Desde mi Buhardilla Mesonzoica
Buscando...
lunes, 4 de julio de 2022

ORFEÓN CEHEGINERO -UN SUEÑO CANORO-

 EL ORFEÓN CEHEGINERO

"Canta y no llores, corazón, no llores más, volverá la aurora y la noche triste se la llevará..."

Corría el año 1958, y afloraron en Cehegín varios focos culturales que transformaría nuestra modesta vida de pueblo; emigrábamos del 'blanco y negro' para penetrar en un 'mundo de color'. Y vio la luz una nueva agrupación musical: el Orfeón Ceheginero. Penetrábamos en los mágicos años 60, y surgía aquel revolucionario lema "Haz el amor y no la guerra...", 


En nuestro país, sin mucha prisa, pero sin pausa, se iban abriendo expectativas para la juventud donde desarrollar actividades culturales, no en vano, comenzaron a fundarse espacios de lectura como la biblioteca municipal, que regentó Ramón Moreno, y otra que se abrió en el aula de cultura ‘Román Bono’ de la Caja de Ahorros del Sureste de España, cuya responsabilidad recayó en Gracia de Paco.

En los camerinos del teatro, -estreno de vestidos femeninos-.
De igual forma se iniciaba una etapa de convivencia social y de ocio, una sociedad salida de años de penuria y zozobra, necesitaba abrirse a un nuevo escenario. Y así se pensó en reunir a la juventud aficionada al canto que tanto ha gustado y practicado nuestro pueblo.

Qué jóvenes éramos todos.
Al socaire de la industria alpargatera, en las plazuelas del Casco Antiguo, sobre todo en la Plaza Vieja, al tiempo que el 'chamarí' y la 'almará' marcaban el compás, los alpargateros forjaban una escuela de cantores, entonando al paso de las zagalas airosas, las rancheras de Negrete y los tangazos del rey Gardel; o las soleás y fandanguillos que José ‘el Buses’ o Alfonso ‘el Carriano’ y otros herederos del duende minero de Cehegín, que no desmerecían al gran Manolo Caracol y que hacían del flamenco su ceremonial diario, acompañado de la correspondiente cinta de vino de la tierra, en las atávicas tabernas a la vera del viejo Castillo. De aquellas canteras y de 'otras alturas', se fue entresacando una pintoresca amalgama canora de todas las clases sociales de la villa.

Más juventud, y muchos ya desaparecidos.

A la sombra de aquel panorama y dirigidos por Joaquín Mínguez Marco, director de la banda municipal de Cehegín, se fraguó el Orfeón Ceheginero, con un porcentaje elevado de intérpretes que carecían de una elemental formación musical, asombro de muchos músicos que no entendían cómo se podían aprender obras del Renacimiento y además en latín, simplemente de oído.

Concierto de fiestas patronales, en la piscina municipal -acompañados por la banda ceheginera-

Lo primero, fue seleccionar las voces de sopranos, contraltos, tenores primeros y segundos, barítonos y bajos, el subdirector y pianista Pedro López “Salazar”, se encargaba de esta labor, -recuerdo una divertida anécdota, Javier ‘el Palomista’ y Lucas ‘el Garibolo’, alardeaban con ásperos mugidos, para dirimir cómicamente quien ‘bajaba’ más, emitiendo las notas más graves del pentagrama, a riesgo de ahogarse. Y, le tocó el turno a Sebastián ‘el Pierdepueblos’, que acudió con aureola de tenor ligero, el pianista, comenzó a subirle el tono en cada frase: "Lalalalalá, lalalálalaaaa", y para asombro de los asistentes el tenor lanzó un concluyente ‘Re de pecho’, a riesgo de estallar todos los cristales del edificio con el consiguiente susto colectivo. 

En la escalera del Casino, en el convite después del concierto.

Otro notable tenor fue Antonio el Púas, intérprete solista de la ‘Gran Jota Aragonesa’, además del bajo solista, nuestro entrañable amigo Antonio Zarco. Y comenzaron los ensayos en la vieja academia de la banda de música, situada en calle -entonces- Hnos. Carrasco, debajo del Casino. Se inició con obras que permanecen aún en el recuerdo de aquel largo centenar de voces mixtas: "Maite", de Sorozábal, "El Romeral", habaneras como "En barquito de nácar", "Era una flor" y "Canción Amatoria", el "Ave María" de Victoria, las misas pontificales de Perossi, y un holgado etc. 

Ermita de la Concepción -Debut del Orfeón-, dir. P. López.

El Orfeón Ceheginero, tuvo unos años exitosos entre 1958 y 1968, dirigido por el maestro Mínguez, hasta su marcha a un nuevo destino. la dirección la asumió el infatigable Pedro López, ejerciendo de subdirector Antonio Zarco. 




Debut del orfeón. -Programa de mano-  


Pedro López Sánchez, entonces director de Radio Popular de Cehegín, emisora ubicada en la sacristía de la Concepción, templo desacralizado, sin culto; allí se inició una nueva etapa, y con  más obras del Renacimiento, como el Responsorio de Tinieblas de Victoria y diversas partituras de música sacra, motetes y misas, hasta que se hizo cargo el flamante director de la banda, Antonio Martínez Nevado, con quien acudimos al afamado Certamen Internacional de Habaneras de Torrevieja, entonces en la cima de los festivales españoles. 


Cuando en 1962 el maestro Nevado obtuvo la plaza de director de la banda de Lorca y Cuevas de Almanzora, solía acudir a los ensayos desplazándose a Cehegín, lo cual fue meritorio, hasta que recibió el destino en la banda de Caravaca. En Cehegín, recogió el cargo de la banda municipal el maestro afincado en Tobarra, Pedro Gil Lerín, por cierto, autor de un precioso ‘Himno a Cehegín’, cuya partitura anda en paradero desconocido. Pero esta es otra historia.

En el Certamen de Habaneras de Torrevieja.

El orfeón, ofreció numerosos conciertos locales y las ceremonias religiosas de las fiestas patronales, semana santa, y otras celebraciones y, como hemos relatado, se había presentado al Certamen Internacional de Habaneras de Torrevieja, así como una actuación en Abarán ante las autoridades provinciales en un Certamen literario-musical cuyo presidente del jurado fue el popular periodista y crítico teatral Alfredo Marquerie, también actuó en la ciudad de Hellín en el colofón de un certamen de Teatro, por todo lo cual necesitaba un aumento en la subvención, que le fue concedida con la cantidad de 5.000 ptas., porque, además, había que ayudar a los gastos que se le generaban al director Martínez Nevado que, este año, venía desde la ciudad de Lorca. 

Concierto de Fiestas Patronales en la plaza del Castillo.

Finalmente retomó la batuta el mencionado Pedro López, pero por desgracia, los tiempos iban cambiando y el orfeón, fue perdiendo fuelle en poco tiempo, pese a los esfuerzos del este recordado amigo y director. 

De aquel colectivo musical nació un sentimiento de amistad que aun perdura entre los que seguimos en "la viña del señor", así mismo Cupido se dedicó a traspasar corazones y numerosas parejas unieron su destino en el seno del orfeón.

Hoy gozamos del 'Coro Clásico' y el 'Coro y Orquesta Ciudad de Cehegín', dos conjuntos de una calidad indiscutible y la laureada banda de música de la 'Sociedad Musical',  así como otros grupos canoros que van configurando una notable inquietud musical. Y es que el pueblo que canta, siempre es un pueblo feliz y Cehegín es un pueblo cantor.

 FUENTES: Fotos publicadas en diversos archivos y en el archivo del autor de este artículo.

Compartir en :
 
Back to top!