Desde mi Buhardilla Mesonzoica
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domingo, 5 de agosto de 2018

YA NO SÉ QUIEN SOY

YA NO SÉ QUIEN SOY.

(HUMOR CONYUGAL)


Familia prolífica.

La verdad es que hoy con tantas bodas y tornabodas, divorcios, separaciones, juntas y rejuntas honradas, etc. etc., se van formando unas familias formidablemente prolíficas y variopintas.
No hace mucho un viejo amigo, viudo y separado de segundas nupcias, me presentó a su flamante acompañante –la tercera-: -“Antonio, te presento a mi nueva pareja…, y estos son sus chicos…”- y me indicó a dos mozuelas adolescentes y un hermoso bebé.
Luego me explicó, con discreción, que las dos hijas de su novia eran de su primer marido ya fallecido y el bebé fruto de una relación esporádica con un buen amigo, precisamente de ambos, y cuya unión había finalizado el año anterior, cuando nació el crío. Me informó que se marchaban pronto porque debían reunirse con sus hijos –los de él- dos muchachas casaderas, fruto de su primera esposa y otros dos zagales de catorce o quince años de una novia que tuvo antes de unirse, por lo civil, a otra chica con la que no tuvo ninguno vástago.
La cuestión fue que yo me hice un pequeño embrollo –como seguramente se hace usted, paciente lector- y cuando me despedí de ellos sólo logré generalizar así: "Hasta la vista, un abrazo para toda la prole y que Dios te ampare.”- Era la mejor forma de no meter el zancajo.
 Pese a que mucha gente se desgarra las vestiduras y clama al cielo contra tanto “libertinaje”: -“¡Adónde vamos a llegar! Esto va a ser peor que Sodoma y Gomorra, ¡el amor libre que viene…!”- lo cierto es que nada extraño luce bajo el sol y tampoco estos líos conyugales son una novedad.
 Recuerdo hace bastantes años una noticia comarcal que trascendió hasta el mismísimo ABC madrileño como crónica extravagante. Se trataba de un matrimonio entre suegra y yerno. Un hijo de la señora –cuñado del novio- se convirtió en hijo de éste, por lo que fueron cuñados al mismo tiempo que padre e hijo. Luego nació otro hijo y éste fue sobrino de su hermano e hijo de su cuñado. Como observarán un auténtico galimatías digno del más chispeante anecdotario.
Pero como es notorio siempre hay quien gane en todo y para muestra un botón. Si no, fíjense bien en la última voluntad de un pobre hombre, agobiado por su singular estirpe, que no pudo resistir más presión en su cabeza al no conseguir descifrar su situación colateral familiar. Escribió así antes de tomar la desventurada decisión de suicidarse:
"Sr. juez, no culpe a nadie de mi muerte. Me explico: Tuve la desgracia de casarme con una viuda que tenía una hija. Mi padre, que era viudo, se enamoró de esa hija y se casó con ella, por lo tanto, con la hija de mi mujer. Así que mi esposa era suegra de su suegro, mi hijastra se convirtió en mi madrastra y mi padre al mismo tiempo era mi yerno.
Luego mi madrastra dio a luz un niño… que era mi hermano, pero era nieto de mi mujer, de manera que yo era abuelo de mi hermano. Pero mi mujer también trajo al mundo un niño, que era hermano de mi madrastra, cuñado de mi padre y tío de su hijo. Mi mujer era suegra de su propia hija. Yo, en cambio, padre de mi madre, y mi padre y su mujer son mis hijos. Mi padre y mi hijo son hermanos, mi mujer es mi abuela, ya que es la madre de mi padre. Y además, ¡yo soy mi propio abuelo! Comprenda ahora, sr. juez, que me despida de este mundo porque me estoy volviendo loco… y… ¡ya no sé quién soy!"


Y es que el amor como los posteriores divorcios son cosa de dos, aunque luego afecten a más gente.
Como observarán es imposible echar marcha atrás, Sodoma y Gomorra desaparecieron hace muchos siglos y desde entonces todo se repite una y mil veces. La vida evoluciona y los hombres también, pero el mundo es una coctelera mágica donde se siguen repitiendo las situaciones más peregrinas e inverosímiles.
El que no lo quiera ver es que necesita gafas.

Antonio González Noguerol
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