Desde mi Buhardilla Mesonzoica
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sábado, 5 de noviembre de 2016

TÚ O USTED?

¿TÚ O USTED? (Con todo el humor)


El otro día me explicaba un amigo, bastante sabio, un pensamiento peregrino, pues ya sabemos que los sabios no son esas personas con grandes carreras o esos políticos puestos en las listas para llenar los escaños, ni siquiera algunos jerarcas de cuyas inclinaciones nos libre Dios. Los verdaderos versados son gentes que piensan y discurren ideas que nadie ha sospechado jamás. 
Mi compadre argüía: -«¿Por qué siempre hablamos de “tú” a los dioses y demás entes…? »- Y seguía…. -«¿has intentado alguna vez tratarlos de usted…? Por ejemplo: Señor escúcheme usted mi problema… virgencica alívieme usted mi dolor… o san Antonio búsqueme usted una novia…»— según ratifica mi amigo, normalmente les tuteamos porque parece como si nos inspirasen mucha más confianza, y seguía diciendo: -«En cambio no me veo tuteando a Benedicto XVI. ¿Cómo decirle?: Oye Papa, a ver si vienes otra vez a España, que te queremos mucho…»- sin embargo parece que pega más tutear al castizo Papa Francisco que nos ha llovido del cielo: -«¡Qué grande eres Paco, sigue así y métele mano a tanto sarraceno como tienes alrededor…»-


Pensándolo bien, es cierto la reflexión de mi amigo, si no, fijémonos en la publicidad subliminal. ¿Cómo se atreven a tutearnos con esa prosopopeya y agresividad? —«¿Aún no has probado el Artibia…? Pues eres de los pocos…, ¡es genial para que desocupes cada día…!” — Otros nos aconsejan: - "¡Póntenlo, o pónselo…!"  — Y digo yo, ¿quién le dio a usted permiso para tal confianza? ¡Por favor…!  
Según dicen, aquí el único que tiene patente de corso para tutear es S.M. el Rey. Aunque recuerdo un personaje del Mesoncico: el tío Piadao, que acostumbraba a dirigirse de este tenor: "OIGA USTED, TÚ..."-
Se imaginan dirigiéndonos a Rajoy: -“Oye Mariano ¿Cuántos recortes crees que faltan para finalizar la crisis…?”- En cambio fíjense, con el Sr. Aznar no hay dudas, lo veo con más sentido del humor: “Oye, Josemarí, ¿cómo te va con la Botella…?”

Anda que en fútbol, no sé si le diría a Luisenrique, “oiga usted don Lucho— ¿Cuántos le van a meter ustedes al Madrid…?” O a Ronaldo —el del real Madrid— “¿Disculpe usted señor Cristiano, cree que superará al Sr. Messi en goles…?”  —a propósito, ¿le recortarán también el sueldo a estos dos ases del balompié?—
En nuestra época de estudiantes era inaceptable decirle al maestro: -“Don Salvador, me das permiso para ir a hacer pis…”-. O preguntarle a don Antonio: - “Oye maestro me dejas irme ya, que estoy cansado…” Además de que con la 'mala tea' que tenían entonces casi todos los docentes, lo más fácil es que te llevaras sendos palmetazos o como poco una 'chibarra rascaburras'.

Lo cierto es que no podemos generalizar. Es así nuestro idioma. Os imagináis -perdón por el tuteo- decirle a nuestra cónyuge:- “Oiga usted cariño, ¿que le parece si fuésemos al cine?”-. O si tratásemos de esta suerte a los hijos: -«Escúcheme usted nene, como haga usted esa travesura otra vez le voy a dar una macoca que se va usted a enterar»-. En cambio en ciertas latitudes de Sudamérica sí que se produce este raro vocabulario.

Divinidades romanas.
Generalmente, tratamos de tú a los que nos merecen más confianza y esperamos más cariño, y así mismo a las divinidades que prometen mejor vida en el más allá: Cómo dirigirnos a los dioses de la antigüedad con hierático respeto: -«Dígame usted Zeus…. ¿Oiga Júpiter, cómo es la otra vida?…»- o a los sabios griegos o romanos: —«Hágame usted el favor Aristóteles…, atiéndame Petronio ¿sigue teniendo tan mal oído Nerón...?»  Sin duda, sería chocante. La verdad es que el tema da para bastante debate, y aun así no nos aclararíamos, como me pasa a mí, que he montado un galimatías y no hay quien lo deslíe.  


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