PENSEMOS EN LOS DEMÁS
“Hemos
aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos
aprendido el arte de vivir juntos como hermanos.” M.
Luther King.
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Han transcurrido algunas décadas
desde la moda por los eslóganes. –Uno preferiría llamarlos ‘lemas’, pero queramos o no, la lengua de “Chespir” (o como gustaba
decir a Cantinflas: “Chikaspiare”), es así de influyente- Empezando por el ‘cartelismo’ y
los ‘graffitis’ de los utópicos jóvenes del ‘Mayo Francés’ tales como: “Seamos
realistas, pidamos lo imposible”
o “Queda estrictamente prohibido prohibir”, con los que glosaron
aquella prometedora primavera del 68, hasta las frases del franquismo tardío
proyectando una nueva imagen al exterior: ‘Spain is different’ o ‘Terry me va..., usted si que sabe’;
brotaron como setas ocurrentes expresiones intentando reconducir al personal
hacia posturas más ‘consideradas’ como: ‘Agua y agrado que no falte’; ‘Sonría por
favor’; o ‘Piense en los demás’…Hoy
ya, instalados en la ‘sociedad del bienestar’ nos abocamos a esa retahíla de locuciones
con que nos martirizan a diario los creadores de imagen, los circunspectos
directivos y los políticos en general: empoderar; poner en valor;
resiliencia (que no "Resilencia"); sinergia; ¡genial!; ¿vale?; ¿eh?; venga...; fake; evento; etc.; sin
olvidar la perdurable frasecita de los murcianos, nuestra máxima reivindicación:
‘Agua
para todos’… Sin embargo, si me diesen a
elegir entre todas estas inefables sentencias para su vuelta a la palestra, yo
me quedaría con: ‘PIENSE EN LOS DEMÁS’, ya que es obvio que seguimos escasos del
respeto y gentileza hacia nuestro prójimo. No hay más que darse una vuelta por
la calle para observar multitud de gestos y actitudes, todas ellas cargadas del
mayor desprecio hacia la convivencia ciudadana.

Una llamativa pegatina con ‘Piense
en los demás’ debería colocarse obligado sobre esas ‘panzas’ de los
depósitos de gasolina y en los parabrisas de los autos, que más que vehículos
para desplazarnos hacia algún sitio son discotecas ambulantes, donde los
decibelios se adueñan del entorno. Aunque sería inútil porque se lo pasarían
por donde todos sabemos. Del mismo modo podrían colgarse en todas las farolas
de las calles: “Piense en los demás”, recordando a los urbanitas, que la basura
se aboca en los contenedores antes de la hora normal de retirarse a dormir.
Por no recordar las ‘caquitas’ de las llamadas ‘mascotas’ –cada vez más en
boga- que ocasionan más de un patinazo con sus resbaladizas ‘huellas’ de
chafarrina. Igualmente incurren en ello las ‘mejores familias’: días pasados,
en un alarde de poderío, dos automóviles oficiales de nuestra Comunidad
Autónoma permanecieron toda la mañana atravesada en la recoleta plaza del
Mesoncico –y es que es tan chiquita esta plazoleta-, impidiendo el trabajo de
carga/descarga de innumerables vehículos. (Sobre los capós de aquéllos también
debieran ponerles el simpático cartelito.)

Con toda la razón preguntaba mi
tío David, antiguo viajante del comercio y gentilhombre por naturaleza: “¿Qué ha sido de esa gente amable, que cedía
el paso con galanura a las señoras, los que ofrecían el asiento a los ancianos
y no gritaba cuando se dirigía a sus semejantes…?”- y yo le contesto: -“Un anacronismo, querido tío…hoy la gente
sólo sabe correr, correr, correr y aprisa que llego tarde…, ¡Vamos, vamos, vamos...!!!”-
Antonio González Noguerol