La asistencia era tan masiva que, antes de que voltearan las campanas y abrieran la iglesia, ya esperaba la gente en el atrio. El novenario de N. P. San Francisco “el Poverello de Asís” también se solemnizaba con Exposición Mayor de S.D.M. (Su Divina Majestad), corona franciscana, sermón y ejercicio de la novena. Era muy concurrido de Terciarios con el cordón y escapulario. Las llagas cantadas en el coro de seráficos eran alternadas por el pueblo con el popular estribillo «Seráfico Francisco, por esta llaga, etc...».
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SAN FRANCISCO DE ASÍS |
La imagen del Santo presidía desde un altar portátil y bajo dosel, delante de la pilastra que da acceso al presbiterio (lado del evangelio). En cambio, el novenario de la Virgen de las Maravillas, no revestía tanta solemnidad , a pesar de ser la Patrona. Se celebraba en el mes de octubre después de sus fiestas. Son de destacar los populares «gozos» en los que alternaba también el pueblo con el estribillo, digno de conservarse. En mayo de 1945 se estrenó el ‘Himno del Colegio Seráfico’, a coro y dúo, compuesto por el recordado compositor, fray Samuel Prats, y letra del poeta P. Fermín Mª García. Y de aquí nació el germen de aquella Escolanía de seráficos que fue conocida en todo el estado español: la Schola Cantorum, conjunto vocal preparado con extrordinario esmero y que dio sus frutos de inmediato, solfeo, planes de estudio: canto y para los capacitados, piano y armonio. Así la escolanía Seráfica, se formó con voces blancas de tiples y graves, llegando a un nivel de virtuosismo tal, que, por la década de los 50 del siglo XX, bajo la batuta de otro gran intelectual y músico, P. Isidoro Rodríguez, llevó a cabo una exitosa gira de conciertos en los mejores teatros del sureste español, con fines de propaganda vocacional y recaudación de fondos para dicho colegio.
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Biblioteca del Colegio |
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Uno de los patios del Claustro |
Por los años 50, el colegio seráfico recibió la visita de un célebre actor de cine y tenor de ópera, y después franciscano, José Mojica, que ofreció un concierto en el Teatro Alfaro, acompañado por la escolanía y del que se guarda un especial recuerdo.
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EL GRAN TENOR Y FRANCISCANO JOSÉ MOJICA |
Los conciertos y misas en fiestas y funerales se generalizaban por los pueblos vecinos, y todos los años el día 3 de mayo, eran invitados para la misa pontifical, en honor de la Vera Cruz en la parroquia del Salvador de Caravaca. Así mismo, cantaban en las fiestas patronales de los pueblos vecinos, interpretando obras religiosas con tal perfección y que aun recuerdamos la gente mayor. En las fiestas septembrinas de Cehegín era enternecedor presenciar el desfile de aquellos niños, desde el convento hasta la parroquia de la Magdalena, un armonioso frufruteo producían los hábitos seráficos a su paso vivaz por las calles, despertando la emoción de los ciudadanos. Y no digamos cuando aquel ‘Coro de Ángeles’ entonaba sus cánticos laudatorios a la Virgen de las Maravillas, las lágrimas acudían prestas a las retinas de los fieles Y aquellas verbenas de San Antonio de Padua, que se festejaban con los bellísimos Romances de de los pajaricos, en su honor.
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San Antonio de Padua |
Cuántos extraordinarios cantores salieron de este coro de serafines, entre ellos, un ejemplo lo tenemos en nuestro amigo Alfonso Gil González, extraordinario barítono, además de director del Coro Ciudad de Cehegín. A quien agradecemos algunos datos de este escrito, así como diversas fuentes históricas de los archivos.
NOTA: Estas fotos pertenecen a la biblioteca del Convento y el patio del Claustro, sigue la de los fieles, años 50, el padre Isidoro Rodríguez (foto muy joven), y la foto del tenor José Mojica.