada' –o "Encantá"- así como el pozo que presumiblemente llegaba hasta el lecho del Argos y de donde se sustentaba de agua la villa cuando estaba amenazada por los asedios de las guerrillas de Taifas. Según datos del arquitecto Francisco Sola: "A pesar de que los datos iniciales hacían sospechar de la existencia de un pozo de abasteciendo de agua, establecimos que el origen del topónimo de la torre como “Ladrón de Aguas” venía dado por la existencia de un aljibe. Este se nutría tanto de escorrentías de pluviales (era el punto más bajo de la fortaleza) como de la elevación mediante medios mecánicos del agua que discurre por la “Acequia del Campo”. Esta acequia, que discurre a los pies de la torre, tiene un origen histórico de riegos de herencia musulmana y parte de un azud sobre el río argos situado cuatro kilómetros más arriba. La torre data del siglo XI y coincide con la ocupación almohade de las tierras del Levante español. Tras la reconquista cristiana a mediados del  siglo  XII, la torre sigue formando parte del recinto amurallado hasta el XVI, pasa por las manos de la orden del Temple y la de la orden de Santiago. A esta última corresponde los documentos denominados “Visitaciones”. 
En esa cueva de medianas dimensiones, muchos chicos cehegineros hemos jugado al 'escondite' y a las 'manos arriba', se forjó con los años una invención urbana que ha pasado de padres a hijos.
Cuenta esa leyenda que fue encontrada dentro de la cueva una mujer de extremada delgadez y enferma de tétanos, en un estado de rigidez exagerada —del "Mal Tieso" como decíamos antaño por aquí— aunque aún viva y semiconsciente…, las creencias supersticiosas de la época, atribuyeron que su estado de agarrotamiento era debido a un encantamiento producido por una maléfica hechicera del barrio del Cubo que le suministró un bebedizo para originarle un aborto.

Cueva de la Encantá -foto antigua-

Hay otra versión, quizás más generalizada y divulgada en numerosas latitudes, y es la historia de una hermosa princesa árabe que bajaba a la cueva cada noche para encontrarse con su fiel enamorado, un joven galán cristiano. En los claroscuros del estío, solían bañarse juntos en las cristalinas aguas del río Argos, donde después reposaban abrazados hasta altas horas de la madrugada, entre los cañaverales, a la luz de la luna llena a la que invocaban que les permitiera ceñirse así eternamente.

Vista Casco Antiguo (desde Cabezo Mina Carlota)

NOTA: Algunos datos consultados en diversas publicaciones, y de la tradición oral. Fotos de div. publicaciones.

lunes, 28 de noviembre de 2016

IMPROMPTU NAVIDEÑO (Cuentecillo)

IMPROMPTU NAVIDEÑO.

Cehegín nocturno.
Cuando se acerca la Navidad nos abordan los tópicos de siempre: las comidas de empresa donde se olvidan por unas horas los protocolos y las espantables jerarquías; nos desarreglan el cuerpo visitando los ‘cortingleses’ para elegir los regalos que demanda la sociedad de consumo; nos enfrentamos con espíritu pantagruélico a las panzadas de comer; bostezamos solemnemente con unas fiestas donde todo gira en torno al consumismo más deleznable y nos olvidamos realmente de disfrutar de la esencia de la Navidad.
Y es que sin un dios en quien creer, los hombres necesitan creerse dioses para fabricarse su propia inmortalidad y por eso se observan tantas ridículas bufonadas de los poderosos.
Pese a todo lo dicho, uno aún cree en las utopías y cuando se acercan estas hermosas fechas, disfruta con los entrañables villancicos, con las luces navideñas, y cómo no, también con una agradable copa en compañía de la familia y los amigos. 
Pero sobre todo desearía un toque de ingenuidad infantil en esta sociedad desengañada y escéptica.
Como vamos peinando canas —según dicen, es ley de vida— parece que vuelven muchos recuerdos de la niñez, tan vívidamente como si hubiesen ocurrido ayer. Y nos vienen a la memoria muchas anécdotas como la que les voy a relatar a propósito de las comedias que tanto predicamento tenían antaño en los colegios y que se representaban en vísperas navideñas.



Les cuento:
Aquel niño grandullón y torpón, de cándida mentalidad, siempre dispuesto a ayudar a los demás, sobre todo a los más pequeños, lo que realmente quería representar era a un pastor que tocaba la flauta, pero la profesora le confió un papel más importante: debía ser el posadero que, según la historia, con voz desagradable, le negaba el albergue a María y José.
Acudieron aquel día a la función, como es preceptivo, todos los familiares y amigos. Al fin y al cabo era el acontecimiento anual de la escuela y todos los niños y niñas se disfrazaban de pastores, la Sagrada Familia, los Reyes Magos con sus doradas coronas y relucientes turbantes, emocionados por la magia de aquella función navideña, sobre todo nuestro robusto héroe, el posadero” …«…
La representación transcurrió como estaba previsto. Por fin llegó la escena en que María, de la mano amorosa de José, se aproxima con paso lento al umbral de la posada y llama con energía a la recia puerta de madera: —Qué queréis…— dijo el posadero con voz grave abriendo la cancela —“Buscamos alojamiento…— pidió José con voz lastimera —-Pues búscalo en otro sitio, la posada está llena...”— contestó el posadero con gesto huraño —Señor, ya hemos pedido en vano que nos acojan en otros lugares. Estamos muy cansados y mi mujer está a punto de dar a luz...”— El posadero pareció ablandarse y miró largamente a María…, hubo un largo silencio y el público empezó a impacientarse.



No, ¡marchaos!”— susurró el apuntador desde las bambalinas y el posadero repitió con voz apagada y poco contundente: —No..., ¡marchaos...!— José y su esposa, como mandaba el texto, comenzaron a alejarse tristemente, pero el posadero, tal como tenía ensayado, no regresó a la posada a seguir durmiendo, sino miró a los desconsolados viajeros y sus ojos se llenaron de lágrimas muy amargas. 
Entonces ocurrió algo sorprendente y diferente a las anteriores representaciones. Saliéndose del guión preestablecido, el niño-posadero gritó con todas sus fuerzas: —“¡No te vayas, José! Trae a María…, y no preocuparos…”— y agregó con el rostro iluminado por una cálida sonrisa: —Podéis quedaros en mi habitación…"
Aquel generoso zagal no pudo reprimir sus sentimientos y, saliéndose del guión, estropeó la función cambiando el triste final por uno realmente feliz, donde puso de manifiesto la solidaridad que escaseaba en aquella época y que sigue faltando en la actualidad.
Los espectadores jamás olvidarían lo que nunca sucedió, pero que pudo haber ocurrido si los seres humanos fuésemos realmente eso, seres humanos.


Así cobraría toda su auténtica dimensión la guitarra y la zambomba, el anís y los turrones y las danzas y los festejos.
Felices navidades.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

RELATIVISMO

RELATIVISMO ¿Cuestión de conciencia?

“Si preguntáis a la Filosofía de qué materia es el cielo y el sol, ¿Qué os responderá ella sino de hierro o, con Anaxágoras, de piedra o tal estofa, según nuestra costumbre?”


Parece que para ciertas gentes el relativismo es una especie de veneno que se introduce en la sociedad como si fuese una pandemia procedente del demonio. Dicen que todo es blanco o es negro, que no existen los matices, están obcecados en la teoría maniquea del bien y el mal, cuando es evidente que el Creador hizo todo como el arco Iris. Todo es relativo, ya lo asevera el famoso axioma metafórico conocido como Ley Campoamor: “En este mundo ‘traidor’ nada es verdad ni mentira, todo es según del color por el cristal donde se mira.” el cual supone una pesimista pero bella manera de expresar, y admitir, que nada vale la pena, que ningún valor es inmutable, y que inevitablemente impera el subjetivismo, la arbitrariedad, y el relativismo, en todas las facetas de nuestro mundo (por ello, lo de ‘traidor’, según el poeta). 
Aunque hablando de relativismo, es obvio que no es lo mismo relativismo que subjetivismo, éste afirma que el conocimiento sólo es posible de manera limitada, mientras que el relativismo considera la influencia del medio, del espíritu, del tiempo, de la pertenencia a un determinado círculo cultural o clase social, y los factores determinantes contenidos en ellos. El relativismo cognitivo sostiene que no existen verdades absolutas y asegura que cada persona tiene diferentes perspectivas. Es frecuente que los defensores de este relativismo razonen que, puesto que cada cual "tiene su verdad”, cada afirmación moral depende de convenciones de las personas de esa cultura, y no puede ser cuestionada.
Oswald Spengler así mismo escribió: “Toda cultura tiene su propio criterio, en el cual comienza y termina su validez. No existe moral universal de ninguna naturaleza” 
Algunos fanáticos dogmatizan lo contrario, se empeñan en que no hay medias tintas o se está con sus postulados o en contra. De esta forma se han perpetrado las más grandes brutalidades de la Humanidad. La Historia es testigo, y no sólo actitudes cesaristas como en tiempos de Roma, sino aún más cercanas, Napoleón o el gran megalómano criminal nazi y otros innombrables caudillos menores; aunque no olvidemos que también en situaciones democráticas se producen talantes dictatoriales y autoritarios.


Se podrían plantear innumerables preguntas que nos demuestran que casi todo es movible, hasta las estrellas: por ejemplo, no hay contradicción más honda que la que media entre la muerte de inanición y la muerte heroica. En estos casos el hombre muere de algo, no por algo. 
No seré yo, pues, quien aventure cuál es la posición razonable. Pero me parece que, fuera la que fuese, no la habría abrazado de una forma extrema, ni sin ver las razones de las demás. 
Como aseveraba Montaigne: “Más de una vez, me he dedicado con mucho gusto, como ejercicio y distracción, a defender una opinión contraria a la mía, y la inteligencia, aplicándose a ella y volviéndose hacia esa parte, se me adhiere hasta tal punto que dejo de ver la razón de mi opinión anterior y me aparto de ella”. Quizá nos convendría a todos seguir su ejemplo de vez en cuando. Aunque sólo sea para comprender mejor las razones de los que no piensan como nosotros, que también las tienen. 
Todo es cuestión de sentido común, pero hay que afirmar, como así lo aseveraba cierto personaje, que: "El sentido común es el menos común de los sentidos..."


Por todo lo dicho cuando se habla de la “Verdad”, en realidad ¿de qué verdad hablamos?, ¿de la tuya o de la mía…? Como diría el viejo poeta: "¿mi verdad o tu verdad…?- ¡No!, 'la Verdad', la tuya (o la mía), ¡guárdatela!..."

sábado, 5 de noviembre de 2016

TÚ O USTED?

¿TÚ O USTED? (Con todo el humor)


El otro día me explicaba un amigo, bastante sabio, un pensamiento peregrino, pues ya sabemos que los sabios no son esas personas con grandes carreras o esos políticos puestos en las listas para llenar los escaños, ni siquiera algunos jerarcas de cuyas inclinaciones nos libre Dios. Los verdaderos versados son gentes que piensan y discurren ideas que nadie ha sospechado jamás. 
Mi compadre argüía: -«¿Por qué siempre hablamos de “tú” a los dioses y demás entes…? »- Y seguía…. -«¿has intentado alguna vez tratarlos de usted…? Por ejemplo: Señor escúcheme usted mi problema… virgencica alívieme usted mi dolor… o san Antonio búsqueme usted una novia…»— según ratifica mi amigo, normalmente les tuteamos porque parece como si nos inspirasen mucha más confianza, y seguía diciendo: -«En cambio no me veo tuteando a Benedicto XVI. ¿Cómo decirle?: Oye Papa, a ver si vienes otra vez a España, que te queremos mucho…»- sin embargo parece que pega más tutear al castizo Papa Francisco que nos ha llovido del cielo: -«¡Qué grande eres Paco, sigue así y métele mano a tanto sarraceno como tienes alrededor…»-


Pensándolo bien, es cierto la reflexión de mi amigo, si no, fijémonos en la publicidad subliminal. ¿Cómo se atreven a tutearnos con esa prosopopeya y agresividad? —«¿Aún no has probado el Artibia…? Pues eres de los pocos…, ¡es genial para que desocupes cada día…!” — Otros nos aconsejan: - "¡Póntenlo, o pónselo…!"  — Y digo yo, ¿quién le dio a usted permiso para tal confianza? ¡Por favor…!  
Según dicen, aquí el único que tiene patente de corso para tutear es S.M. el Rey. Aunque recuerdo un personaje del Mesoncico: el tío Piadao, que acostumbraba a dirigirse de este tenor: "OIGA USTED, TÚ..."-
Se imaginan dirigiéndonos a Rajoy: -“Oye Mariano ¿Cuántos recortes crees que faltan para finalizar la crisis…?”- En cambio fíjense, con el Sr. Aznar no hay dudas, lo veo con más sentido del humor: “Oye, Josemarí, ¿cómo te va con la Botella…?”

Anda que en fútbol, no sé si le diría a Luisenrique, “oiga usted don Lucho— ¿Cuántos le van a meter ustedes al Madrid…?” O a Ronaldo —el del real Madrid— “¿Disculpe usted señor Cristiano, cree que superará al Sr. Messi en goles…?”  —a propósito, ¿le recortarán también el sueldo a estos dos ases del balompié?—
En nuestra época de estudiantes era inaceptable decirle al maestro: -“Don Salvador, me das permiso para ir a hacer pis…”-. O preguntarle a don Antonio: - “Oye maestro me dejas irme ya, que estoy cansado…” Además de que con la 'mala tea' que tenían entonces casi todos los docentes, lo más fácil es que te llevaras sendos palmetazos o como poco una 'chibarra rascaburras'.

Lo cierto es que no podemos generalizar. Es así nuestro idioma. Os imagináis -perdón por el tuteo- decirle a nuestra cónyuge:- “Oiga usted cariño, ¿que le parece si fuésemos al cine?”-. O si tratásemos de esta suerte a los hijos: -«Escúcheme usted nene, como haga usted esa travesura otra vez le voy a dar una macoca que se va usted a enterar»-. En cambio en ciertas latitudes de Sudamérica sí que se produce este raro vocabulario.

Divinidades romanas.
Generalmente, tratamos de tú a los que nos merecen más confianza y esperamos más cariño, y así mismo a las divinidades que prometen mejor vida en el más allá: Cómo dirigirnos a los dioses de la antigüedad con hierático respeto: -«Dígame usted Zeus…. ¿Oiga Júpiter, cómo es la otra vida?…»- o a los sabios griegos o romanos: —«Hágame usted el favor Aristóteles…, atiéndame Petronio ¿sigue teniendo tan mal oído Nerón...?»  Sin duda, sería chocante. La verdad es que el tema da para bastante debate, y aun así no nos aclararíamos, como me pasa a mí, que he montado un galimatías y no hay quien lo deslíe.  


miércoles, 19 de octubre de 2016

BOTICA PARA EL RECUERDO

BOTICA PARA EL RECUERDO

(La Casona de las Boticarias)

Escudo heráldico de la casona.

A lo largo del siglo XX, en  nuestra villa se han establecido numerosas boticas con competentes profesionales del fármaco, como suele decirse “Aquí hay de todo, como en botica”, cuando en determinado lugar, no falta nada de lo necesario o se presume que reúne todos los productos o remedios que pueden ser ofertados. La frase, procede del siglo XVI, cuando el Imperio español dominaba el mundo, por lo que las boticas del país estaban bien surtidas de todos los medicamentos y remedios curativos naturales conocidos en aquellos tiempos.
Y es que hay de todo en este 'valle de lágrimas', boticarios serios y formales y otros no tanto que, como el de la Verbena de la Paloma, don Hilarión, también gustaban de flirtear con las hijas de Eva, aunque ¿a quién no le gustan las hijas de nuestros primeros padres? Pero dejemos las bromas y centrémonos en el tema. Naturalmente, aparte de estos naturalistas y curanderos, nada más alejado de los profesionales de la medicina…, en las antiguas boticas, (que hoy llamamos farmacias y algunos el novedoso "oficina de farmacia"), solía haber una oferta relativamente abundante de los remedios que un enfermo necesitaba para curarse.
Pero centrémonos en Cehegín donde han pasado numerosos licenciados en farmacia, artífices de la fórmula magistral. En el número 20 de la calle Mayor de Cehegín, se ubicó una botica, que ya no ejerce como tal, está cerrada mucho tiempo y no es posible verla, o al menos es difícil. Esta mansión, data de los siglos XVII y XVIII y en la fachada a la calle Mayor campea un curioso y original escudo de la familia "Álvarez", según la citada placa. 


"La Casa de las Boticarias", realmente perteneció a don Alonso de Góngora, y sus descendientes la vendieron en 1864 a don Frey Cayo Ortega y Muñoz, de la Orden de Santiago, cura párroco de la Iglesia Mayor de Santa María Magdalena, quien la adquirió para su residencia y la de su querido sobrino Telesforo Ortega Rivas, criado a la sombra del clerigo. Tiene la casona un claustro, o lo que las propietarias llamaban "Corredor" con aljibe, en cuya carrucha se observa las iniciales "A.G." (suponemos que hacen referencia a don Alonso Góngora), abierto a las tres plantas del edificio con acceso a las habitaciones o celdas, que posibilita a lo que alude la placa: "que pudo ser habitado por las Monjas de la Concepción". Otro detalle que no pasa desapercibido en la antiguas fotos son los pequeños cuadros con imágenes del Vía Crucis, señal que indica su posible uso piadoso. 
Y es que los numerosos escudos heráldicos de las casas-palacio cehegineras son un verdadero laberinto, pues, salvo los más conocidos, todo está por desentrañar y es debido al ocaso de tantas familias y a las transmisiones de fincas urbanas. 
Don Telesforo estudió Farmacia, y en 1878 estableció su primera "botica" en la calle de La Unión, trasladándose después a la calle Mayor en uno de los bajos de la citada mansión. Casó con doña Emilia Lorencio y Clemente, perteneciente a una de las prestigiosas familias de la localidad. Don Telesforo fue farmacéutico municipal y protector del venerable Hospital de la Real Piedad. 


De aquel matrimonio nacieron cuatro hijas –cuatro hermanitas, como en los libros de cuento-: Teresa, Pepa y las dos gemelas Carmen y Emilia, y un varón, "don Paco Ortega Lorencio", que también fue farmacéutico. Cuando falleció don Telesforo, el joven boticario se instaló por su cuenta, según dicen, cerca de la Cuesta del Parador y la viuda e hijas continuaron regentando la botica a modo de droguería o parafarmacia, con muchas de las fórmulas magistrales creadas por el padre; a partir de entonces las señoritas de Ortega Lorencio ya serían conocidas para siempre como: "las Boticarias".

Estado actual de la Botica.
Como decimos, está cerrada desde los años sesenta del pasado siglo XX, porque todo cambia y vivimos otros tiempos en los que las pomadas y alquimias de antaño son sustituidas por las drogas que nos suministran a diario las multinacionales farmacéuticas para hacernos la vida placentera. 


Las Boticarias elaboraban un ungüento en pomada, (bálsamo terapéutico y milagrosa panacea), envasado en unas preciosas cajitas de palma, lo mismo se utilizaba para los quemados que para el cutis, igual para aliviar un picazo que para suavizar una llaguita entre las ingles de los bebés o la pupa del mozo travieso. Don Francisco Ortega Lorencio, hermano de aquellas populares drogueras, aseguran que fue el creador de aquella pomada.


Foto antigua del claustro conventual.

(UN ANTES Y UN DESPUÉS)

Estado ruinoso en la actualidad. 

Se cuenta que en aquel antiguo caserón…, o como era conocido por nuestros mayores: la casa de doña Emilia, o también de “Las Telesforas”, evocando a su padre el arcaico boticario don Telesforo Ortega, como digo, cuentan que poseía una biblioteca procedente del antiguo convento, que fue aquel recoleto edificio, retiro de monjas, con libros que contenían vetustas fórmulas magistrales de ungüentos para todas las curaciones.
 
(Foto, hermanas gemelas, de comunión y de nazarenas)

Me contaba Abraham Ruiz, mi querido amigo y cronista oficial, en aquellas tardes apacibles del estío ceheginero, entre otras anécdotas, estas dos referidas a esta distinguida y original familia: -una mañana penetra en "la botica" una mozuela y le espeta al farmacéutico don Telesforo: - "... dice mi madre que si tiene Vd. 'espíritu de contradicción'..."-,  el licenciado respondió socarrón: "... Pepica, dile a tu madre que baje, que preguntan por ella..." La otra anécdota, es esta: - Por los años 1930 vinieron los misioneros a Cehegín, y en una primera reunión acordaron con las señoras constituir grupos de trabajo en varias viviendas y al sugerir ofrecimientos, las cuatro hermanas contestaron al unísono: -"En mi corredor... - En mi corredor... - En mi corredor... - En mi corredor... -" y el misionero, preguntó por las características de 'aquellos corredores' ... que eran sólo uno. Doña Emilia falleció centenaria, cuidada y mimada por aquellas hijas ejemplares, dotadas de gran carácter, poco agraciadas físicamente, muy listas, y que siempre hablaban las cuatro a la vez, lo que causaba tanta gracia a los visitantes. 
Y otra cuestión poco conocida: ¡También les gustaba las corridas de toros! Al menos los tradicionales festivales taurinos a beneficio del vecino Hospital de la Real Piedad.


La botica exhibía, en unas bellas estanterías torneadas de madera noble, unos tarros de cerámica donde guardaban diversos productos curativos. Los tarros y muebles de este establecimiento sirven ahora de decoración en la farmacia del licenciado Fernández Ortega, ubicada en el barrio de las Maravillas, y nos hacen recordar otros tiempos, es como una historia encuadernada que ya no se lee, de la orden de la receta de la técnica magistral. No poseían marcas, ni específicos, era el mundo del trabajo directo, de la curación artesana. Ahí están todavía, aunque tan sólo en el recuerdo de la rebotica tertuliana donde se discutiría de lo divino y humano, los antiguos jarabes y aguas, la triaca –contra las mordeduras de bichos venenosos--, los posos de excreta y otros productos animales. Estaba, seguramente, recién llegado el estramonio (sus hojas secas se usaban como medicamento contra las afecciones asmáticas, fumándolas mezcladas con tabaco, y las hojas y las semillas, como narcótico y antiespasmódico), la gutagamba, el cornezuelo de centeno, la ipecacuana (muy usada en medicina como vomitiva, tónica, purgante y sudorífica), el crémor tártaro para purgarse, el cáustico lunar, el sulfato ferroso y otras preparaciones inorgánicas. Cosmético de valeriana y canela --como antiespasmódico--. Se rechazaban como preámbulo de la superstición las telarañas, también llamadas “polvos de puerta”, el musgo de cráneo humano, la leche virginal o los huesos del corazón de cierva preñada.

Botamen de Talavera de la Reina, de esta botica.

Botica sin boticario, hoy ruinosa, ya camino del olvidado monumento del vestigio. ¡¡Misteriosa botica en el nº 20 de la calle Mayor ceheginera!!, con su botamen talaverano, tarros ostentado nombres desusados que se han borrado de todas partes menos de los libros de medicina.
Su destino ya se cumplió y todo queda en el recuerdo, porque…,¿cómo pretender en el siglo XXI curarnos enfermedades de siglo XVIII…? ¿Sí?....... Pero mejor dejarla donde está como un símbolo de la fugacidad de la posología.

Nota: Algunos datos recogidos de diversos archivos locales, de cronistas, y de historias locales.

viernes, 7 de octubre de 2016

LOS OJOS Y SU LENGUAJE

EL LENGUAJE DE LOS OJOS.

Ojos claros, serenos, / si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?....*



Ciertamente todos los ojos hablan, exhortan, prometen, rechazan, coquetean, amenazan, acarician y muchas cosas más. Simples miradas son capaces de derrumbar castillos en el aire, forjados en la confianza de una sonrisa que se puede transformar en la saña de una mirada.Hay ojos diáfanos, hermosos, de mirada límpida que encierran diabólicas patrañas. Algunos ojos miran con disimulo, cautelosos, pero cuando se cruzan con la otra mirada que espera, son incapaces de sostenerla, ¿acaso temen se derrumbe la magia?... Otros ojos miran apasionadamente, como si quisieran poseer al instante lo que ven, pero si reciben una mirada de reproche o indiferencia, aquella pasión se transforma en violencia. Ciertos ojos observan con tristeza, lánguidos, melancólicos,… esperan el regalo de una mirada. Ojos soñadores que se esconden tras unos enigmáticos párpados que se cierran coquetos como si quisieran guardar un preciado tesoro.

La diosa Kim Novak, en el film "Vertigo".

También destellan ojos con hermosos reflejos de diamante pero que esconden la dureza del acero. Y algunos que ofrecen dulces promesas amorosas y entablan un extraño lenguaje de miradas que lo dicen todo. Florecen, así mismo, ojos que esperan la mirada que nunca se refleja en sus pupilas, lanzan la contemplación, anhelantes, pero los ojos de destino son incapaces de captar el mensaje.

Ojos de mirada enigmática.

La Naturaleza ofrece ojos de muchos colores: Azul como el cielo: (“tu pupila es azul y cuando ríes…”); del color Verde floresta como las espigas: (“ojos verdes, como el trigo verde, o el verde limón…”),, o de Verde mar: (“Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar te quejas…”) ; también nacen de color Negro como el azabache (“Esos ojitos negros que me miraban,…”) - Ojos Zarcos: (“Tiene los ojos tan zarcos la norteña de mis amores que me miran dentro de ellos como si fueran destellos de las piedras de colores”.) Ojos Castaños: (“¿Qué tienen tus ojos castaños que son mi tormento?”)… también la lírica recurre a las miradas para expresar el amor: (“Mis ojos al ver los tuyos cegaron con sus reflejos, ….”)
Finalmente existen ojos de mirada perdida, como los de una mujer que veía casi todos los días a través de su ventana. Ella a mi no me advertía, aunque no era ciega, no podía verme porque tenía la mirada extraviada hacia el horizonte, sabe Dios a qué punto de la lejanía, era una contemplación que trasciende al paisaje que le rodeaba, iba más allá y por eso no observaba nada cercano, todo cuanto giraba a su alrededor sólo penetraba en su retina pero quedaba ahí sin procesar.
Casi nunca sonreía, y cuando lo hacía, en su rostro aparecía una mueca extraña que más bien parecía una máscara carnavalesca que esconde una tristeza infinita. Poseía la belleza de una reina babilónica, altiva, hermosa, pero seria, adusta, y cuando ladeaba su cuello recordaba a un lánguido cisne. Era una dulce muñeca, pero inmutable, era un gélido témpano…, una flor marchita rebuscada de una historia romántica, quebradiza, soñadora….
Y es que hay historias de amor que son como las amapolas: rojas, frágiles, casi viento, pero que se aferran a la garganta toda la vida.


Debió ser una mujer agraciada de belleza anacrónica, pero con un potencial voluptuoso que se adivinaba por la forma de sus labios, carnosos y sensuales, como dos ababoles embalsamados, inertes y unos ojos de tono esmeralda tan claros como las hojas de la hiedra en el otoño. ¿A dónde irían sus pensamientos…? 



Según Dante Alighieri, en el Limbo no se sufre,… ¡ni se goza! El limbo es un lugar donde se estipula van los espíritus pecadores que necesitan el perdón de Dios para poder finalmente ascender al cielo. Así era el misterio que transmitían aquellos ojos, sería una odisea conseguir desvelarlo, tan difícil como conseguir adivinar lo que se oculta tras las estrellas que nos guiñan alocadamente cada noche clara.
Concluyamos con el resto de los versos iniciados arriba de Gutierre de Cetina:

*….si cuanto más piadosos, 
 más bellos parecéis a aquel que os mira, 
no me miréis con ira, 
 porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos...!   
Ojos claros, serenos, ya que así me miráis, 
 ¡miradme al menos!.


miércoles, 28 de septiembre de 2016

MI VIEJO CASTILLO

MI VIEJO CASTILLO. (Fantasía)

“Me han dicho que no rezas; que tienes diez de moro y cinco de cristiano;
 pero yo no hago caso, ¡Te lo juro…!   (L. F. Carranza)
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Reconstrucción fotográfica de la plaza del Castillo de Cehegín. (F.Ortega Bustamante)
La otra amanecida, dormitaba inquieto, me invadía una ensoñación. Seguías en pie, ¡viejo castillo…! allí erguido en lo alto, a los cuatro vientos de ese enorme cabezo fortificado que es Cehegín.
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Sobre tus arcillosas almenas los vigías apostados en los torreones que abrazan tus murallas observaban movimientos de tropas por 'Las Caballerías'. 
Aquella mañana franqueó el paso levadizo de la Puerta de Canara un jinete de la taifa de Murcia: - “Mi señor el emir Ibn Hud al-Dawla me envía con este correo urgente…”- y entregó al alcaide este mensaje: “Contra el recinto muladí se avecinan tiempos de asedio y debéis estar en alerta por la posible invasión de una hueste cristiana, me informan que intentan rescatar a la hija del Adelantado de Begastri que ha sido raptada por una patrulla almohade”.


Castillo virtual de Cehegín
En efecto ‘El Zagal’, capitán de la guardia mora, cautivado por la belleza de la damisela begastrense, la transportó en la grupa de su caballo, la puso en manos de las concubinas y le exhortó: “No llores más cristiana, no te atormentes así, pues tengo yo, mi sultana, un nuevo Edén en Cehegín…” (*)
En el silente espacio crepuscular, sobre tu espigada Torre del Ladrón de Aguas, se filtraban los últimos rayos de cobre que anunciaban el cotidiano concierto de ranas y el quejío de los grillos, mientras los vencejos y las golondrinas buscaban sus nidos de amor en los terraplenes del Alcázar y El Coso, ajenos a las asechanzas de los invasores cobijados entre los jarales del río Argos.
La brisa del atardecer perfumaba tus patios de alhábegas morunas adormeciendo los ababoles de los ribazos del entorno.

Panorámica Iglesia y Castillo (aún en pie)

Por tus tortuosas callejuelas, configuradas para obstaculizar escaramuzas, los villanos bullían alarmados ante la posible intrusión de la soldadesca cristiana.
Concha ‘la Morisca’ ejercía los sortilegios en su guarida de la Cueva de la Encantá y los chamanes y nigromantes, escondidos en las covachuelas del Puntarrón, conjuraban con sus hechicerías el inminente peligro. 
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Mi turbador ensueño seguía desbocado por el inquietante desfile.
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Tus gentiles doncellas de sedas cautivadoras eran atropelladas por la horda invasora en una atmósfera de cruentas reyertas, estruendo de cornetas y arcabuces que reventaban el límpido aire con el tufillo azucarado de la pólvora y el pegajoso bálsamo ensangrentado que fluía por tus sañudas barbacanas. 
¡Ay!, castillo ceheginero, eras una vez más inefable escenario bélico.

Entrada Castillo.

Los cantares de tus gestas estaban servidos. Bardos y juglares glorificarían tus leyendas de moros barbudos con alfanjes de oro y caballos engalanados; de gallardos cristianos y arteros judíos arrebatados por la codicia; de santos sin corona; y agraciadas princesas -una suerte de suspiros aislados entre celosías-; de cenadores de lapislázuli y aljibes de espejo cercados por bienolientes galanes de noche y blanquísimos cilindros …


Un tímido sol asomaba ya por las rendijas de mi ventana cuando se deshizo el ensueño. Había sido una ofuscación y la mente se despierta, se calma la desazón y el agitado corazón late de nuevo relajado; retornamos a la diáfana realidad… 
Sin embargo has de saber, ¡viejo castillo!, que continúas arrebujado en la memoria colectiva de otros tiempos. Arguyen algunos prosaicos que es donde mejor reposas, que no es tu época. Ni el rocío de las auroras te adornará con abalorios, ni tus airosos torreones te abrigarán del manto blanco invernal, ni siquiera aquellos abrasadores soles de oriente encenderán tus espléndidas alboradas del estío.

Ruinas Torre del Homenaje.

Ya sé que eras una achacosa montaña en ruinas, un triste abismo de detritus; dicen que es la ley de la vida y era preciso sepultarte bajo las avenidas jalonadas de casas amuralladas de modernidad, aunque sin alma, sin almenas, ni barbacanas. 
No obstante, nadie…, ni siquiera los cascotes de tus murallas, inhumados por los ‘caminos verdes’ del Arrón… ¡Nadie!, podrá olvidar el esplendor de tu inexpugnable y esbelta silueta, el altozano que alertaba a las gentes de Zehegín: “la Tierra de Dios”.

(*): Un ‘guiño’ del romance “Oriental” de José Zorrilla

NOTA: Algunos datos de varios archivos y fotos procedentes del archivo de Francisco Ortega.

martes, 30 de agosto de 2016

Ennio Morricone - La Misión


Una de las piezas que interpretará el Coro Ciudad de Cehegin junto a la banda de la Sociedad Musical de Cehegín, en la noche del 7 de septiembre próximo, en la Sala Camelot, (antes Teatro Chaver).

viernes, 26 de agosto de 2016

LAS PISCINAS Y LAS VERBENAS DE FIESTAS.

“Las piscinas” y las verbenas.


“Las Piscinas de las Eras de la Tercia” fue para aquel Cehegín recién salido del sombrío hoyo de la doliente posguerra como un renacimiento para la juventud…, Así llamábamos al entorno del 'Patio Festero y Lúdico', una especie de polideportivo “en pobre”, … también conocido como la OJE (Organización Juvenil Española), donde quedó construida, una piscina olímpica de 25 metros, y equipada con un sencillo trampolín donde los más atrevidos realizaba toda suerte de equilibrios y acrobacias –que no era poco, para aquellos primeros años de una sociedad en “vías de desarrollo”, como se designaba a nuestro país—.


En aquel ‘oasis estival’ aprendimos más de uno a nadar, casi todos a la manera "perro", incluso practicamos, más adelante, los estilos de la natación: Crow; Espalda, Mariposa, Libre, etc...


En aquellos días de la canícula, la piscina se desinfectaba minuciosamente y se llenaba con agua del Canal de Taibilla. No existían depuradoras, ni los productos antialgas, ni nada similar y cuando el líquido elemento mutaba en color verde y el suelo resbalaba por los espumarajos de las algas a riesgo de ocasionar infecciones a los bañistas, la piscina se vaciaba y limpiaba de nuevo.


La temporada de baños se iniciaba el día 13 de junio, san Antonio, el conserje Alfonso Melgares se encargaba de controlar los horarios y cobrar la entrada, además de otra cuestión muy importante, vigilar que ningún zagal se colara en el turno de baños exclusivo para las chicas que era de mañana hasta las 2 de la tarde más o menos…



Como se puede observar en la foto se aprendía a nadar con cámaras desechadas de ruedas de automóvil, a no ser que el tío de Mataró nos trajese en vacaciones un flotador de colores como se utilizaba en Cataluña. 
Se prohibía bañarse juntos, aunque parezca extraño, así era la anacrónica mojigatería de la época nacional-catolicista, lo cual originaba la proliferación de 'voyeur' o reprimidos mirones con prismáticos incluidos que desde las ventanas y terrazas vecinas se dedicaban a otear a las esbeltas zagalas en flor, cuando lucían su palmito en bañador bajo el vehemente sol del mediodía. 
Y ya en turno de tarde acudían sólo hombres. 



En el mismo patio del recinto, también se impulsó el balonmano y otros deportes para la juventud ceheginera. Además de las distintas actividades deportivas, se organizaban cada año las famosas Verbenas de Fiestas Patronales, bajo los fulgores plateados de la envidiosa luna que coqueteaba con el agua al ritmo evocador de los boleros y melodías románticas que tan admirablemente entonaban ‘Juan Marcial y la Orquesta Tureskán’… Algunas noches, después de la verbena, este joven "crooner" Juan Marcial, acompañado de amigos de la localidad, solían irse de ronda a cantarle canciones a las chicas. 
Sería excesivamente prolijo enumerar los cantantes y músicos que actuaron en aquel escenario: Rocío Jurado, Alberto Cortez, Dúo Dinámico, Los Panchos, María Dolores Pradera, los Tres Sudamericanos, Camilo Sesto, Victor Manuel y Ana Belén, Rocío Dúrcal, Mari Trini, Massiel, Luis Eduardo Aute, y una larga lista de célebres artistas, siempre en el cenit de popularidad. 
Numerosas anécdotas avalan el éxito de aquellas verbenas: "Dani Daniel, en pleno apogeo, recibió tal llenazo que, al percatarse de la gente que se agolpaba en las terrazas vecinas, les dedicó una canción." Adquirieron tal fama estas veladas al aire libre que acudían extraordinario número de forasteros, de la comarca, incluso de la misma capital murciana.

Orquesta 'Los Flamingos'

Otros grupos como Los Premiers y los Flamingos, asiduas orquestas al uso en aquellos prodigiosos años cehegineros, con románticas canciones de bailes agarrados, cuando tantas parejas se iniciaban en el ‘ceñimiento’ junto a la piscina y el tenue jardín. 
Así eran parte de los inolvidables y maravillosos años 60/70 del siglo XX.

jueves, 11 de agosto de 2016

CANARA (UN NUEVO EDÉN)


CANARA –UN NUEVO EDÉN- 

"Por aquellos campos correteaban las Ninfas al atardecer"

Ermita de la Virgen de la Peña (Canara)

No es ningún descubrimiento que Canara goce de un emporio floral, un “Nuevo Edén”, una próspera y exuberante selva de frutales y flores que emergen por ambas riberas del Argos, —antaño llamado río Canara—, bajo el manto protector de su patrona, la milagrosa Virgen de la Peña, (antigua titular del patronazgo de Cehegín), y cuyas fiestas populares y romería se suelen celebrar cada 15 de agosto, La patrona fue trasladada desde su santuario en lo alto de la 'peña' hasta el precioso templo del centro de la villa, donde, en una tarde deslumbrante,  aguardaba el "Cristo de Portugal", como gustan llamarlo los lugareños. 

Cristo de Portugal

Este Crucificado fue adquirido en Fátima hace años por los miembros de una excursión encabezada por el sacerdote don José García y Paco "El Tórtola", entre otros. Se trata de una sobrecogedora imagen con unas enigmáticas marcas grabadas en el pecho, que dicen, evoca algo de aliento, antes de sufrir la lanzada del centurión Longinos, por ello aseguran que simboliza el hálito postrero de Jesús. Después de realizar el acto del encuentro, volvieron ambos tronos al templo para disponer la tradicional procesión patronal del día de la Asunción.

Fiestas Virgen de la Peña (Romería)

Canara, ya consolidada esta manufacturación floral, no sería descabellado pensar en proporcionarle el marchamo poético, un emblema de origen, que lleva consigo esta producción: 'El Lenguaje de las Flores', se podría denominar. Bien es sabido que las flores poseen un acento propio que es toda una tradición.
En tiempos del Romanticismo, cuando se buscaba la Flor Azul, los amantes se confesaban sus sentimientos en ese lenguaje floral: “El fuego de tu mirada me abrasa el corazón” (Una rosa blanca y otra roja); “No hay nadie que pueda quererte más ardientemente que yo…” (Clavel blanco). 
La riqueza de la Naturaleza permitía diálogos llenos de afecto. Cualquier flor transmitía un mensaje semejante. Aun hoy, no es raro ofrecerle un hermoso ramo a la persona bienamada y no digamos una ofrenda floral a la Virgen.

Flores para la amada.

La costumbre de expresar pensamientos y sentimientos por medio de las flores nos llegó de Oriente. Pero esta práctica se ha ido perdiendo en los tiempos modernos y sólo nos quedan ciertas formas que nos hacen compañía en los momentos mas importantes de nuestra vida: Aquel “Dígaselo con flores”, el ramo de azahar para la novia, incluso las coronas dedicadas a nuestros difuntos… y sin embargo, ¡qué poco sabemos de ese lenguaje de sensibilidad mágica que se esconde tras ellas!

Dígalo con flores.

Y es que las flores son un compendio literario, un universo olvidado, que de vez en cuando aparece con la nostalgia de los tiempos pasados. Numerosas definiciones lo avalan a través de las obras de arte: la Pintura, la Música, la Poesía, el Cine, la Literatura, etc. son temas propicios a su remembranza: Alhábega, (Odio); Albaricoque, (Infidelidad); Mirto, (Amor); Ababol, (Sueño). 
Hay ilustraciones contradictorias respecto al Clavel: el Amarillo, (Desdén), Clavel Doble, (Amor Ardiente), el Rojo, (Amor vivo), y Clavel Seco, (Desprecio). Las Dalias también despiertan diversos estados de ánimo según su matiz: Amarilla, (Unión), Encarnada, (Tus ojos abrasan), Matizada, (Mirada engañosa), Morada, (Ten piedad de mí). Dondiego, (Coquetería). 
Otros muchos se desmenuzan de distintas definiciones: Azahar, (Virginidad); Geranios, (Melancolía); Jacintos, (Juegos peligrosos); Narcisos, (Vanidad); Orquídea, (Belleza); y finalizamos esta apoteosis floral con la Violeta, (Flor de la Pasión). Los poetas andalusíes hablaban de la Violeta como… "alas de mariposa teñidas con moras de jardín", y le encuentran un parecido con las huellas de un mordisco en la mejilla o… “en el seno de la amada". 
Lo dicho…, Canara es la Joya de la Corona de la fértil comarca ceheginense.

Jardín de las Hespérides (Tenerife)

Cuando Zeus viajaba hacia la Atlántida en busca del 'Fin del Mundo', seguramente, al pasar por nuestro paraíso ceheginero, creyó que sobrevolaba por los canarios 'Campos Elíseos' y dejó caer parte del frasco que guardaba para perfumar el 'Jardín de las Hespérides' y así nació el Edén Canarense.