Apodos de Cehegín

Diccionario del Noroeste

Recorrido por mi pueblo

lunes, 13 de junio de 2022

LA VERBENA DE SAN ANTONIO Y LOS ANTONIANOS

LA VERBENA DE SAN ANTONIO


La palabra verbena, designa la “velada de regocijo popular que se celebra en ciertas festividades”, y corresponde al nombre de una planta, la “Verbena”, pequeña flor de color rosa pálido. ¿Y por qué verbena...? Se decía que poseían poderes mágicos, medicinales y que había que recoger en las noches de luna llena. Fue costumbre acudir al baile, los hombres, con verbenas prendidas en la solapa y las mujeres en el escote, lo que daría lugar a que las fiestas populares acabaran designándose con ese evocador nombre: Verbena."

Un chulo y una chulapa de verbena.

La verbena de San Antonio se considera  la primera verbena de la temporada estival, que comienza el 13 de junio. Cogió fama entre los madrileños, hasta el punto de que hacía sombra a la de San Isidro en cuanto a asistencia de público. Cuenta la tradición que las ‘modistillas’ de los talleres de costura del Madrid antiguo, acudían a pedirle al santo que les saliera novio. Este ritual, aún permanece, hay que sumergir en la pila de la sacristía de la ermita 13 alfileres (que simbolizan las 13 arras matrimoniales) y luego colocar con fuerza la mano sobre ellos: cada alfiler que quede clavado en la mano significa un pretendiente.

Buscando novio en los alfileres.

Antaño se celebraban verbenas en numerosas localidades españolas, entre ellas en Cehegín nuestro pueblo, en el Barrio de las Maravillas, jardín y calle del Convento. No en vano existe una advocación muy antigua hacia el santo, en el convento de los PP. Franciscanos.

Foto antigua de la Juventud Antoniana -año 1930-

JUVENTUD ANTONIANA DE CEHEGIN. La Juventud Antoniana de Cehegín, se fundó en junio de 1913, se establecieron los primeros mimbres dirigidos por el jardinero-director P. Buenaventura López. Sus años más recordados, posiblemente fueron entre los años 50 y 60 del s. XX, y con plena actividad hasta 1961, presidida por Cristóbal González Ruiz. Esta peculiar asociación, aunque pequeña, por su juventud, realizó numerosas obras sociales, forjadas por la necesidad de aquellos tiempos, construyendo un proyecto cristiano de entrega a los más desfavorecidos. Siempre bajo el manto de la patrona Virgen de las Maravillas y sus guardianes los PP.FF. 


En los días previos a la festividad, se celebraba un quinario al santo patrón en el convento y el 13, última función, se repartían lirios benditos a los asistentes y se imponían unos ‘distintivos’ a los nuevos jóvenes afiliados. Finalmente se bendecían los panes que, junto a bolsas de alimentos, medicinas, ropa confeccionada por las chicas de la juventud antoniana, serían repartidos a los necesitados en la comida fraternal. Y se celebraba el onomástico del santo, aquel frailecico, llamado “doctor evangélico” de la Iglesia. Fray Antonio decía: “El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer, pero no vivir de acuerdo con lo que se cree.” Este fue San Antonio de Padua, patrón de mujeres estériles, viajeros, albañiles, panaderos, papeleros, y de los pobres, por eso ciertas limosnas de antaño se llamaban “El pan de San Antonio”. Además de ser un ‘Santo Casamentero’ como dice la zarzuela.


Por la tarde de la festividad del patrono, se iniciaba el cortejo con el santo por las calles del barrio de las Maravillas por los hombres y mujeres abanderados. La juventud marchaba en procesión cantando el himno al santo, cuya letra decía: “Honor y gloria a nuestro santo Patrono, que ampara y guía a la juventud, que nos conduce al trono de Dios, por el camino de la virtud.”

Jóvenes antonianos presidiendo la procesión.
Por todo lo dicho, se estableció un amplio abanico de actividades que desarrollaba esta Juventud Antoniana en Cehegín: Formación catequética para las primeras comuniones. Atención a los enfermos y necesitados. Un cepillo recaudatorio de donativos. Se confeccionaron 23 urnas con la imagen del Santo para socorrer las primeras necesidades, que se atendían de casa en casa por las celadoras. Asimismo, según nos cuentan, se celebró un festival taurino. También se emplazaban tómbolas con regalos donados por los comercios locales, y un quiosco de bebidas y tapas en la verbena, cuyos beneficios eran para la asociación, música de un gramófono, especie de pequeña emisora de ‘discos dedicados’ por los participantes. ¡Cuántas parejas se anidaron entonces!

Emisora de aficionados para las verbenas.

Se instalaban tambanillos cubiertos de sabina de nuestros montes, banderitas y guirnaldas de abigarrados colores por todo el Jardín del Convento. Cucañas untadas de grasa con algún conejo o pollo en lo alto, para quien se atreviera a subirse y si conseguían atrapar al pobre animal, se lo podía llevar a la cazuela.

Sirva como anécdota la aventura de este volátil: sucedió en aquel año 1959, el pavo destinado para regalo, se escapó de su corral  –acaso se imaginaría lo que le esperaba-, unos jóvenes antonianos subieron por las terrazas vecinas en su busca, al final encontraron al infortunado pavo agazapado detrás de la chimenea de doña Micaela.

Otro evento de ese año fue durante las fiestas antonianas, se organizaron unos "Juegos Florales Infantiles", patrocinados por el Excmº. Ayuntamiento, donde participaron numerosos jóvenes de ambos sexos, festejo dirigido por la popular maestra nacional Paquita Soria.

Así mismo, se representaron algunas comedias teatrales en el salón de actos del convento, con aficionados locales. Hay que recordar a Rosendo Zafra, como colaborador junto al P. Ortín Cano. Obras como “el Colmillo de Buda” de Muñoz Seca. O fragmentos zarzueleros como ‘Las Espigadoras’, o ‘Perico y Nicasia’ de la Dolorosa.”

En los últimos tiempos, la fiesta se ha adoptado en el barrio de San Antonio, en razón al notable crecimiento de aquella barriada que fue desarrollándose en torno a la fábrica Zumos La Verja…, posteriormente fue constituida por el obispado de Murcia en la parroquia de San Antonio de Padua.

Otra verbena emblemática se solía celebrar en la plaza de sor Catalina Campos en las Casas Baratas –En la fiesta de los santos Pedro y Pablo-. En cambio, se sigue festejando en la actualidad la verbena de san Juan, en la avda. Plaza de Toros, y su entorno, hasta la rotonda de Pepín Liria y plaza de don Pepe Navarro, esta advocación hacia san Juan, viene al caso por la cercana calle del mismo nombre y de alguna manera, por crecer en ese barrio, a lo largo de años, la cofradía de Semana Santa en honor de san Juan Evangelista.

FUENTES: Tradición oral, diversos archivos y publicaciones y un agradecimiento muy especial a mi amigo y maestro, Cristóbal González Ruiz.

viernes, 3 de junio de 2022

Valdelpino (Parajes frondosos)

 VALDELPINO

De este sabroso jugo la blanca espuma,
Aleja de las penas la negra bruma;
Si Dios hubiera hecho de vino el mar,
Yo me volviera pato, para nadar...
(Brindis de la ópera Marina).



En nuestro municipio hay dos pedanías cuyo nombre comienza con la sílaba VAL: Valentín y Valdelpino.
Uno de los más hermosos parajes de nuestra comarca es el valle del Aceniche, en la pedanía de Valdelpino (Val, apócope de valle y pino, que indica abundantes pinares), la pedanía más extensa de Cehegín, muchos de aquellos frondosos bosques fueron sustituidos por ubérrimos viñedos rodeados por los términos municipios de Bullas, Mula, Lorca y Cehegín. Deshabitada en la actualidad, aunque con varios caseríos utilizados para labores propias o como segunda residencia rural. Por aquellos parajes se encuentra la popular Fuente del Puntalico o del Collado, que tan justa fama adquirió hace años, como agua terapéutica. De ello pondera Ambel en su manuscrito “Antigüedades de la Villa de Cehegín”: …” un manantial de aguas azucaradas y saludables cristales…” -Al hilo de la popularidad que adquirió esta fuente en los años 60/70 de siglo pasado, recuerdo una anécdota muy comentada, esta vez subrayando su efecto placebo: cierto taxista, gustaba de llevar en su automóvil un botijo con agua fresca del grifo, y como quiera que, un grupo de amigos a la sombra del célebre álamo de la Verja solían departir sobre temas variopintos, comentaban las virtudes del agua del Puntalico, cuando el citado chofer estacionó su vehículo, sacó su botijo y le dio un gran trago, con su correspondiente eructo, y dijo: ¡Qué rica es esta agua...! - ¿De dónde es..." - preguntó un tertuliano- ...de dónde va a ser, del Puntalico, que acabo de venir de allí...-En seguida todos quisieron beber del mágico manantial, y metiéndose entre pecho y espalda sendas tragantadas con espectaculares regüeldos acabaron con el contenido del reluciente botijo, que el conductor acababa de llenar en el grifo de su casa.- Veis que buen cuerpo hace, ya os lo decía yo...- otro dijo- mañana voy con mi zagal y me traigo 3 o 4 garrafas...- Ahora en cambio, no hay quien beba de las cantarinas alfaguaras que proliferan por nuestros valles y sierras, porque todas anuncian en un cartelico: "PROHIBIDO BEBER. AGUA NO POTABLE". (Así es la vida).

También en la cumbre de un cabezo llamado del Palancar se halla una cueva conocida como “…de las Cabras” donde se esconde una mina de mármol blanco de tal hermosura comparable al mármol de Paros”. (Por cierto, hay que probar ese excelente queso al vino de Bullas, de lo mejor de la comunidad murciana). Cortijos como Ballesteros, el Malenconcillo, la Atalaya, la Garrobera, Almendricos, La Berquilla, los Ceperos y la casa del Regidor, Casa de Los tomates, Casa del Aceniche, Bodegas la Balcona, Rompealbardas. También destaca la Sierra de la Lavia, el punto más alto de nuestro municipio.

Como muchos conocerán, Cehegín fue considerado antaño como “la Bodega del Reino de Murcia”. Bien es cierto que, en 1689, Bullas se separó de Cehegín, mediante Real Privilegio del rey Carlos II, el Hechizado. De ahí la D.O. Bullas, aunque Cehegín aporta una considerable superficie de viñedos, casi toda en Valdelpino, que completa el cupo de la denominación. Es sabido que la desaparición de los viñedos en Cehegín empieza con la epidemia de "mildium" en 1881 con caídas de la vid en numerosas pedanías. Años después llgó la plaga del 'Pulgón' y por si no fuera suficiente, acude la "filoxera", que se extiende a Caravaca y Moratalla, con un poder tremendo de destrucción.

Diversas curiosidades adornan la pedanía de Valdelpino, como la pequeña capilla en la casa de los Ceperos, donde se venera a S. Antonio Abad, historia escrita por San Atanasio.  Otra historia nos cuenta sobre el paraje de las Cruces de los Dos Asesinados: un tratante de ganado y su hijo habían vendido sus ovejas en la zona de Coy. Un pastor observó el trasiego del dinero recibido por la venta y los esperó en aquel punto para robarles además de acuchillar a ambos. Luego se cobijó en el Barranco del Infierno, donde la G. Civil consiguió detenerlo con la ropa manchada de sangre y el dinero robado.

El "Cipote de Zehegín"

Finalmente reseñar un pintoresco mojón gigante de roca de travertino de los Baños de Mula, conocido como El Cipote de Cehegín que señala los lindes de Cehegín, Mula y Lorca en la carretera secundaria de Bullas a Avilés con el nombre de Cañada Real de Granada.

Son tantas las historias de aquellos parajes que faltarían horas para describirlos. Eso sí, podemos presumir de un emporio vitivinícola, para goce de los amantes del sabroso néctar del dios Baco, hoy tan en boga. Para el pueblo romano, Baco, era un dios liberador, el cual les permitía desconectar y liberarse a través de la música y del vino. Fue tal su fama y veneración por parte del pueblo romano (principalmente entre mujeres, esclavos y pobres) que se acuñó el término de bacanal a esas reuniones.

Fuentes: Tradición oral, diversas publicaciones y algunos datos de mi amigo Pepe Alcázar.