Apodos de Cehegín

Diccionario del Noroeste

Recorrido por mi pueblo

martes, 26 de diciembre de 2017

BLAS TORRECILLA


BLAS TORRECILLA GÓMEZ.


La  alcaldía de d. Blas Torrecilla Gómez se enmarca dentro de la época de la Regencia y Gobierno Provisional del General Serrano. Fue elegido como Alcalde de Cehegín el 1 de enero de 1867, aunque anteriormente ostentó el cargo de primer Teniente de Alcalde. No comenzó con buen pie su mandato don Blas, el mismo día siguiente se produjo una revuelta de leñadores que provocó jornadas de extrema tensión en el pueblo, provocadas a causa del frío intenso por el temporal de nieve. Los jornaleros y leñadores acudieron en masa a los montes comunales a cortar madera para la propia supervivencia, lo que derivó a un enfrentamiento, hachas en mano, con las autoridades por interponerse en el acopio de leña. El Alcalde da orden a los guardas para que bloqueen los caminos y les corten el paso. En el Partidor de Abajo (lo que se conocía como los Caños) se provocó una situación casi sangrienta. En Acta Municipal de 4 de enero de 1867 se describe tal situación. Don Blas, previniendo sucesos trágicos, recomendó a la Guardia Civil que se abstuviese en la actuación represiva. En Acta de 12 de enero de 1867 se acuerda el arreglo de la fuente del Partidor o los caños del Partidor, que suministraban a la villa el agua potable, acordando que se embellezca y reforme, haciéndose una obra de sillería para la colocación de unos nuevos caños de bronce.
En el resto del periodo de don Blas Torrecilla como Alcalde de Cehegín hay que destacar otras dos actuaciones: el ensanche de la Plaza Mayor, en realidad una pequeña remodelación, sólo se derriban unas casas para dar algo más de amplitud, ya que el principal espacio lo ocupa el viejo castillo árabe, en estado casi ruinoso. La otra relevante actuación fue el nombramiento como hijo adoptivo de la villa a don Fernando Díaz de Mendoza y Uribe, marqués de San Mamés, (gran hacendado, y propietario de la casa solariega donde está ubicado el actual Casino de Cehegín). Se le realizó dicha distinción por traer la banda de música de la cofradía de San Juan (los blancos), de Caravaca, para actuar en las fiestas patronales cehegineras, como atestiguan las publicaciones de la época. La noticia se publicó en diversos periódicos, algunos de tirada nacional como el madrileño “La España”. Concluidas las fiestas, la banda fue acompañada por muchos cehegineros hasta Caravaca entre vítores y aplausos incesantes, hasta la casa del marqués, donde se obsequió a los concurrentes junto al ilustre cronista ceheginero don Ramón Chico de Guzmán, con un “apetitoso buffet”; al final del convite se improvisó un concierto, en honor de las fiestas de Cehegín de ese año.
Pero volvamos con nuestro personaje: más que sus días como regidor, la figura de don Blas Torrecilla se manifiesta como poeta y erudito: un espécimen a extinguir, un hombre de papeles y archivos, un cronista de intrascendentes sucesos localistas típico de las pequeñas poblaciones del siglo XIX que atesoraban sus escritos polvorientos sin pensar si llegarían a leerse, pero que a ellos les colmaba de posesivo orgullo. Ataviado siempre de oscuro con bufanda, parecía estar siempre helado, hasta que la primavera les despertaba algo los sentidos de viejo solitario casi desde la cuna, solo acompañado de una  criada gruñona que malguisaba para él. Pero se sentía feliz y no le interesaba publicar sus escritos, pensaba que los posibles lectores podían mancillarlos.
Para subsistir don Blas impartía clases particulares, así sentía gozar de una familia que no tenía, además de algunas rentas de una pequeña herencia. ¿Quién fue en realidad don Blas Torrecilla? ¿Qué realizaba en su vida diaria, en un pueblo como Cehegin?... En dónde emplearía sus horas él, que no gustaba de la letra impresa, seguramente sí en los viejos archivos del ayuntamiento, o de las iglesias, incluso en casas particulares. ¿Le dejarían husmear los grandes prebostes locales?



Eso sí, parece que elaboró un curioso manuscrito, una historia escrita a mano, cubierta de polvo, pero sin editar. Don Blas tuvo cierta querencia por el pasado de Cehegín y recopilación histórica.
Muchos manuscritos cehegineros: Dr. Yañez, Ambel, y don Blas, aunque después vinieron los de don Miguel Más, y otros recordados eruditos. Pero todavía queda tres incógnitas: ¿Cuándo nació don Blas…? Cuándo murió…?  Y el último enigma: ¿Qué fue del manuscrito…? 


Lo que sí hemos localizado es este poema a nuestra patrona Virgen de las Maravillas:
"Salve, Virgen gloriosa, astro luciente, / Prodigio de la gracia sin segundo, 
Elegida por Dios Omnipotente / Para Madre de Aquél que salvó al mundo; 
Salve, jardín frondoso, pura fuente / De copioso raudal, manso y fecundo; 
Salve, Virgen excelsa y sin mancilla, / De toda la creación la Maravilla.
Del Eterno escogida entre millares, / Al crearte tan perfecta, hizo un portento, 
Y tus gracias y dones singulares / Exceden al humano entendimiento. 
¿Qué podré yo decir en mis cantares / Para explicar tan grande pensamiento, 
Si al contemplar tus gracias, oh María, / No sabe qué expresar la lengua mía
Si te apellido Sol, tu luz fulgente / Más que todos los astros luce y brilla,
Y si te digo Estrella del Oriente, / Es palabra vulgar, cosa sencilla. 
Sólo el grande Hacedor, el Prepotente / Que en sus obras sorprende y maravilla, 
Él solo pintará con expresiones / Tu hermosura, grandeza y perfecciones. 
¡Oh Reina de bondad y de dulzura, / Que alivias con tu amparo los pesares, 
No habiendo una desgracia, una amargura, / Que Tú no endulces y que no repares! 
Tú eres la protección firme y segura / Que salva nuestra vida en sus azares, 
Siendo en toda ocasión, oh Estér dichosa, / De tu pueblo la Madre cariñosa."

Solo nos queda saber si su apellido en el callejero ceheginero, -calle Torrecilla-, fue dedicada en su recordación.

sábado, 9 de diciembre de 2017

ANTONIO GONZALEZ JIMENEZ (MOTOLITE)


Antonio González Jiménez –Motolite-




En una placa colocada en la fachada de la Plaza del Mesoncico, reza los orígenes de aquella recoleta plazuela, en la que tantos eventos has acaecido a lo largo de la historia de Cehegín, entre otros datos significa este extracto: “Es el lugar de la prolífica familia González, con el mudéjar epíteto Motolite (pastelero), que en el siglo XVI, por petición del concejo de Totana, una rama se desplazó a la primera pastelería de esa villa. Igualmente aparecen en la Villa de Bullas, en el siglo XVII, como promotores de un retablo de su iglesia...”

El Maestro Motolite (abuelo) elaborando peladillas.
Antonio González Jiménez nació el día 26 de septiembre de 1916 en Cehegín, tercera generación de una familia de confiteros y turroneros. Su padre y su abuelo además de tener el mismo nombre y primer apellido fueron profesionales de las dulcerías.
Debido a los racionamientos de la posguerra civil, escaseaba notablemente el azúcar, por lo que se hacía cada día más difícil elaborar los productos propios de pastelería. Por este motivo, toma una decisión drástica y cambia de actividad abriendo las puertas de un nuevo bar –MI BAR- dotado de los más modernos servicios de la dura época que le ha tocado vivir. Son los años cuarenta y la vida no da para más. Pero también otorga sus momentos felices. En el año 1944 –como anécdota, un martes y trece y de noviembre- contrajo matrimonio con la compañera de su vida Rafaela, maravillosa esposa y madre, gentil dependienta dotada de un proverbial sentido del humor y muy apreciada junto a su marido por todo el mundo.

Aquel establecimiento en la mismísima plazuela del Mesoncico, (corazón del Casco Antiguo ceheginero), es testigo de todos los actos emblemáticos de nuestra ciudad. Y allí están en los precarios años cuarenta, al pie del cañón, Antonio González Jiménez ‘Motolite’ y su esposa, ofreciendo tortadas y sus típicos dulces.




A partir de aquellos inseguros años, el maestro ‘Motolite’ fue creando un repertorio de elaboraciones tradicionales transmitidas por sus abuelos y que él a su vez donó a sus descendientes,  con lo que la familia Motolite ha endulzado a sus numerosos clientes, no sólo de la localidad sino de los pueblos limítrofes y de tantos y tantos amigos emigrados a la comunidad catalana que se llevaban, además del proverbial afecto, el dulce sabor ancestral.
Caricatura realizada por el P. Colsa una tarde en la Confitería.
 Antonio González, fue además hombre amante del arte y la creatividad, con un oído innato para la música, participó en las comparsas y funciones de zarzuela en su juventud y hasta en la ancianidad cuando todos los domingos tocaba la bandurria en el grupo del club de los pensionistas.

Concierto de la Rondalla de Pensionistas.
El 25 de abril de 1994 recibió de la Asociación Regional de Empresarios Pasteleros de Murcia una placa conmemorativa “…por su labor y buen hacer profesional en pro de la pastelería autóctona.” 
 Y el 26 de mayo de 1999 se le otorgó, de manos del presidente de la Comunidad Autónoma, el reconocimiento como “Empresa Centenaria” y la gratitud por parte de la Cámara de Comercio Industria y Navegación de Murcia por “…contribuir al desarrollo económico y social de la Región de Murcia…”


El Maestro, recibiendo la placa junto a tres de sus nietos.
Así, continuando los más de 120 años de trayectoria dulcil en la singular plazuela del Mesoncico, la familia Motolite a través de sus hijos Alfonso y Antonio y su hermano Alfonso, siguieron al frente del negocio, guardan con suma fidelidad la calidad y artesanía que les caracteriza lo que les han procurado tan sobresaliente reputación. Es el lugar de la prolífica familia González, con el mudéjar epíteto Motolite (pastelero), como lo atestigua la placa que preside la fachada de ese lugar Plaza del Mesoncico de Cehegín.
En la actualidad, sus nietos Alicia y Aurelio del Casar, prosiguen la tradición pastelera de sus ancestros y reforzada con pastelería de vanguardia y ubicados en una moderna cafetería-pastissería situada en la calle de Juan Ramón Jiménez de Cehegín. Su principal axioma, en el cual insistía reiterativamente a todo el mundo, era: “Todos los trabajos necesitan su tiempo, por lo que ninguna labor realizada con prisa puede salir bien.”




jueves, 7 de diciembre de 2017

AMBROSIO DE SALAZAR

AMBROSIO DE SALAZAR.

(Un gramático ceheginero en la corte francesa)



 Ya a principios del siglo XVII, Murcia exportó saberes. Es triste, pero en su 'patria chica', casi nadie lo conoce... No estaría mal que se honrara a esta figura poniendo su nombre en alguna calle o plaza de su pueblo: CEHEGIN. En cambio en la capital de la Comunidad murciana, hace tiempo que su nombre reza en el callejero, allá en el barrio del Carmen, a la verica del río Segura. 
Aventurero en las guerras de religión francesas, se dedicó a enseñar español en Francia. El rey Enrique IV de Francia y su esposa María de Medicis se llevaron entre los años 1574 y 1575 a don Ambrosio de Salazar, que había nacido en Cehegín, como traductor real y para que enseñara Lengua y Literatura Española a sus hijos. Tenía a la sazón don Ambrosio treinta y dos años de edad y fue muy apreciado en la corte hasta la finalización de su trabajo.
Debido a su prestigio fue contratado para dirigir un colegio de enseñanza española para alumnos de ambos sexos pertenecientes a la alta sociedad y la nobleza francesa. El colegio estuvo ubicado en Ruan y adquirió un gran prestigio en toda Francia mientras se mantuvo de director, cargo en el que cesó por tener que regresar de nuevo a la corte al ser nombrado secretario e intérprete del rey Luis XIII, esposo de Ana de Austria. Su laboriosidad y discreción hizo que fuera apreciado por los reyes y ampliamente recompensando en reconocimiento social y económico. 
En cierta ocasión el monarca sufría vómitos y dolores del abdomen y Salazar, recordando a sus antepasados cehegineros, le recomendó colocarse sobre el vientre una losa de piedra de Jaspe de Cehegín, asegurando que mitigaría sus dolores. 
Su labor le permitía largas pausas ante una mesa de trabajo a la espera de ser llamado por el monarca, lo que le facilitó desarrollar su gran afición por la literatura.
En el año 1637, cuando decía tener sesenta y dos años de edad, de los cuales treinta los había pasado enseñando en Francia a reyes, príncipes y nobles, se imprimió el libro 'Tesoro de Divina Lición'. A continuación editó Tratado de las cosas más notables que se ven en la gran ciudad de París y en algunos del reino de Francia”.
Es de subrayar que este original escritor publicó algunos libros en los dos idiomas, español y francés, como 'Almoneda General de las más curiosas recopilaciones de los reynos de España. (1612)'. 'Antorcha de la Conciencia' y algunas más que no han llegado a nosotros. Así mismo Ambrosio de Salazar tradujo muchos libros españoles a la lengua gala y esto posibilitó que muchos de los intelectuales de su época tuvieran acceso a lo mejor de la cultura hispana hasta esos tiempos, aunque lamentablemente no vivió para traducir las grandes obras del Siglo de Oro. 
Vivió en Paris al que debió dejar para siempre pasado el año 1654, ya que aún vivía en ese año en la ciudad y contaba 79 años de dilatada y prolífica vida. 
La Real Academia de la Lengua Española reconoce a Ambrosio de Salazar como uno de los grandes literatos españoles, y por ello figura en el Catálogo de Autoridades de la Lengua, publicado por la misma. 
Otras obras suyas son: 'Clavellinas de recreación', (1614)'
'Espejo General de la Gramática en Diálogos.' Rouen, (1614).
'Libro de flores diversas y curiosas', tres tratados, (París, 1619). 'Secretos de la gramática española' (1640).
'Tres tratados propios, para los que desean saber la lengua española.' París, (1643).
Así que, aquí tenemos a un ilustre ceheginero, desconocido para sus paisanos, que en su época fue un personaje digno de figurar entre los grandes gramáticos españoles.

domingo, 3 de diciembre de 2017

MARTÍN DE ZAFRA FERNÁNDEZ

DON MARTÍN DE ZAFRA FERNÁNDEZ

Calle de Zafra
Acaso su recuerdo sea considerado de menos valimiento que pudo ser; su vida política, su rectitud, su lealtad, su valentía y su generoso espíritu, le da la importancia entre los que lo conocieron. Don Martín nació el 2 de abril de 1827, a las once de la mañana, hijo de José María y Juana María, naturales de la villa de Cehegin y fue bautizado el 4 del mismo mes por el presbítero don Juan Rubio.
Desde joven manifestó ideas progresistas que florecieron en un talento elevado, lo que le ocasionó ser perseguido en 1867 por sus contrarios ‘conservadores’, cuando prendieron a 19 individuos con pretexto de ser leñadores dañinos, y realmente eran en su mayoría políticos amantes de su Patria; Entre figuraba don Martín y su amigo don Gregorio de Gea Buenafé, pero la providencia los salvó gracias a doña Rosenda Fernández de Guirao, que valiéndose de su hábil astucia y enterada de las turbias intenciones para después del apresamiento, ya en los muros del Cementerio, se personó doña Inés Chico de Guzmán e intervino con toda bondad cristiana evitando que hubiesen perecido en aquella aciaga noche.
Al año siguiente, después de la revolución de 1868, (“la Gloriosa, o Septembrina”), don Martín fue elegido presidente de la política local. 


Y ya en 1873, después del llamado “Sexenio Democrático”, cuando se proclamó la I República Española, nuestro don Martín fue elegido alcalde de Cehegín, años convulsos donde este prócer supo valerse gracias a su talento natural, su valor y su honradez, para librar a nuestro pueblo de ser saqueado por los carlistas, quienes llegaron a ofrecerle dinero para que consintiera a sus espurias pretensiones. Inicia su andadura como Alcalde de la villa de Cehegín el día 2 de marzo del año 1873, sustituyendo a don Francisco de Paula Pérez Zaragoza. Su Alcaldía coincide con el periodo final de la Primera República, siendo el último Alcalde republicano de Cehegín. 


Según información aportada por el archivero municipal, durante su mandato continúa haciendo énfasis en la defensa de los montes comunales, en acta de fecha 16 de mayo de 1874, se refiere a las cortas ilícitas de madera, pero también a las ocupaciones ilegales de terrenos del común de vecinos, una cuestión espinosa de la que los pobres salían muchas veces escaldados, y en la que los grandes hacendados no solían rendir excesivas cuentas. En este periodo tenemos los siguientes datos: El pago a Ignacio Cecilio, por conducir al cementerio los cadáveres de un peón caminero y dos pobres: 10 pesetas. Apagar el incendio del Coto: 52 pesetas y 50 céntimos. Al alcaide de la cárcel del Partido por el 2º semestre de su dotación del año 1872-1873: 91 pesetas y cincuenta céntimos. A don Alfonso Pérez Chirinos por el 2º semestre del alquiler del año actual de las casas y locales que ocupan los profesores don Agustín Perea y doña Josefa Alcázar: 150 pesetas. Al presidente de este Ayuntamiento por los socorros a enfermos y pobres, que ha acreditado, tiene hechos desde el mes de noviembre de 1873 hasta la fecha: 23 pesetas y 50 céntimos.
Por aquella época desertaron presos de Cartagena que se refugiaron en nuestra ciudad. Al tener conocimiento de ello, el alcalde De Zafra, se personó ordenando su detención y reclusión, librando a Cehegín de tan terribles huéspedes.
Con estas y otras muchas actuaciones transcurrió su vida política y social dedicada siempre haciendo el bien por su patria chica, esparciendo la semilla caritativa entre suyos y ajenos. Don Martín de Zafra falleció el 2 de diciembre de 1882, rodeado de todos los suyos. Y cuentan los antiguos que ese día llovió torrencialmente en Cehegín, de ahí la frase: "Ha llovido más que cuando enterraron a Zafra."


En recuerdo de su figura ceheginera de pro, el ayuntamiento le dedicó una calle cerca del paseo de la Concepción. 


domingo, 12 de noviembre de 2017

PEÑA RUBIA Y SUS CUEVAS - CEHEGIN-

LAS CUEVAS DE LA PEÑARRUBIA

Vista del Casco Antiguo de Cehegín -al fondo, Peña Rubia y Cruz de Begastri iluminada.
Peña Rubia en Cehegín es la gran montaña caliza jurásica que, aunque despoblada totalmente de árboles, alberga una interesante vegetación de hierbas y arbustos. Entre ellos la Sabina Mora, Aladierno y la Cornicabra.
Se trata del pico más carismático de Cehegín y también es conocida como la “Montaña Sagrada”. (Aunque sería mejor llamarla "Montaña Mágica", por todo cuanto esconde en sus entrañas). Como sabemos, por boca de nuestros progenitores y posteriormente por nuestros propios lances juveniles, nuestra Peña Rubia, posee suficientes misterios y atractivos espeleológicos para narrar numerosas aventuras. En ella se encuentran los primeros restos de presencia humana que se conocen del municipio, del periodo Eneolítico.

Vista de Cehegín desde la Cueva Larga
La Cueva Larga  siempre ha sido objeto de fábulas que aseguraban sus características de refugio de los pastores y el ganado en caso de tormentas o algún peligro de ataque de lobos. Otras cuevas se dispersan por los frontis de esta fenomenal 'montaña sagrada', cobijo de fugitivos, y de aquellos hombres prehistóricos que aun no habían descubierto la agricultura y el verdor de los valles.

Peña Rubia (desde la Vía Verde)
Aunque hoy aparece muy cerca del comienzo una entrada a una de las cuevas, -¿la del humo?- en los años sesenta sólo por el legendario callejón se escalaba hasta la entrada de la famosa cueva de los 'Siete Pisos', previamente había que cruzar el temible precipicio por un peligrosa cornisa arrastrando los pies cuidadosamente, hasta llegar a la cima, donde unos intrépidos jovenzuelos, pertrechados de cuerdas y otros menesteres, se introducían reptando hasta llegar a la primera sala, para descolgarse con la cuerda a las diferentes estancias, que eran decoradas por bellas formas de estalactitas y estalagmitas, el silencio era proverbial y sólo se escuchaba un extraño rumor, que luego se descubrió era de una corriente de agua subterránea que discurría por el fondo de las grutas, y que ha dado lugar a controversias, sobre si se trata de un extraño acuífero que cuando se producen lluvias torrenciales ocasiona un 'reventón' en su cima que nos ofrece una exuberante cascada en el llamado "Barranco del Saltaor". 

Cascada del Barranco Saltaor.

Innumerables objetos –hachas, flechas, utensilios, cuencos,- y huesos –tibias, cráneos- se fueron recolectando, poco a poco, y subiéndolos cuidadosamente en sacos hasta la superficie. Pero el gran descubrimiento fue cuando llegaron a la cueva de las Palomas y ¡sorpresa! al encender una vela se perfilaron varios dibujos de figuras humanas cazando animales prehistóricos.

Pinturas rupestres de Peña Rubia (Escena de Caza)
"La Cueva de las Conchas" se sitúa en la ladera Noreste de Peña Rubia. Su puerta, protegida mediante reja, da acceso a una boca ligeramente inclinada que nos introduce en un largo corredor de unos 22 m. de longitud, con una anchura máxima de tan solo 1'70 m., en tanto que la altura llega a tener un desnivel máximo de 29 m. a consecuencia de la diaclasa. Esta cueva tiene una composición formada por un grupo de cuatro figuras, de las cuales tres son humanas, dos de ellas portando arcos y la otra con una jabalina, frente a ellas existe un animal de cuatro patas de difícil interpretación, aunque lo que esta bien resaltado es su vientre muy abultado.

Entrada a la cueva
Esta Cueva posee documentados numerosos materiales líticos como láminas, y laminitas, puntas de flecha, sobre todo romboidales, pero también de otros tipos sin señales de uso, fragmentos de cerámica de cordones, materiales óseos trabajados, etc., además de restos humanos procedentes de las inhumaciones que se practicaron en ella.
Lo descubierto se fue guardando en unas arcas situadas en la bodega de una pastelería de la ‘república’ del Mesoncico, donde permanecieron varios años, hasta que fueron incautados para el museo arqueológico de Murcia.

Año después, todo ello dio lugar a una gran polémica que ponía en duda la autenticidad del sorprendente descubrimiento. El inicio de la década de los 80 va a estar marcada, en cierto modo, por aquella controversia suscitada sobre la autenticidad y edad prehistórica de las pinturas de la Peña Rubia. Hasta la fecha, la existencia de estas pinturas era conocida fundamentalmente por el restringido mundo científico interesado en el tema, pero su publicación a un nivel más general en 1983 ocasionó una disputa importante cuando un pintor local afirmaba ser el autor de las pinturas. El conflicto será de tal trascendencia que alcanzará incluso eco nacional, ocupando destacados espacios tanto en prensa como en televisión.
Al parecer, meses después, la realización de estudios de diversa índole zanjará la cuestión. En 1988, A. Beltrán y M. San Nicolás publican un amplio trabajo en el que se recopila todo el material de documentación elaborado, incluyendo además en el informe un completo estudio de las pinturas, con abundante material gráfico, y en el que se ratifica en todo momento la edad prehistórica de las pictografías.


Peña Rubia (Desde el pontón bajo la Vía Verde)
Por otro lado, el debate planteado también tuvo su lado positivo, ya que supuso una ocasión inmejorable para la realización, por vez primera, en un conjunto de arte rupestre de Murcia, de un completo estudio técnico del pigmento.

Fuentes: Archivo Municipal, diversas publicaciones y tradición oral. Fotos del autor de otros archivos. (Gracias a todos).

jueves, 19 de octubre de 2017

INSULTOS A LA CARTA

INSULTOS A LA CARTA


“No os entreguéis por demasiado tiempo a la cólera;
 una furia prolongada engendra odio.”
 
Ovidio.


Estamos instalados en el insulto permanente. Sobre todo en ciertos “medios” y aún más en la política, en cuyo espejo se mira la ciudadanía y lo que ve es tan impresentable que, con toda la razón, cada día el escepticismo se va apoderando de aquel ilusionante proyecto de democratización de la sociedad española. El insulto es la forma de expresión cotidiana. Entre todos los agravios que suelen lanzarse como dardos envenenados destaca la palabra “mentiroso”, y así unos a otros se acusan continuamente de faltar a la verdad, de engañar al ciudadano de a pie, ¿llevarán razón ambas partes? Si esto es cierto, ¿Cómo vamos a confiar en el futuro en nuestros representantes…?

Hasta en los 'cultos' EEUU se sufre la bronca.

¡Qué vocabulario más escaso el de los “bienhablantes” políticos! Si al menos sustituyeran el vulgar “hijo put…” por el menos hiriente “descendiente de ramera” o como mucho por “retoño de meretriz”, quedaría mucho más elegante, más fino, aunque seguramente mucho más cursi. Sin embargo, es innegable que muchos de estos “insultos” se salen de contexto, más bien son tacos de lo más vulgar y grosero, a falta de matices más ilustrados. Deberían leer al punzante y recordado Antonio Gala, o, si acaso, divertirse con el avieso y mordaz Raúl del Pozo... Aunque ¿Acaso leen...?. En las tertulias radiotelevisadas sólo asistimos a ásperos cruces de avinagrados insultos, si esto es así... ¿Qué se dirá en las barras de los bares…? Hasta las voces de ciertos locutores son desagradablemente chillonas y estentóreas. Antaño se requería, como premisa primordial, una voz inteligible y cristalina, junto a una intensa formación cultural.


Ya no se escuchan hirientes anécdotas de aquella enjundia, ni se ‘insulta’ con esa fina ironía de los grandes oradores del siglo pasado. Numerosas anécdotas lo confirman: Aquel diputado de la II república que espetó al notable político José María Gil Robles: —« ¡Su señoría es de los pocos que usan calzoncillos de seda!»— El dirigente conservador le replicó raudo —«No sabía que su señora fuese tan indiscreta…»— sin duda una delicada y sutil forma de atribuirle la cornamenta a su antagonista.  O el incisivo comentario del lider radical Alejandro Lerroux, cuando un compañero de partido le comunicó que el presidente Azaña, además de la presidencia, se había reservado otras tres carteras. El cáustico Don Alejandro se limitó a quitarle importancia con estas palabras: —«Tres carteras y la presidencia… de eso a que le llamen carterista no hay más que un paso»—
También en los años de nuestra transición democrática se mostraba el ingenio y la sátira. En aquellas tediosas tardes del Senado, con discusiones de leyes soporíferas, se le atribuye a Camilo J. Cela la siguiente historieta: acostumbrado a su siesta diaria de orinal y pijama, dormitaba plácidamente en su escaño cuando le susurró un ujier: —«Señoría ¿está usted dormido?»— a lo cual el escritor musitó con su engolada voz: —«No señor, estoy durmiendo» – «Es lo mismo...»— le replicó el comedido ujier  –«No es igual…»— masculló Cela, ya algo cabreado, y continuó —«…como tampoco es lo mismo, estar jodido, que estar jodiendo»…



En fin, no desesperemos, casi hemos superado estos
 años pandémicos, y preñados de incertidumbres gracias a la pertinaz crisis económica, y el cansino problema catalán, y por si faltara algo la agria lucha por el gran feudo madrileño, pero con la expectativa de una posible solución, sobre todo para esa legión de ciudadanos que sufren lo indecible para cubrir el presupuesto diario.
Recordemos aquel antiguo refrán: «Al mal tiempo, buena cara». Si somos capaces de rechazar el fanatismo y la bronca inquebrantable que ha padecido nuestro mundo en los últimos años. Seguro que nos irá bastante mejor en todos los aspectos.

Antonio González Noguerol

domingo, 8 de octubre de 2017

COLL


José Luis Coll. (Entre los humoristas justos)
 R.I.P. (Él diría “R”abiando “I” “P”ateando)

   Epitafio a José L. Coll: “Aquí yaceré algún día. Pero no hay prisa."


Se nos fue Coll, se marchó hace años, sin ruidos ni estridencias, en busca de su álter ego el larguirucho Tip, que ya le llamaba hace tiempo desde lo alto, gritándole: —«Dame la manita Pepe Luí…»— seguramente para llevarlo por esos paisajes surrealistas que tanto cultivaron.
Autor, entre otras obras humorísticas, de su 'Diccionario Coll', un libro en el que repasaba y deformaba en clave de humor diversas voces de la lengua castellana. En aquella nomenclatura, Coll catalogaba por orden alfabético distintas palabras escogidas por su sonoridad o por su doble sentido, por ejemplo: “maniático” (“loco por vivir en el ático”); “estupidiez” (“realizar la misma idiotez 10 veces”); “shacerdote”(“emperador persa que no se lavaba nunca”); “bromear” (“mear en broma”); "anocente" (culo libre de culpa); "baltasor" (rey mago metido a monja); "remera" (puta con piragua); "trajodia" (pieza teatral en la que mueren todos los que joden), etc.
Coll, conocido como el “humorista del bombín”, criticó en varias ocasiones el humor actual, en el que abunda "lo obsceno y lo irreverente", por lo que "muy a menudo caemos en lo burdo y lo cicatero”. El cómico defendía la necesidad de una hilaridad provocada por "el talento, la cultura, el buen gusto y la cortesía", ya que de otro modo los humoristas —"auténticos historiadores de su tiempo"— estarían contribuyendo a educar mal a su público.
Como decíamos arriba formó parte junto a Luis Sánchez Polack “Tip” de una de las parejas más populares de los años de la 'Transición Política Española'.
Al igual que el gran Gila, ofrecían un humor corrosivo, sutil, vivo, audaz, en suma, el auténtico humor heredado del inolvidable semanario “La Codorniz”.
El fenomenal duetto supo tratar con descarada socarronería aquellos tiempos de incertidumbre política y social de nuestro país. Curiosamente Tip, fue de 'derechas' mientras que Coll todo lo contrario, de  'izquierdas'. Pero, paradójicamente, formaban el contrapunto de la escena humorística. ¿Que hubiese sido de Coll sin las locuacidades esperpénticas de Tip o viceversa con aquellos giros surrealistas? 
De esa forma, anduvieron en el candelero televisivo durante varios años haciendo las delicias de los telespectadores. Sirva de ejemplo entre una larga lista de divertidos epitafios, estos que transcribimos: A Fraga: “Sabía que un día u otro estaría entre la mayoría”. A Felipe González: “No me traigáis rosas, traedme capullos”.
En estos días de crispación colectiva y ‘vinagrera política’, sería bueno recordar a este estrafalario dúo, a esta alocada pareja, que hizo del contrapunto su bandera, demostrando que no sólo son compatibles las ideas contrarias, si no, más bien, necesarias como la vida misma. Imaginemos un mundo donde sólo hubiese una opción: ¿Cómo podría hacer frío si no existíese el calor? ¿Podríamos sonreír, si sólo hubiese llantos? ¿Izquierda sin derecha? Entonces ¿qué…, mancos?
¿Se concibe la música de Bach sin el contrapunto? ¿Sólo melodía? No, el mundo en que vivimos está configurado por la pluralidad. Así fueron Tip y Coll.
Y es que todo va unido y establecido por el Creador de tal manera que se necesita la polifonía, al menos en este planeta llamado Tierra. Es decir, que pese a los dogmáticos del pensamiento único, el mundo está creado variopinto y múltiple, y  aderezado con un generoso sentido del humor. Como el de los geniales "Tip y Coll".
Y como ellos prometían al finalizar cada actuación, repetimos: —«La próxima semana hablaremos del gobierno»—
  
 Antonio González Noguerol

jueves, 28 de septiembre de 2017

REGINO LORENCIO MATA

REGINO LORENCIO MATA.

Hace unos días me pedía un amigo que comentáramos algo sobre la personalidad de Regino Lorencio Mata. Nació en Cehegín, el día 7 de septiembre del año 1863, hijo de Antonio José Lorencio Arévalo y la caravaqueña Teresa de Mata García. Goza de una calle con su nombre en el Arco de la plaza –que antaño se llamó San Zenón-, cerca de donde nació nuestro personaje, en la calle Rocines, nº9, a los pies de su amado templo de Sta. María Magdalena. 
Paradójicamente por aquellos andurriales se ubicaban la legendarias tabernas de "El Chaparro" y "La Puñalá", cobijo de vinateros, donde se cocían toda clase de extraños y esperpénticas anécdotas, se aliviaban los problemas con vino a destajo, y también algunas sufridas esposas, solían llevarle la cena en un pucherico a sus cónyuges, mientras echaban la partida de truque.
Pero sigamos con nuestro personaje, alejado de esos mundanos trajines.

Arco de la plaza del Castillo -Entrada a calle Regino Lorencio-

El día 9 de septiembre de 1876, el mismísimo don José Mª Caparrós y López, (por aquella época párroco de la Iglesia de El Salvador de Caravaca y que más tarde llegaría a ser Obispo de Sigüenza), firma, como vocal local de la Junta de Instituciones Públicas, el aprobado de ingreso del estudiante Regino Lorencio a la segunda enseñanza. En los años académicos de 1876 al 1880, aprobó en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza las asignaturas del Grado de Bachiller en Artes, habiendo merecido la censura de Sobresaliente. Ambos Lorencio y el obispo Caparrós. acabarían siendo grandes amigos, hasta el punto que Regino estuvo a pie de cama cuando se produjo el fallecimiento del prelado Caparrós. 

Puerta de Caravaca -Muralla del Castillo-
Fue ordenado Presbítero en Murcia el día 27 de mayo de 1888 con tan solo 25 años, por Don Tomás Bryan y Livermore Obispo malagueño de ascendencia inglesa, procedente de la alta aristocracia malagueña, que por esas fechas ejercía su Dignidad en la Diócesis de Cartagena-Murcia. De 1878 al 1890, mediante incorporación de los estudios da la segunda enseñanza curso y aprobó en el Seminario Conciliar de San Fulgencio, con la calificación de Meritissimus 3 años de Filosofía, 7 de teología y 2 de Cánones excepto el 4 de esta facultad que cursó y probó en el seminario Central de Valencia con igual calificación, obteniendo además mediante oposición el único Premio de su clase. En 11 de junio de 1887 recibió en nuestro Seminario el Grado de Bachiller en Sagrada Teología, con la censura de Judicum Nenine Discrepante y dispensa de derechos. En el mismo Establecimiento y previo los ejercicios de las oposiciones obtuvo una beca. Defendió proposiciones en las Conferencias públicas de Filosofía y Teología. En el académico de 1886 a 87, fue nombrado Profesor de clases de latín y Teología Moral las cuales desempeñó hasta el curso de 1888 a 89 con el mismo carácter de Profesor las asignaturas de Metafísica especial, Filosofía Moral e Historia de la Filosofía. En el de 1887 a 88 se le confirió el cargo le Bibliotecario y en el siguiente curso el de secretario de Estudios del referido Establecimiento, desempeñando ambos cargos hasta el mes de diciembre de 1892 en que tomó posesión de su Curato. , hasta terminar el curso de 1891 a 92.
Una personalidad en la vida eclesiástica murciana. Por lo visto debió ser un gran orador. Así lo justifican diversas publicaciones de la época, como El Liberal de Murcia en una reseña de 24 de diciembre de 1.909: -“EN LA MISERICORDIA.  El acto de repartir ayer mañana en la Casa de Misericordia las ropas del Ropero de Santa Victoria, resultó sencillo y hermosamente cristiano. Se dijo una misa, cantaron los asilados un himno, pronunció el señor Provisor D. Regino Lorencio Mata un breve y entusiasta discurso, y enseguida, pasando los invitados desde el templo a la Casa de Misericordia, se procedió a la entrega da los lotes que ya se habían formado y dedicado a diversas instituciones.”
También un programa de fiestas de moros y cristianos de Villena, entre otros festejos señala: Misa solemne a toda orquesta: “...en la Iglesia Arcedianal del Apóstol Santiago, la que oficiará el Sr. Dr. D. Juan Chaumel Jorge, Dignidad de Chantre de la Iglesia primada de Toledo, estando a cargo de hacer el Panegírico de Nuestra Señora, el Dr. D. Regino Lorencio Mata, cura párroco de Santa María de Villena. Al toque de Sanctus, concurrirán las comparsas a la plaza de Santiago para hacer las salvas de ordenanza al alzar a Dios”.
En febrero del citado año, 92 se opuso á la Canóniga vacante entonces en esta nuestra Santa Iglesia Catedral cuyos ejercicios le fueron aprobados por unanimidad ocupando el segundo lugar en la terna para su provisión. En junio del mencionado año 92, recibió el Grado de Bachiller en Derecho Canónico en esto nuestro Seminario Conciliar de San Fulgencio y en el Central de Valencia los de Licenciado y Doctor en la misma facultad y así mismo, el de Doctor en Sagrada Teología habiendo obtenido en todas ellas la censura de "Judicum Nemine Discrepante". 


Tiene licencias absolutas en esta nuestra Diócesis, en la de Orihuela y en la Archidiócesis de Valencia. En el mes de enero de 1892 tomó parte en el Concurso general á Curatos vacantes en esta diócesis, siendo uno de los dos opositores que más puntos obtuvieron en los ejercicios literarios, siendo agraciado con el Curato de Santa María de la ciudad de Villena. Todo ello denota que don Regino fue un elocuente predicador, reclamado para numerosos eventos religiosos y festeros, como lo atestigua esta revista festera de la ciudad de Villena. . 


 Otra reseña esta vez publicada en el diario Las Provincias de Levante del día 23 de febrero de 1896. “(El sermón de hoy) En nuestro templo Catedral, ha ocupado hoy la sagrada cátedra el Sr. Canónigo Magistral D. Regino Lorencio Mata, predicando sobre el Evangelio del día: «Tentaciones». Un distinguido y numeroso auditorio ocupaba las naves del templo, ávido de escuchar la elocuente palabra del sabio sacerdote. Su plática Evangélica, ha sido digna de la fama merecida de que goza tan notable predicador. Ha explicado con irresistible persuasión, la necesidad de amar a Dios para apartarnos del mal, que es nuestro mayor y más temible enemigo. La enseñanza del sermón de hoy, ha sido profunda y edificante. El auditorio ha escuchado con vivísima satisfacción, la plática verdaderamente magistral, del magistrado D. Regino Lorencio Mata, al que de todas veras felicitamos.”


Don Regino Lorencio falleció en Murcia, el 18 de mayo de 1915, a la edad de 52 años, a consecuencia de diabetes-sacarina. Cehegín se vistió de luto por este ilustre hijo, sacerdote ceheginero que se hallaba como canónigo y provisor del obispado de Cartagena. Según las actas municipales proporcionadas por el archivero local, el Ayuntamiento mostró su sentimiento por el óbito y acordó darle a dicha calle de san Zenón el nombre de “Canónigo Regino Lorencio”, lo cual se acuerda en Acta de 28 de agosto de 1915.
En el año 1927, a las 8 de la mañana del 18 de julio, regresaron a Cehegín los restos del que en vida fue un ceheginero eminente, don Regino, procedentes de Murcia y fueron depositados en una sepultura de la Iglesia de san Esteban (convento de los franciscanos y santuario de la patrona de Cehegín, Nuestra Sra. de las Maravillas). Acompañando al féretro con los restos del finado, vinieron al acto desde la capital murciana algunos familiares y amigos, además de numerosos vecinos invitados al efecto.
Otro de los cehegineros prestigiosos de entre siglos XIX y XX, aunque poco conocido de sus paisanos de siglo XXI.

FUENTES: Diversos archivos, historiadores locales, fotos de archivos. (en la publicación ceheginera "La Panorámica" Hay una extensa referencia sobre Regino Lorencio, de los investigadores Antonio Peñalver y Juan Espín.)

lunes, 18 de septiembre de 2017

EL APRENDIZ DE FAMOSO.

EL APRENDIZ DE FAMOSO

(Fantasía hilarante para este año)

Aparecer algún día en la portada de los medios de comunicación era su sueño dorado. Después de mil avatares y fracasos mayúsculos, llegó a la conclusión de que sólo podría lograrlo cuando se decidiera a lanzarse volando desde la azotea del edificio más alto de la ciudad. Pensó: -“Es la única manera de ser célebre aún a riesgo de quedarme inválido, pero valdrá la pena con tal de salir en la prensa y en la tele, seré el nuevo Juan Salvador Gaviota”-
Desde niño ya sentía envidia de la gente del ‘famoseo’: -Dentro de pocos años también seré famoso y me fotografiarán en todas partes, un triunfador "influencer". Mis amigos me ensalzarán: -¡Qué bien has salido en la foto de hoy!... 



Pero conforme pasaba el tiempo advertía lo difícil que era sobresalir y obtener méritos para que los periodistas se fijasen en él. Lo intentó en el deporte, pero su facha era deprimente y se fatigaba sólo de subir al primer piso donde vivía; probó en la canción: gracias a un amigo consiguió un “casting” para “Operación T.” y al primer “gallo” que soltó le recomendaron amablemente: Dedíquese usted a pregonero.
En otra ocasión concibió la torpe idea de saltar al campo de Atleti y pegarle al árbitro: -Esta vez, seguro que publican la noticia, porque no es para menos, pegarle a un árbitro de fútbol está muy feo…- y lo único que consiguió fue dos sonoros guantazos que le propinó un municipal. El ‘presunto publicano’ pensó eufórico: -… han valido la pena los jetazos por aparecer en letra impresa; mañana seré famoso y todo el mundo me preguntará …- al día siguiente compró ilusionado el diario donde se leía: -… un energúmeno quiso agredir al colegiado, pero afortunadamente lo impidió la autoridad…-
Después de este fiasco, le vino otra ocurrencia y pensó: -¡Eureka, ya está! ¡Atracaré un banco…!- Y, ni corto ni perezoso, penetró en el más próximo; se había buscado una enorme pistola de chocolate y una media vieja de su casera donde introdujo su dura cabeza e irrumpió gritando: - ¡Arriba las manos!…, ¡Esto es un atraco! ¡Rápido, todo el dinero sobre la mesa…! – entonces, un empleado gritó desde el otro lado del mostrador: -Hombre Paco, cómo se nota que estamos en carnaval, ¡qué gana de broma tienes! ¿Deseas realizar alguna operación?… – El iluso aspirante a famoso no tuvo más remedio que disimular dándole un bocado a la pistola e invitando a su amigo banquero: -¿Quieres probarlo?, es de chocolate puro…-
¡Nada!, que no lograba la celebridad. Tan fácil como lo consiguió “El Bárcenas ese” o el Kiko, y lo complicado que se le presentaba todo a él.


Entonces recapacitó: -¿Por qué no, casarme y luego separarme, después de hartar de palos a mi mujer para que no existan atenuantes ante el juez? Seguro que me publican por eso de la violencia de género…- Y de esta suerte abordó un nuevo lance: buscar novia por todos sitios. Él quería una mujer que fuese guapa pero no muy lista, (como “la Bombi” aquella de la TV) para acceder mejor a sus propósitos. Y recorriendo los tugurios de copas, se fijó en una especie de Marilyn, aunque nunca pensó que era cinturón negro de judo. El día que intentó propinarle la primera ‘jamanza’ de prueba, no llegó a rozarle pues la ‘inocente joven’ le aplicó una llave que lo dejó maltrecho y sin novia…
¡Qué complicado ser famoso! Por aquello del maltrato animal, tan de moda, caviló: - ¿Y morder a un precioso caniche que paseaba con su dueña a diario?... podría ser noticia. Lo contrario sucedió. Sufrió tal bocado del perrito, además de un bastonazo que le propinó el ama, que necesitó cura de urgencia en un hospital.
La obsesión compulsiva por alcanzar la fama le carcomía, proyectándole las ideas más peregrinas. Y por fin, aquel funesto día, inspirado por un libro de Leonardo Da Vinci sobre una ‘Máquina Voladora’, decidió, cual nuevo Superman, lanzarse con un gran paraguas desde un edificio en obras. -Seguro que en esta ocasión me haré famoso, aunque abolle algún coche.. ¡El hombre volador seré!...- Ascendió entre tablones, agazapado para pasar desapercibido, se asomó calculando una altura propicia para un vuelo incruento y aterrizar sobre un montón de arenilla, con tan mala fortuna que se le enganchó el paraguas en una valla, perdió el equilibrio y se desplomó sobre el enorme encofrado de un pilar que en ese instante rellenaban de hormigón, y allí, cual faraónico urbanita, quedó sepultado para que una nueva cazada acabara de rebosar el cimiento. Y efectivamente, por fin conseguía una noticia digna de primera página, pero, fue todo tan rápido que pasó totalmente inadvertido.
Cuando los colegas de la oficina observaron su absentismo laboral, denunciaron a la policía. Sin rastro alguno, todos pensaron que se había marchado a su libre albedrío. Ya lo advirtió días pasados a un compañero: Me voy lejos, no tengo porvenir, es imposible hacerse famoso, ¡aquí nunca pasa nada importante…!
 Esta es la triste historia de aquel iluso que con imposturas y supercherías, como tantos otros que conocemos, soñaba con protagonizar una portada en los medios de comunicación.