MIGUEL Y
JUAN (Dos hombres buenos).
” Despacito y buena letra: El hacer las cosas bien importa más que el hacerlas” (A. Machado.)
Juan y Miguel -Una pareja singular- |
Cuando regreso de algún viaje y atravieso el
Puente de Piedra, freno suavemente, como exhortando a los que me siguen, -“Ese es mi pueblo.., ¿Es impresionante...
verdad?, Pues seguidme si queréis
todavía más... - y me lanzo alegremente hacia la Cuesta del Parador. Nos
congratulamos con la torre de Doña Blanca, permanente vigía de la Peña Rubia y
desembocamos en el Mesoncico de nuestros amores, rincón de encuentro con
patricios locales. Allí otean la afluencia dos de ellos, nada menos que Juan
Párraga y Miguel Muñoz, amigos y vecinos de toda la vida, ambos residen en la
calle de La Fortuna y curiosamente, años atrás, tambien en calle Bovera, hoy Manuel
Ciudad. El saludo de los viandantes les niega el sosiego deseado.
Párraga, un hombre polifacético, practicante, dentista, e inventor. Cuando dejar atrás el Cantón era poco menos que una odisea, Juan ya visitaba algunos países europeos en busca de fortuna. A su regreso alcanzó con tremenda perseverancia el título de practicante de medicina, profesión que ha sido su vocación durante más de cincuenta años. En los años de escasez, recibir unos frascos de la panacea de Alexander Fleming, era casi un milagro y cuando el crío, o la decrépita abuela exhalaban agónicos suspiros, aparecía providencial Juan ‘el Párraga’ con aquella bendita penicilina venida de Dios sabe dónde. Durante toda una época fue el indispensable sanitario de nuestra localidad, allí donde hubiese un enfermo, allá concurría nuestro hombre, sobre todo si se trataba de gente humilde. De esta forma alimentó su desmesurada humanidad, su carisma de hombre bueno, merecedor del respeto de todos sus conciudadanos.
La bendita penicilina |
Pero sigamos con el otro entrañable personaje:
Una tarde de Casino. Miguel Muñoz de Maya lee tranquilamente un periódico. Ante unos cafés, la charla discurre sobre el próximo partido de fútbol: Madrid–Barcelona, hay controversia sobre qué alineaciones presentará cada equipo y un socarrón parroquiano comenta: -...pues aquí tenéis a Miguel Muñoz..., (así se llamaba a la sazón el entrenador del Real Madrid) - y señala al popular pintor…(?) que, impertérrito sonríe benévolamente ante la irónica afirmación. He aquí la campechana nobleza de nuestro personaje.
Tertulia de socios del casino. |
Sus imitaciones de zócalos,
entonces muy en boga, eran notables. Innumerables hogares de esta villa están
adornados por la hábil brocha de Miguel. También realizó sus pinitos con
retratos al óleo y dibujo, si bien su obra
maestra es el gran retrato de nuestra patrona Nuestra Señora de las Maravillas,
colocado como telón en la hornacina del camarín del convento de los PP.FF. y
que sólo es visible cuando está ausente la imagen de la Virgen (Fiestas
Patronales y otros eventos).
Miguel y señora, delante del citado retrato. |
Aquí tenemos pues, dos avezados
cehegineros que han recorrido una larga etapa, sufrido trágicos avatares y
gozado entrañables momentos, y hoy es la hora de entregarles nuestro reconocimiento.
Fotos: de diversas publicaciones, del autor, y de Miguel Muñoz (hijo).
Agnmotolite.