Cehegín
Como lo engalana el poeta, Cehegín es un toro despatarrado a la sombra de la montaña sagrada: “La Peña Rubia ”, cobijo de sus ascendientes, los hombres prehistóricos.
Pero Cehegín es mucho más, es un colosal laberinto de casas amontonadas abrazadas por dos ríos mitológicos, el Quípar y el Argos. El Quípar da de beber a las ciudades perdidas de Alquipir y Begastri y el Argos, el de los cien mil ojos, que baña con esporádicas riadas la feraz huerta de las Caballerías y los bienolientes edenes de Canara.
Todo ello aglutina un maravilloso conjunto histórico artístico, que sorprende a cuantos lo visitan. Sus calles flanqueadas de casas-palacio con innumerables blasones que recuerdan la decadente nobleza de sus señoríos. Así como sus decrépitas callejas en los arrabales, como el legendario Puntarrón, donde en otros tiempos el hambre expatrió a sus moradores hacia otros mundos más prósperos.
En todo lo alto de la ciudad se erige el Paseo de la Concepción , uno de los miradores más pintorescos de la región murciana, desde allí Cehegín otea el horizonte, y toda la zona moderna con el santuario de su patrona Nuestra Señora de las Maravillas, como anuncia su nombre, una maravillosa imagen del barroco napolitano que es venerada con orgullo por todos los cehegineros, y el magnífico valle de la Vega , con la ermita de su antigua patrona la Virgen de la Peña.
Cehegín está rodeado de sierras y montañas, que le hacen merecer el apelativo de Pulmón de la Comunidad Murciana , no en vano goza de una importante masa forestal, con pinadas extraordinariamente pobladas e innumerables manantiales.
Por estos y otros muchos motivos, que sería largo de enumerar, Cehegín merece ser visitado minuciosamente y quedarán “maravillados” y como se dice por estos parajes,arregostados, para repetir la aventura de pasar unas jornadas agradables en nuestro entorno.