Apodos de Cehegín

Diccionario del Noroeste

Recorrido por mi pueblo

miércoles, 19 de mayo de 2021

BARRIADA DEL ARBOLLÓN -ALPARGATEROS Y CUATRO CANTONES-

BARRIADA DEL ARBOLLÓN


El “Arbollón” se sitúa en el corazón de la Plaza de los Alpargateros y la calle del mismo título, pegada a la recoleta placeta de los Cuatro Cantones, y, como bien indica su nombre es la zona adonde concurrían las diversas aguas de lluvias y demás desagües de la ladera noroeste de ese gran montículo que es el Casco Antiguo de Cehegín, una de sus zonas más antiguas donde diversos 'goterones' beben las escurrimbres del lugar, como el del Cubo, o el de la placeta de Pinatos…

Placeta de Pinatos

 (Dice la voz del pueblo, refiriéndose a la persona glotona: “Traga más que el goterón de la placeta Pinatos”). 

Arco de la plaza del Castillo.

Iniciamos nuestro periplo por el Arco de la plaza del Castillo y nos encaminamos a la derecha, por la calle de Esteban Zarco (antigua Cuatro Cantones), un arco de la muralla, preside la “Puerta de Caravaca”, torreón macizo de la época musulmana, al que se le abrió una puerta en el s. XV, con una supuesta hornacina, seguramente cobijó de alguna imagen. Por estas callejuelas observaremos numerosos arcos que sostienen estas ancestrales murallas. Según datos de nuestro amigo y cronista de la villa F. Jesús Hidalgo, junto a ese "Arco" estaba situada una de las primitivas boticas de Cehegín y el "Postigo de los Asnos", un curioso topónimo, que parece fue un lugar para estacionar estos cuadrúpedos. 


 (En lo más estrecho de dicha calle, mi amigo ‘Salibaila’ (D.e.P.) guardaba celosamente un pequeño museo de antigüedades en una viejísima casita). Por allí discurre la zona más antigua de la iglesia renacentista de la Magdalena, en uno de los sillares procedentes de Begastri destaca una inscripción romana, que dice así: «M. FULVIUS FLACCUS M.L.I.F. HIC SITUS EST «MARCO FULVIO FLACO - LIBERTO DEMARCO-AQUÍ ESTÁ SITUADO (ENTERRADO).»

c/ Esteban Zarco.

Desde algunos puntos se puede otear la barriada del Cubo en el fondo del despeñadero, mientras revoletea una alegre pandilla de vencejos y golondrinas, en la distancia se distingue el macizo Puente de Piedra; la Vega Alta del Argos; y en lontananza la vecina ciudad de Caravaca. 

Calle Alpargateros

Antaño, fue un punto de reunión de la faena de numerosos alpargateros en la época dorada del gremio. Sus calles medievales (estrechas, sinuosas y empinadas), nos recuerdan siglos de historia y vida. Nos tropezamos con calles que se amontonan como una colmena: Pintor Pascual; Polo Medina, Clemencín, y la calle de Sta. María Magdalena donde aún se conservan pasos elevados y restos de la muralla del Castillo de Cehegín.

c/ Sta. Mª Magdalena -Marmallejo

Si atajamos por la Cuesta de la Iglesia, su mirador nos invita a la contemplación del maravilloso panorama de las hoyas del Argos y su vega, Las Caballerías y los floridos mares de plástico de Canara. Viejos recuerdos nos asaltan al contemplar la Academia San 'José de Calasanz', dirigida por el viejo maestro y periodista Salvador Piñero "Salpife", que tanto nos enseñó, sobre todo a ser personas de bien. 


Al final de la cuesta llegamos, así mismo, a la citada plaza de los Alpargateros, junto a lo que fue la morada de la Srta. Evangelina, no hace mucho, aun podíamos apreciar su antiquísima reja de buche de paloma, símbolo del arte de la forja local y algunos de los famosos aleros de Cehegín, por desgracia todo ha pasado a mejor vida, merced a los años y la inclemente picota.

Parroquia Sta. Mª Magdalena -Puerta principal-

Desde la ladera del cerro, en la parte Norte del pueblo, al final de la calle El Pozo, sobre la 'Peña del Judío', vemos otro torreón recientemente restaurado, conocido como «Cueva de la Encantá», fue una «torre ciega» maciza, de planta cuadrangular, fabricada con técnicas de albañilería árabe, y sirvió para defender un pozo que suministraba el agua a los moradores de la alcazaba,  denominada «Torre del Ladrón de Agua».

Torreón del Ladrón de Agua- Cueva de la Encantá

En esta parte del Alcázar, podemos contemplar maravillosas vistas el huerto del Rey, y los puentes del Santo, y enfrente los cabezos que aun encierran en sus entrañas restos del hierro de la famosa ‘Mina Carlota’. Uno de los célebres cuentistas cehegineros fue el Tío Mantas que entre tantas historietas, alarmaba a los alpargateros: "¿Sabéis que el coche de línea se encuentra colgando del Puente Santo a punto de caer al río..?" Cuando todo el vecindario acudía al Alcázar a contemplar el accidente, el tío Mantas pensó: “Mira que si fuese verdad y salió disparado a ver su fabuloso embuste.”.

Hoyas del Argos y Cabezo de la Mina Carlota

Podemos visitar calles como la de Julián Romea o Marmallejo (¡qué enigmático y bello topónimo!), donde aún se conservan balcones tallados en madera. Y numerosos rincones como el del Tobalo que aseguraban tenía duende. Son tantas las historias de aquellas esquinas retorcidas del hambre vieja, que se haría interminable este relato: Acaso sean todo leyendas, o tal vez no, pero sí puedo asegurar que fueron muchos los personajes grabados en  la memoria de mi niñez: La Tía Colorá, la Tía de la Sierra la Puerta, el Tío Menchas, el maestro Chupillas, el tío Bastidas, Manuel Afeitagatos, Pedro el Risicos y la Tia Clofé, el tío Godepe y la tía Bartoleja y otros, de los cuales contaremos estas y otras historias.

Calle Alpargateros - Peñicas

Son caminos de tango y mostrador, tabernas como "La Puñalá" o "El Chaparro" o la del "Tio Manolillo", especialistas en el "Truque" y "Echar la Cinta..." Sin duda, estas calles encierran pintorescas leyendas y fantásticos cuentos, de místicos y aventureros, poetas y guerreros, así es nuestra tierra y nuestra España.

Plaza Castillo -Apartamentos Muralla y torre Magdalena

¡Ay, Torre de la Magdalena!, cuando suena tu campana, nos habla del corazón, con sones de tradición de nuestra hermosa villa murciana. 

Rincón de Tobalo -desaparecido-

Y es que Cehegín tiene duende… Así lo recitaba el entrañable poeta y confitero, Ramón García-Ripoll: “Por el Rincón de Tobalo la luna caracoleaba / y del río Argos subía la serenata del agua. / En los Sotillos del Glorio, dulce ruiseñor de plata, / de un estuche hecho de brisas sacaba su flauta mágica… //... Por el rincón de Tobalo la luna se derramaba, / y por todo el Marmallejo cruza la Virgen de Fátima…”

Calle Romea y Cuesta Tobalo

¿Sabían, amigos lectores…, que en algunas casonas de nuestro hermoso casco antiguo habitan ánimas que buscan a pecadores arrepentidos? Hace unos años que murió mi amigo Alfonso 'el Afores', ¡Cuántas anécdotas guardaba el viejo truhan!, un día contó que acudía gente extraña a una casa del Arbollón. Aseguraba que vio unas sombras salir en altas horas nocturnas, como sonámbulos, andando muy estirados y con los ojos en blanco, "imploraban en voz alta, daban grandes saltos y abrían desmesuradamente los brazos, como invocando ánimas". Una noche, Afores, -que era muy pequeñajo- se plantó delante de un fantasmón, de más de dos metros de alzada, cubierto con una gran sábana, el cual, sin embargo, huyó escoltado por una desaforada bandada de gatos maullándole.  Decía Afores con aire socarrón: -" … podría ser el espectro de ‘Pedro el de la Taberna’ *** que tanto protegía a los gatos. Escondido entre esquinas los seguí hasta que desaparecieron por los ‘legíos’ de la "Cueva la Encantá"-. Al regresar me asaltaron los ecos de maullidos, chillidos y carrerillas por los laberínticos callejones del Marmallejo…. Y salí disparao echando chispas hasta mi casa, sin conseguir saber el misterio del fantasma”.

Nocturno ceheginero

Nos quedan más arcos y placetas para contar, cercanos a la plaza Vieja, Puente Santo y su ermita en ruinas, pero de ello hablamos en otro artículo de este **blog.**

Fuentes: Archivo Municipal y de otros estudiosos y la tradición oral. fotos del autor.


lunes, 10 de mayo de 2021

BURETE (Antigua Diputación Ceheginera)

 

LA PEDANIA DE BURETE

(Burr-etum )
La antaño pedanía de Burete, situada a los pies de la sierra del mismo nombre, es un bucólico valle con riquísima floresta de oliveras, almendros y sobre todo pinares, donde se respira paz y sano aire de las sierras cercanas. Su topónimo de raíz ibérica tiene su lugar en la Historia local: Burr, que significa ‘montaña y Etum, enraizado en el latín de significado abundante’: Burretum, que se derivó en el castellano "Burete"En otra época hubo ricos yacimientos de magnetita y de jaspes, y se dice que tiempos de los romanos existió una mina de oro. Su topónimo se refleja en la Historia con un viejo caserío del siglo XVII, reconvertido hoy en casa rural, y nos recuerda que el lugar fue poblado y explotado, en sus facetas agraria y mineral. En el año 1868, la entonces diputación de Burete, hoy pedanía, tenía censadas un total de 31 casas, que acogían a 120 almas empadronadas allí. Esta población incluye a hombres, mujeres y niños. Los residentes eran en su mayoría, colonos que trabajaban tierras en régimen de arrendamiento y cuyas casas de residencia eran también propiedad de los arrendadores. También había jornaleros que residían en régimen de alquiler.
Hermosura forestal de la sierra de Burete

Además, se ubicaban las casonas de Antonio Sandoval, el conde de Bazalote, José María de Béjar, Alonso de Góngora, Juan Oliva, Ramón Oliva, Francisco Melgares, Santos de Cuenca, Gregorio Piñero y tantos otros personajes de la élite económica local. En el año 1898 se asentaban en Burete 42 casas, en las que moraban 180 habitantes censados, así como una escuela rural. En los papeles de don Miguel Más, escribe sobre su ermita que: … se acoge a la advocación de San José, favorecida por los fieles de su partido, tiene un capellán que celebra misa los días de precepto para los feligreses que, con sus limosnas, acuden al socorro de todo lo necesario para ella
En Antigüedades de la Villa de Cehegín, de Martín Ambel y Bernad, escrito en torno a 1657, podemos leer: Contra la parte del mediodía de la villa de Cehegín y algo más de una legua de distancia de ella, hay dos montañuelas medianas, si bien la una es menor que la otra, en cuyo medio forman entre las dos un apacible y hermoso valle, conocido por el nombre de Val de Burete, todo el cual está compuesto y adornado (además de las muchas casas y bodegas o lagares que en él hay) de una larga serie de peonadas fértiles viñas, las cuales producen un fruto que, después de ser copioso vino, es de tal valor, que el de Lucena ni el de Pedro Jiménez de Málaga no sé si le igualan. Tiene muchos árboles de todos los provechos y muy grande número de fanegas de tierra de labor, que todo se riega con las aguas de un cristalino arroyo, el cual trae su principio y origen de cierta fuente que nace al pie de una de las montañuelas dichas [...] Que la sierra, la fuente y el arroyo son conocidos con la voz de sierra, fuente y arroyo de Burete. En otra parte del texto nos vuelve a informar de Burete y de una supuesta mina de plata: [...] al pie de una sierra mediana a quien llaman de Burete, algo más o menos de 50 pasos apartada de una hermosa fuente [...] hay una mina de acendrada plata, cuya experiencia y manifiesto se hizo por Fernando López Bonaque.

Cascada en una de las pozas del arroyo.
Teniendo este texto nos queda claro que antes, incluso, del siglo XVII, esta Sierra y su valle debían estar habitados, aunque fuera por una escasísima población. En el año 1868, la entonces diputación de Burete, hoy pedanía, tenía censadas un total de 31 casas, que acogían a 120 almas, o sea, 120 habitantes totales empadronados allí. Esta población incluye a hombres, mujeres y niños.  Los residentes eran en su mayoría, colonos que trabajaban tierras en régimen de arrendamiento y cuyas casas de residencia eran también propiedad de los arrendadores. También había una gran proporción de jornaleros que residían en régimen de alquiler normalmente. Entre todas esas casas estaban las de don Antonio Sandoval, el conde de Bazalote, don José María de Béjar, don Alonso de Góngora, don Juan Oliva, don Ramón Oliva, don Francisco Melgares, don Santos de Cuenca, don Gregorio Piñero, y otros tantos personajes de la élite económica local.
En el año 1898 había en Burete 42 casas, en las que había 180 habitantes censados. En los papeles de don Miguel Más, escribe sobre la ermita que: se acoge a la advocación de San José, favorecida por los fieles de su partido, tiene un capellán que celebra misa los días de precepto para los feligreses que, con sus limosnas, acuden al socorro de todo lo necesario para ella… Antiguamente cada 19 de marzo, día de san José, se celebraba la fiesta del santo patrón, con una eucaristía y posterior procesión con la imagen por los caseríos y finalmente un convite con baile, donde solía acudir alguna rondalla de pulso y púa, como la de Ginés el Ciego. La ermita fue restaurada hace unos años a expensas de Joaquín Parreño Navarro, para que se mantenga el culto. Aunque en la actualidad, y debido a los pocos habitantes, parece que no se siguen estas tradiciones.

Ermita dedicada al patronazgo de San José

Desde luego, Burete siempre ha constituido un lugar de paso, ya que, adentrándonos en el valle, siguiendo su actual carretera, podemos llegar a La Paca, para enlazar con la carretera de Lorca-Caravaca, que fue el camino natural para venir a Cehegín, por esta zona llegamos a pintorescos parajes como "La Peñica del Viento", bello topónimo que hace alusión a los indómitos vientos que azotan en ciertas épocas.
Casa de la Gloria
Por aquellos lugares escondidos entre los bosques, desde la carretera nos topamos con una bella escalinata pétrea que nos conduce hasta la "Casa de la Gloria", de estilo modernista, de una belleza sorprendente que fue propiedad de las conocidas "Boticarias", Srtas. Ortega Lorencio, con unos parajes de pinares arrolladores, cerca de la fuente de la Hoya de don Gil (el ceheginero la conoce como “Aholla’on gil”), donde en otros tiempos gozaban los cehegineros de las típicas ‘giras’ familiares, con sus correspondientes viandas en el ‘Domingo de Resurrección’. 

Escalinata del Cristo de la Casa de la Gloria

A veces afloran de los rincones del olvido, aquellas largas tardes de estío, al socaire de los amigos, que en sus casas de campo veraneaban y nos ofrecían una merienda aderezada con guitarras, canto y vino a la luz de los maravillosos atardeceres de la sierra de Quípar, donde el sauce llorón entonaba su particular melopea. 
Pero Burete, pese a ser pedanía de Cehegín, ha quedado un tanto relegado en materia de infraestructuras, situación que ayuda a mantener este pintoresco paisaje, que hoy día queda para el agro y el puro disfrute de senderistas y vecinos.  en sus cumbres destacan las canteras de mármol rojo y gris, famosas por todo el mundo; la cuesta del  Reventón (en otro artículo de este blog, relato la historia que aconteció, de Juan de Gea “el Corredor” contra los moros que cruzaban esta zona con cautivos cristianos: Por el valle de Burete / un pastor deja el rebaño / por el río Quípar cruza / por el Quípar ya ha cruzado; por las calles de Cehegín / altas voces llegan dando: / “¡Alarma, Alarma, vecinos; / alarma, alarma cristianos!, / que por el Campo de Coy ya están los moros entrando…»).

Vieja casa de labradores
Y el legendario pico “As de copas” (cercano al valle del Paraíso) un desafío para los corredores y forofos del montañismo, y los amigos de los exquisitos níscalos llamados “guiscanos” en Cehegín y las patatas de monte que aparecen en diversas ‘manchas’ de las sierras; algunas otras fuentes de azucarada agua, como la de la ‘Cagueta’; la del ‘Piojo’; el arroyo de Burete, que desemboca en el río Quípar, que manaba abundantes aguas, pero en la actualidad debido al uso y abuso de los pozos ha hecho disminuir el nivel freático. Otros lugares de interés son: la “Plaza de los Pastores”; cerca del “Bancal de la Sierra” (un altiplano entre sierras) y los pozos donde se almacenaba la abundante nieve que caía en aquellos crudos inviernos, antes de la llegada de las neveras. En otra época también hubo ricos yacimientos de magnetita y de jaspes, y se dice que tiempos de los romanos existió una mina de oro. Pero todo ello ha quedado en el 'macondo' del olvido.

Fuentes diversas: Tradición oral, Alcázar Pastor, Archivo Municipal y otros historiadores. Fotos: Ricardo López. 

domingo, 9 de mayo de 2021

LOS RAMOS DE NOVIA

 LOS RAMOS DE NOVIA

"Dama de noche, con tu vestido blanco...
¿Te vas de boda...?"

Los ramos de novia, como todo, han pasado por distintas épocas. En Egipto, los ramos llevaban hierbas aromáticas como tomillo, menta, romero, laurel…, para proteger de los malos espíritus. Además, estas hierbas llegaban a ser comidas por los novios tras la ceremonia, creyendo poder obtener afrodisiacos -según cuentan algunos historiadores-.

Poco a poco, las hierbas aromáticas han sido sustituidas por distintas flores, como: la flor del Azahar, que en la Edad Media era la más usada. ¿Queréis saber por qué?... Es realmente curioso.

Parece ser que en aquella época el baño no era tan habitual como hoy en día. Tras el invierno, el primer baño se tomaba en mayo, y las gentes dejaban la mayoría de las celebraciones de boda para el mes de junio -de esta forma el olor corporal se podía sobrellevar-. Como podemos imaginar, tras pasar un mes desde el último baño, se corría el riesgo de que los olores empezasen a hacer acto de presencia, por lo que la novia llevaba ramos de flores a su alrededor para emitir una fragancia fresca (y de paso disfrazar cualquier hedor). Es por esto que mayo es el mes de las novias y la tradición de llevar ramos de flores.

Ramo de novia "Biedermier"

Fue en el siglo XIX cuando llega a Europa la moda de llevar un ramo de novia, conocido como “Biedermeier”, tenía una forma circular muy definida y las flores era colocadas en círculos concéntricos por tipos y colores. A finales de ese siglo, en los grandes imperios se pusieron de moda ramos más grandiosos simbolizando la ostentosidad que se respiraba allí. Eran ramos muy grandes. También surgió la idea de adornar las iglesias con ramos florales, así como la que los invitados llevaran en distintas partes del cuerpo, como el pelo, el pecho, sombreros, solapas de la americana, etc.
Estas costumbres persisten en nuestros días y son muy comunes en todo tipo de celebraciones, como todos sabemos.