El Coto "Las Maravillas", la Cruz y las Minas de Eddison.
Recinto del Coto. |
Si nos regalamos un placentero paseo por los senderos del parque ceheginero, nos maravillaremos de la riqueza forestal del término municipal de Cehegín. Observaremos el crecimiento de los distintos caseríos que conforman la Carrasquilla, y muy cerca por el monte Capel, escondidas entre los pinares, las ruinas de las minas Edisson y Abundancia.
Galerias mina Eddison. |
Durante los años 20 del siglo XX la minería ceheginera comenzó su declive, incluso algunas coplas nos recuerdan esta situación: "Vámonos a trabajar/a las minas de Gilico / que en las minas de Capel / se van a quedar solicos.".
Galerías. |
Cerca de aquellos andurriales se encuentra el ‘Cortijo de los Guapos’, que nace con este calificativo a finales del siglo XIX, con el auge de las citadas minas, ya que en esta pedanía las mujeres siempre han sido muy airosas y bellas. Se cuenta que cuando los jóvenes de las pedanías vecinas iban a rondarlas, el mocerío de la Carrasquilla, harto de tanto zascandil, les impidió la entrada al caserío, remachándoles: “a ver quien es el ‘Guapo’ que pasa pa’dentro”…, los mozos foráneos emprendieron la retirada manifestando “¡vaya guapos los de la cortijada!”, y así quedó con este patronímico.
Fuente de Juan González. |
Por aquellos lugares, en una de las encrucijadas del camino que conduce a ese provechoso parque, cerca de la ‘Fuente de Juan González’, esta situada un lugar denominado “La Cruz de la Doncella”.
Se trata de una leyenda antigua que cuenta sobre una bella joven que guardaba un rebaño de ovejas que pastaban por aquellos prados, cuando pasó un arriero de camino hacia Cieza, y deslumbrado por la lozana hermosura de la chica, se abalanzó sobre ella intentando violarla, enajenado de lujuria, la zagala se resistió y el desalmado, ante la resistencia, la mató. (Otra versión cuenta que el motivo de la muerte fue debido a una terrible tormenta; la moza se refugió en el árbol cercano y un rayo la fulminó.)
La Cruz de la Doncella. |
Los vecinos ante la violenta muerte, colocaron una cruz, formada con dos ramas de pino, en aquel trágico lugar y desde entonces los pastores, caminantes o arrieros que pasan por el sendero, dejan siempre alguna ofrenda en recuerdo de la doncella. Crucecitas de madera, manzanas, alguna florecilla, y piedras del monte que con el tiempo han erigido un pequeño montículo, hoy respetado por todos, donde un cartelón indica toda esta leyenda que anuncia: “Por este lugar que has de pasar, una piedra has de dejar…”
Fuentes: Fotos del autor de div. publicaciones, algunos datos de la publicación de Fco. Ortega Bustamante, Archivo Municipal, y Alquipir, y la tradición oral.