LA VERBENA DE SAN ANTONIO
La palabra verbena, designa
la “velada de regocijo popular que se celebra en ciertas
festividades”, y corresponde al nombre de una planta, la “Verbena”, pequeña
flor de color rosa pálido. ¿Y por qué verbena...? Se decía que poseían poderes
mágicos, medicinales y que había que recoger en las noches de luna llena. Fue
costumbre acudir al baile, los hombres, con verbenas prendidas en la solapa y
las mujeres en el escote, lo que daría lugar a que las fiestas populares
acabaran designándose con ese evocador nombre: Verbena."
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Un chulo y una chulapa de verbena de San Antonio.. |
La verbena de San Antonio se considera la primera verbena de la temporada estival, que comienza el 13 de junio. Cogió fama entre los madrileños,
hasta el punto de que hacía sombra a la de San Isidro en cuanto a asistencia de
público. Cuenta la tradición que las
‘modistillas’ de los talleres de costura del Madrid antiguo, acudían a pedirle
al santo que les saliera novio. Este ritual, aún permanece, hay que sumergir en
la pila de la sacristía de la ermita 13 alfileres (que simbolizan las 13 arras
matrimoniales) y luego colocar con fuerza la mano sobre ellos: cada alfiler que
quede clavado en la mano significa un pretendiente.
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Buscando novio en los alfileres. |
Antaño se celebraban verbenas
en numerosas localidades españolas, entre ellas en Cehegín nuestro pueblo, en
el Barrio de las Maravillas, jardín y calle del Convento. No en
vano existe una advocación muy antigua hacia el santo, en el convento de los
PP. Franciscanos.
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Foto antigua de la Juventud Antoniana -año 1930- |
JUVENTUD ANTONIANA DE
CEHEGIN. La Juventud Antoniana de Cehegín, se fundó en junio de 1913, se
establecieron los primeros mimbres, dirigidos por el jardinero-director P.
Buenaventura López. Sus años más recordados, posiblemente fueron entre los años 50 y 60 del s. XX, y con plena actividad hasta 1961, presidida por nuestro querido amigo y maestro Cristóbal González Ruiz. Esta
peculiar asociación, aunque pequeña, por su juventud, realizó numerosas obras sociales, forjadas por la
necesidad de aquellos tiempos, construyendo un proyecto cristiano de entrega a los más desfavorecidos. Siempre bajo el manto de la patrona Virgen de las Maravillas
y sus guardianes los PP.FF.
En los días previos a la festividad, se celebraba un quinario al santo patrón en el convento y el 13, última función, se repartían lirios benditos a los asistentes y se imponían unos ‘distintivos’ a los nuevos jóvenes afiliados. Finalmente se bendecían los panes que, junto a bolsas de alimentos, medicinas, ropa confeccionada por las chicas de la juventud antoniana, serían repartidos a los necesitados en la comida fraternal. Y se celebraba el onomástico del santo, aquel frailecico, llamado “doctor evangélico” de la Iglesia. Fray Antonio decía: “El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer, pero no vivir de acuerdo con lo que se cree.” Este fue San Antonio de Padua, patrón de mujeres estériles, viajeros, albañiles, panaderos, papeleros, y de los pobres, por eso ciertas limosnas de antaño se llamaban “El pan de San Antonio”. Además de ser un ‘Santo Casamentero’ como dice la zarzuela.
Por la tarde de la festividad
del patrono, se iniciaba el cortejo con el santo por las calles del barrio de
las Maravillas por los hombres y mujeres abanderados. La juventud marchaba en procesión
cantando el himno al santo, cuya letra decía: “Honor y gloria a nuestro santo
Patrono, que ampara y guía a la juventud, que nos conduce al trono de Dios, por
el camino de la virtud.”
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Jóvenes antonianos presidiendo la procesión. |
Por todo lo dicho, se
estableció un amplio abanico de actividades que desarrollaba esta Juventud
Antoniana en Cehegín: Formación catequética para las primeras comuniones.
Atención a los enfermos y necesitados. Un cepillo recaudatorio de donativos. Se
confeccionaron 23 urnas con la imagen del Santo para socorrer
las primeras necesidades, que se atendían de casa en casa por las celadoras. Asimismo,
según nos cuentan, se celebró un festival taurino. También se emplazaban
tómbolas con regalos donados por los comercios locales, y un quiosco de bebidas
y tapas en la verbena, cuyos beneficios eran para la asociación,
música de un gramófono, especie de pequeña emisora de ‘discos dedicados’ por
los participantes. ¡Cuántas parejas se anidaron entonces!
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Emisora de aficionados para las verbenas. |
Se instalaban tambanillos cubiertos de sabina
de nuestros montes, banderitas y guirnaldas de abigarrados colores por todo el
Jardín del Convento. Cucañas untadas de grasa con
algún conejo o pollo en lo alto, para quien se atreviera a subirse y si conseguían
atrapar al pobre animal, se lo podía llevar a la cazuela.
Sirva como anécdota la aventura de este volátil: sucedió en aquel año 1959, el pavo destinado para regalo, se escapó de su corral –acaso se imaginaría lo que le esperaba-, unos jóvenes antonianos subieron por las terrazas vecinas en su busca,
al final encontraron al infortunado pavo agazapado detrás de la chimenea de doña Micaela.
Otro evento de ese año fue durante las fiestas antonianas, se organizaron unos "Juegos Florales Infantiles", patrocinados por el Excmº. Ayuntamiento, donde participaron numerosos jóvenes de ambos sexos, festejo dirigido por la popular maestra nacional Paquita Soria.
Así mismo, se representaron
algunas comedias teatrales en el salón de actos del convento, con aficionados
locales. Hay que recordar a Rosendo Zafra, como colaborador junto al P. Ortín Cano.
Obras como “el Colmillo de Buda” de Muñoz Seca. O fragmentos zarzueleros como ‘Las
Espigadoras’, o ‘Perico y Nicasia’ de la Dolorosa.”
En los últimos tiempos, la
fiesta se ha adoptado en el barrio de San Antonio, en razón al notable
crecimiento de aquella barriada que fue desarrollándose en torno a la fábrica
Zumos La Verja…, posteriormente fue constituida por el obispado de Murcia en la
parroquia de San Antonio de Padua.
Otra verbena emblemática se
solía celebrar en la plaza de sor Catalina Campos en las Casas Baratas –En la
fiesta de los santos Pedro y Pablo-. En cambio, se sigue festejando en la
actualidad la verbena de san Juan, en la avda. Plaza de Toros, y su entorno, hasta la rotonda de Pepín Liria y plaza de don Pepe Navarro, esta advocación hacia
san Juan, viene al caso por la cercana calle del mismo nombre y de alguna manera,
por crecer en ese barrio, a lo largo de años, la cofradía de Semana Santa en
honor de san Juan Evangelista.
FUENTES: Tradición oral, diversos archivos y publicaciones y un agradecimiento muy especial a mi amigo y maestro, Cristóbal González Ruiz.