Apodos de Cehegín

Diccionario del Noroeste

Recorrido por mi pueblo

viernes, 30 de marzo de 2018

SALZILLO Y UNOS OJOS.

LOS OJOS QUE SOÑÓ SALZILLO.

Cuando mis ojos miraron
de tu cielo los dos soles,
vieron tales arreboles
que sin vista se quedaron.





Hace unos años me relataron una historia que, aunque fabulada, ¿no pudo ser cierta?... Cuentan que una soleada mañana abrileña, salía Francisco Salzillo junto a su hermano pequeño hacia el río Segura a pescar. Al pasar por el convento de Madre de Dios observaron la calle tapiada tras la cual se oía un extraño quejido: — «Anda Francisco, no te pares»— balbuceó su hermano José Antonio — «¡Calla, Pepe, creo que he oído algo...!» — le increpó Francisco, — En ese instante se escuchó el llanto de un niño con más claridad. Intentó saltar la tapia pero su hermano le sujetó los pies y arguyó: — « ¿estás loco, ignoras el castigo para quien quebrante la cuarentena de la peste bubónica?...» «lo sé, —admitió Francisco— pero al otro lado llora un niño que puede necesitar ayuda y puede morir fácilmente, voy a saltar y socorrerlo. Mientras, vete a por una cuerda para poder bajarlo…» — «Pero Francisco, si nos cogen no nos dejarán salir» — «Tú calla y trae la cuerda»—
Lo que allí encontró marcó su destino para siempre. Junto a un portal un niño de meses exprimía las ubres de una perra esquelética y al no extraer ya ninguna leche lloraba desesperado. Junto a él, recostada en la pared, la madre moribunda intentaba abrazarlo con la mirada perdida hacia el cielo. Gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas tumefactas. Aquella expresión sobrecogió al mozo, era la sublime y desgarradora imagen del dolor maternal ante la inminente muerte del hijo amado.
Con voz apenas audible, aquella mujer susurró al oído de Francisco:«Te conozco, eres hijo del escultor italiano. Yo no aguanto más, salva al niño, está sano, sácalo de este infierno y entrégalo a las  monjas o a algún alma buena, ya no lo queda familia…»
Entre los dos hermanos rescataron al crío, pero nada más saltar al otro lado les sorprendieron dos guardias y los llevaron al hospital de San Juan de Dios para aislarlos hasta comprobar un posible contagio.
Días después salieron sanos, pero Francisco debió dar cuenta a la justicia por violar la zona en cuarentena.
Gracias al prelado Luis Belluga obispo de Murcia, que conocía a su padre, consiguieron librarlo a condición de que ingresara en el seminario donde podría forjarse un buen sacerdote, vista su tendencia a favorecer al prójimo. No hubo otra opción que obedecer a Belluga.
Ya en la institución religiosa el preceptor observó su facilidad para el dibujo por la cantidad de bocetos de la Dolorosa que realizaba y lo manifestó a los superiores, que finalmente, ante la manifiesta vocación del zagal, decidieron enviarlo a su casa para sustituir en los trabajos del taller a su padre, muerto, precisamente, el día anterior. Su llegada fue recibida con los brazos abiertos del resto de la familia.
La vida sigue, y años más tarde contrajo matrimonio con una bella murciana, Juana se llamaba, de la que tuvo un hijo, Nicolás, vivo retrato de su abuela, los mismos ojos azules, muchos angelotes recordarán su imagen para la posteridad.


Un azaroso día el niño enfermó, cuando Salzillo llegó a casa lo encontró en brazos de Juana, su madre, que con los ojos perdidos, tenía la misma expresión de aquella otra madre, veintinueve años antes, tras el muro de la calle Madre de Dios acosada por la epidemia.
Francisco salió corriendo hacia su taller y en un lienzo se puso a dibujar ¡Eran muchas las cosas que entendió en aquel instante!, aquella expresión maternal debió ser igual a la de la virgen María a los pies de la Cruz: La Dolorosa. Ese era el rictus, el mismo de cualquier madre que siente perder a su hijo. El boceto salía solo, ¡brotaba!, y al contemplarlo al fin, se le erizó el cabello ¡Era Ella! Cuando lo vio su hermano José Antonio dijo: «¿Es ella, Juana, verdad?» — «Si, es Juana, es la madre que hallé tras la tapia, es… "Ella" ¡He tardado tantos años en entender algo tan simple y a la vez tan universal!»


Meses más tarde, ¡por fin esculpieron la efigie! Contemplando el rostro de María, Salzillo, pensó: «ahora sé que jamás necesitaré tallar otra Dolorosa, ya todo el mundo podrá admirarla».
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Ignoramos si todo sucedió así, como lo he relatado. Pero ¿no hubiese sido plausible de ser cierto?...

lunes, 26 de marzo de 2018

CAPIRUCHOS Y MANOLAS.

TIEMPO DE CAPIRUCHOS Y MANOLAS.


La procesión de Nuestro Padre Jesús, ha culminado con brillantez hasta la plaza del Castillo.



La mañana ha sido muy dilatada, desde los primeros guiños del sol has estado dispuesta para participar ataviada con tu túnica morada, primero en el emocionante "Encuentro" de María con su hijo, el Crucificado, en la recoleta placeta del Mesoncico y posteriormente en la luminosa procesión de Nuestro Padre Jesús el Nazareno; acabaste un poco acalorada, te despojas del capirucho mientras los bordados de tu manto centellean al reflejo de sol abrileño y tus lozanas mejillas afloran como ababoles en primavera. El mozo de tus anhelos te espera para celebrar el viernes Santo.


El público aguarda expectante la exaltación del pasodoble en la puerta del centenario casino ceheginero. Y hacia allí os dirigís de la mano para integraros en el mágico ambiente. Algunos visitantes admiran las fachadas blasonadas de escudos y otros 'cervecean' en las tabernas cercanas. La emoción se apodera de la calle Mayor y poco a poco la gente se agolpa alrededor de la antigua sociedad, como en sus mejores tiempos, cuando los señoritos asumían el mecenazgo de las cofradías poniendo en valor a sus respectivos coros con las disputas musicales.
Esta mañana se comenta que además de pasodobles como "Churumbelerias" o "La Gracia de Dios", se van a interpretar algunos con solos de trompeta como "Nerva" o de saxo "Opera Flamenca", que seguro sobrecogerán de emoción al público.



Maravillas te llaman, bella zagala, como la patrona de Cehegín, y guapa como tu madre, hoy terciopelo ajado, aunque gozando de esa serena belleza que aportan los años y las vicisitudes de la vida. Ella, tu madre, te espera en casa porque ha de engalanarte el atuendo para desfilar esta noche de “manola”, en la procesión del Santo Entierro. Tiene dispuesta su primorosa mantilla de blonda, que le trajo de Melilla su novio cuando regresó de la mili, y que ella lució tantas semanas santas. Hoy de nuevo el encaje saldrá del arca, celosamente guardado para que algún día tú lo lucieras, y esa fecha ha llegado.



Seguro que tú, agraciada Maravillas, cuando desfiles acompañando a la Virgen por el camino de la Amargura al socaire de la Dolorosa, serás admirada, como lo fue tu hermosa madre en su tiempo, Ella, desde vuestro balcón, suspirará orgullosa al paso del cortejo recordando aquellos tiempos queridos y, con una efímera lágrima desprendida de su pupila, elevará la vista al Cielo dando gracias por este momento de gratificante nostalgia.

(Antonio González Noguerol)

martes, 20 de marzo de 2018

SEMANA SANTA Y MUSICA

SEMANA SANTA MUSICAL

Jurado del Primer Certamen de Exaltación del Pasodoble (años 80).
Cehegín es música en Semana Santa, esta cuestión es evidente, no sólo por las marchas pasionarias que tanto color dan a los desfiles, también por la estruendosa tamborada de la, ya consolidada, Concentración de Bandas de Tambores y Cornetas. Igualmente goza de una iconográfica muestra de imaginería que despierta la admiración a su paso, de la cual destacan, justo es señalarlo, las tallas de San Juan ‘El Discípulo Amado’ y La Piedad, conocida popularmente como Virgen de las Angustias, además de otras atractivas imágenes, conducidas por vigorosos anderos y penitentes engalanados con primorosas túnicas. Pero con sinceridad hemos de reconocer que la semana de pasión ceheginera no sería tal, si faltasen esas estremecedoras melodías fúnebres que resuenan solemnes por las calles de esta montaña mágica que es nuestro pueblo y que evocan el drama del Gólgota... Sin embargo no sólo es ésto, porque en nuestra población la Semana Santa, virtualmente empieza, casi, cuando las paganas máscaras se despojan de su descreído disfraz y entonces comenzamos a entonar las tradicionales novenas en la iglesia de la Soledad, partituras decimonónicas con el regusto operístico de Arrieta o Eslava, conservadas gracias al tesón de perseverantes aficionados que a lo largo de los años han logrado inmortalizar sus notas en nuestra memoria.
Por ello, nuestro pueblo goza de predicamento en estas fechas y desde los tiempos heroicos siempre destacó por sus atavismos estéticos en el arte musical.
Hay que bucear en sus raíces, explorar sus ancestros, y nos asombraremos de la cantidad de peculiaridades que guardamos en el baúl de nuestros antepasados.
Sí amigos, Cehegín es música en estos días, el pasodoble, suerte de marcha con ese paradójico alborozo que se mezcla con el dolor por la Pasión de Cristo y con la confianza de la anunciada Resurrección.


Es la cromática armonía que ejerce de mediadora entre el Cielo y la Tierra palpitando sin tregua desde la Creación y entonando la Marcha Triunfal de la Vida...
¿Quién no ha sentido escalofríos al escuchar las bandas penetrando en la Iglesia de la Magdalena?... ¿A cuántos no le han aflorado las lágrimas a los sones de “Nuestro Padre Jesús Nazareno” en el proverbial saludo a los ancianos del Hospital de la Real Piedad?.. ¡Menudas cadencias inundan la recoleta Placeta del Mesoncico brotando de los eufónicos ’pitos’ de nuestra Laureada Banda!

Vieja foto de "los Trece Negros"
Desde el siglo XVIII, con la primitiva Banda Municipal, pasando por el recordado conjunto de los Blases o los populares Trece Negros, hasta nuestros días con el novel conjunto apadrinado por la cofradía de los Coloraos o la soberbia banda de la Sociedad Musical de Cehegin; como cada año, escucharemos a los “coros” (siempre se llamaron ‘coros’ a las bandas de música que acompañan las distintas cofradías semanasanteras), rivalizando en la interpretación de las hermosísimas obras: Jesús Preso, la Madrugá, Nuestro Padre Jesús o Mater Mea.


Así, en Viernes Santo, día emblemático, Cehegín, perpetuando su secular tradición, glorifica con marchas y pasodobles que se adueñan de las conmemoraciones en torno a la auténtica Resurrección del Crucificado y el triunfo sobre la Muerte, verdadero legado para toda la humanidad, acaso influenciados por los mitos de la cultura grecorromana: Orfeo y Euridice o Atis y Cibeles, allí donde fluye el río del olvido y las almas de los muertos aguardan la inapelable sentencia final. Es entonces, a través de la música, cuando las Parcas claudican ante la inmortalidad del Universo.
De esta forma evocamos la Victoria del Cristo en su bajada a los infiernos espantando al poder de Lucifer: “Cristo antes de la resurrección permaneció en la morada de los muertos.”(Hb 13.20). Y (Juan 5.23.) “Cristo bajó a las profundidades para que los muertos oigan la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivan”.

martes, 13 de marzo de 2018

PRIMAVERA FLORIDA

Adiós al Invierno (primavera florida) 

Esta luz, este fuego que devora. / Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea. / Esta angustia de cielo, mundo y hora.

F.G. Lorca


Vista de Cehegín en día de tormenta

Un hosco amanecer levanta el amenazante ciclón eructando sombríos nubarrones con irritados bufidos. El gélido viento del norte blande su látigo inmisericorde flagelando las arboledas esqueléticas  que derraman  las postreras hojas invernales entre su cobijo primigenio...
Unas tímidas luces fugitivas se filtran entre la negrura. Son guiños del padre Sol que otea desde su lánguido letargo —«¿En qué habremos ofendido a este torvo basilisco…? »— arguye contemporizador y pregunta al fiero huracán: —«¿Qué gruñidos son esos?, ¿Qué ha ocurrido hoy para este descontento…? ¿No sabes que llega la primavera y es hora de desperezarse y salir a oreo…? »— El tozudo aquilón resopla ostentoso alborotando cuanto encuentra a su paso.
«Ya verás…, ¡te vas a enterar!…»— Le espeta con enojo la Gracia de Dios, mientras expande una vigorosa catarata de ardientes rayos que parte en mil pedazos aquellas hoscas nubes.
En un instante, como si un travieso mago hubiese blandido su varita para destapar millones de focos luminosos que invaden todo el espacio viviente, el multicolor iris aparece con su abigarrado arco produciendo el milagro.

Vista de Cehegín primaveral

Entonces los hijos de aquellas hojas trémulas que se exiliaron en otoño, comienzan su inmigración cubriendo con un manto nevado los fértiles frutales para impregnar con su canto perfumado los aires de nuestro entorno. Un coro de pajarillos afina sus melodiosos flautines. Las enramadas de las arboledas entonan su himno a la vida y nuevas energías se desplazan velozmente por las arterias de las plantas trajinando la esperada savia.
Un mustio vagabundo abrigado de afilados huesos dormita entre el suelo de catre y sus vistosos harapos, bostezando ruidosamente: —«Hummm…, qué bien se está en este camastro» y sigue roncando satisfecho.


Desalentado ante tanta armonía, el huraño tornado gruñe humillando sus airados soplillos e intentando contrarrestar la omnipotencia del astro rey, se marcha con viento fresco hacia los estadios del mal humor. El resplandor triunfa una vez más sobre las espantables sombras. Una alegre marcha triunfal se recibe de lontananza. El canto a la vida se impone sobre la agria desolación.
Es la Primavera, que florece de nuevo.