PASEANDO POR EL SALIENTE CEHEGINERO
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Santo Cristo -Vista desde el Paseo-
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Siguiendo por
los distintos recorridos urbanísticos del pintoresco Casco Antiguo de Cehegín y
su intrahistoria, hoy nos situamos en la placeta del Sto. Cristo y comenzamos
nuestro periplo por la calle de la Tercia, con su magnífico estilo modernista, donde
destacan, entre otras hermosas moradas unifamiliares, la casona de Felipe
Peñalver, fabricante de alpargatas, empresario teatral y de cinemátografo, y
alcalde local.
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Dos bellas casonas: izq. la de Felipe Peñalver. |
Y a la otra punta de la calle luce todo su esplendor el Jardín de la Tercia junto a la mansión de Juan Martínez-Oliva (hoy Casa de Europa). |
Trasero de la Casa de Europa -D. Juan Oliva- |
Enfrente, adusto, elegante y monumental, el palacio de la Tercia, S. XVIII, que fue también Cuartel de la G. Civil (hoy Hogar del Pensionista). Las Casas de la Tercia son instituciones que aparece tras la Reconquista en los territorios de jurisdicción señorial y de las Órdenes religiosas.
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Palacio de la Tercia
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Cuando los señores eclesiásticos y nobles fueron perdiendo capacidad de gobierno relevados por los concejos, esta institución pasó a llamarse Pósito Municipal. Pero de este tema hablaremos con más extensión en otro artículo.
Si regresamos al Santo Cristo, a la derecha, podemos ascender por empinadas callecitas, la del Dr. Yáñez Espín que nos conduce a dos calles: Tío Cayetano y la Tría— que alude al reparto del tercio de las rentas-, donde no tardaremos en recibir señales de humo con el efluvio característico a leña quemada, propio de los días inclementes, por estos andurriales nos introducimos en un enmarañado laberinto de mágicas callejuelas encantadoras y llegamos a la altura del número 11, junto al estrecho ‘Callejón del Tránsito’ que conduce a los ‘Cuatro Caminos’ (debajo del Paseo de la Concepción), hoy convertidor en un bello mirador corrido que sube hasta desembocar en el paseo.
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Vista desde los Cuatro Caminos. |
En el siglo XVII existió un Vía Crucis, desaparecido a mediados del siglo XVIII. La documentación de la época, hacia 1750, habla de estas calles del antiguo Vía Crucis, indicando que comenzaba en la Ermita del Santo Cristo y terminaba en la de la Concepción, subiendo por la calle de la Tría.
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Este recorrido fue conocido como Camino de los Pasos, por mostrar una especie de pilares evocando las estaciones de la Pasión de Cristo. Nuestro amigo Francisco Ortega Bustamante, cuenta una antigua leyenda del callejón del Tránsito sobre: “La Carrera de los Muertos”, una peregrinación semejante a la Santa Compaña. Esta fábula relata que todos los viernes del año (fatídico día de la semana, en referencia a la muerte de Cristo), se celebraba una procesión, dirigiéndose con velas encendidas hasta el Cementerio Viejo (hoy parroquia de San Antonio). El peregrino que llegara con la luz mortecina, era señal de que moriría ese mismo año. Encima de la zona tenemos la calle de Zafra, al principio de esta vía se encuentra la casa natal del poeta ceheginero Jesús Hernández, donde una placa mamposteada lo recuerda.
Así comienza una de sus apologías a nuestro pueblo:
Cehegín, mi patria chica, manso cisne que duermes reclinado
en la sombra de tu Rubio-Peñón, promontorio de mármoles
donde se estrellan vívidos los rayos de tu sol.
Cehegín, mi patria amada, vergel de mis delicias,
ideal de los muslimes que España desterró,
bello pensil arábigo donde gallarda se alza la cruz de nuestro Dios.
Cehegín idolatrado, cuna de mis abuelos,
rosal donde anidaron los sueños de mi amor,
Jardín donde mi lira dejó escapar las notas de su primera canción.
Encima de la
citada calle Zafra se sitúa la calle Saliente, -unos treinta años anterior a la
de Cirugeda-, aunque no se conoce con exactitud cuál fue el nombre anterior de
esta vía, bien pudo ser, junto a la actual Diego María Chico de Guzmán, hermanando
ambas una sola calle, la conocida como “Subida
a la Concepción, o popularmente 'Las Ruedas'”, que aparece en los padrones de
la primera mitad del siglo XIX.Por
esta pequeña barriada parece como si buscásemos el tiempo perdido desde nuestra
niñez, cuando asaltábamos los últimos rincones de los ‘Cuatro Caminos’ saboreando
los ‘chupamieles’ y los ‘panecicos’ de las plantas silvestres de aquellos ejidos, que se fueron conformando al final del siglo XVIII y, sobre todo, en la primera
mitad del siglo XIX.
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Calle Portillo -restaurada-
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Son calles antiguas, que configuraron los extrarradios de la fortaleza musulmana, a sus pies los primeros cehegineros cristianos criaron a sus familias llegadas desde el destruido paraíso begastrense. Calles: Veracruz, Olivericas, Floridablanca, Portillo, Zafra, Pañeros, Horno de don Santos, y a sus pies la Tercia, que abraza toda la zona del Levante.
Un auténtico solaz pasear por estas calles en estos días preotoñales. Deambulando por toda esa ladera, nuestro viejo pueblo aspira el aire que llega desde el valle de Canara y ‘Las Caballerías’, mientras abajo se escucha el fragor del nuevo Cehegín y su Gran Vía, y mira hacia el nacimiento de la diaria alborada, donde el conventual santuario de nuestra patrona duerme el tiempo aletargado de los siglos franciscanos.
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Vista desde los Cuatro Caminos.
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Culminamos
nuestro itinerario en la cima del paseo de la Concepción, el mirador más
espectacular de la Comunidad Murciana. Pero de ésta maravilla hablaremos otro
día.
Fuentes: Archivos del autor, Frco. Ortega y Javier de Maya., y otras publicaciones.