LA INDUSTRIA ALPARGATERA Y SUS CURIOSIDADES.
El Afores y otros, cosiendo suelas en la plaza Vieja. |
“Entre copa y
copa se acabó mi vida…” cantaba Miguel Acebes Mejía. Con canciones de esta naturaleza, solían solazar
las largas horas con sus posaderas sobre el banco de coser suelas los alpargateros
cehegineros por aquellas concurridas plazoletas de nuestro casco antiguo.
Sentidas melodías tan en boga a la sazón. Y cuando pasaba alguna zagala en la flor de la vida, repiqueteaban con el chamarí como si avisaran que llegaba la caballería.
En nuestro viejo
lenguaje autóctono, se solía escuchar diálogos relacionados con el 'alpargate' como: "Juanico, como no termines los deberes te voy a dar un apargatazo en el
culo..." También se criticaba cierto casorrio de la hija de un ricachón: “Vaya braguetazo que ha pegado Juanito; es
que el suegro está bien “Apargatao”. Así mismo se suelen decir sobre un
moribundo: "Este lleva los últimos apargates".
Del 'Apargate' de cara corta de Cehegín, hecho sin tela, y que se asegura con cintas, se alude: “¡Ese es más serio que un apargate de cara corta…!”- Y estas coplas se cantaban sobre la eclosión de las fábricas de conservas: "Tengo que dar unos toques / puniendo de escaparate / diez frabicas de abercoques y una sola de apargates." Y sobre los Alpargateros: "Todos los apargateros /son unos tiralevitas / que si quieren almorzar / tienen que vender la guita." O esta otra divertida copla: "No te cases, vida mía / con ningún apargatero, / que te cuentan las alubias / que pones en el puchero."
Del 'Apargate' de cara corta de Cehegín, hecho sin tela, y que se asegura con cintas, se alude: “¡Ese es más serio que un apargate de cara corta…!”- Y estas coplas se cantaban sobre la eclosión de las fábricas de conservas: "Tengo que dar unos toques / puniendo de escaparate / diez frabicas de abercoques y una sola de apargates." Y sobre los Alpargateros: "Todos los apargateros /son unos tiralevitas / que si quieren almorzar / tienen que vender la guita." O esta otra divertida copla: "No te cases, vida mía / con ningún apargatero, / que te cuentan las alubias / que pones en el puchero."
Apilando y transportando "gavillas" en la era. |
En esta ocasión
vamos a comentar, algunos aspectos de la industria del cáñamo, que en otros
tiempos fue el eje económico, no solo de nuestro pueblo, sino también de la
comarca del Noroeste. La tradición oral nos ofrece datos concluyentes y nos
lleva a pensar que los primeros pobladores cristianos de nuestra comarca ya
incluyesen entre sus principales faenas la utilización de esta planta con fines
textiles. Según nos informa el archivero municipal ya en el siglo XVI aparecen
referencias sobre la fabricación de alpargatas. Y tanto el tan nombrado Ambel como
el P. Ortega (siglos XVII y XVIII, respectivamente) anotan la abundancia de
cáñamo: “…en el campo y huerta de Cehegín se cosecha trigo, cebada, panizo,
aceite y seda, muchísimo vino y abundante cáñamo.”
El siglo XVIII va ocasionar el apogeo económico y social de Cehegín debido al
auge del cultivo del cáñamo y su transformación.
Lo cual fue determinante
debido a las necesidades de la marina de guerra española, cuerdas y jarcias
para los barcos…, etc. Pero el verdadero florecimiento del sector alpargatero
se produce en el siglo XX y uno de los motivos es la adopción de la alpargata
como calzado de campaña del ejército. Ello, influido por nuestra neutralidad en
la I Guerra Mundial y la entrada en el conflicto de los principales países
productores del cáñamo.
Ante la competencia, se crean en Cehegín varias
empresas y cooperativas para defender los intereses comunes como “La Redentora”
o “El Porvenir”.
La postguerra
española marcará el último periodo de esplendor de la industria alpargatera. La
aplicación de la fibra sintética y la goma vulcanizada en el calzado hará caer
en picado la fabricación de alpargatas. Todo ello, hizo que de las 25 fábricas
censadas en 1943 sólo 3 subsistan en los años sesenta.
Exposición bancos de coser suelas de cáñamo. |
Las aplicaciones
del cáñamo son numerosas. Desde la fibra textil de su tallo para la cordelería
hasta la plena elaboración de la industria alpargatera. Otros usos menores como
la arista para encender fuego, el tamo o la gurufalla como alimento de las aves
de corral por su gran aportación de calorías, en tanto que la estopa y la hebra
se aplicaba directamente en la alpargataría y la hilatura.
Ángel Caparrós -Hilando- |
Además el tallo
verde de cáñamo podía ser eficaz como insecticida. También la semilla del
cáñamo, el cañamón, se utilizaba como alimento de los pájaros, se obtenía
también aceite para el jabón casero y popular era su consumo como aperitivo y
para la elaboración del turrón cañamón. O sea un interminable catálogo de
utilidades.
Exposición de la elaboración de hilatura de cáñamo. |
Ya terminada la recolección (arrancar o segar el cáñamo) se apilaba en gavillas, se sacudían para deshojar y se hundían en balsas con agua colocando grandes piedras para impedir que flotasen.
Cuando se pudría la corteza, se procedía a su secado al sol, el siguiente proceso era gramar o "agramar" -como se decía en Cehegín- con un artilugio llamado Grama, de forma acanalada de madera con una maza interior dotada de una hoja de hierro con la que se golpeaba el cáñamo para separar las impurezas. A continuación se peinaba con otro instrumento en forma de tabla con numerosas púas o alfileres gordos muy largos en un extremo.
Exposición de diversas "Gramas". |
Rastrillo de púas |
De esta manera se separaban las hebras más chicas que se prendían en el rastrillo. Tanto las finas como las otras eran utilizadas para diferentes fines, elaborándose infinidad de productos que facilitaban el desarrollo de pequeños talleres artesanales que tuvieron gran implantación en aquellos años.
Obreras confeccionando soga en plena calle. |
Así, con la fabricación de guitas (hilaturas) y de sogas (soguería) se realiza el paso intermedio en el proceso de elaboración alpargatera. Mientras las mujeres se dedicaban a la conversión de la fibra en soga y su trenzado además de la preparación de los cortes, los alpargateros se agrupaban en plazoletas donde urdían y cosían las suelas…… y rivalizaban cantando tangos y rancheras de Gardel y Negrete.
Grupo de alpargateros en la plaza Vieja |
Las herramientas y
utensilios eran el Banco de coser, la Almará, el Chamarí, las Tijeras y el Encabillador.
Se remataba la suela por los 'Clavos' que los echaba un aprendiz y consistía en
rematar el cosido a la suelas por el centro. En cuanto a los Cortes se hacían
con una tela fuerte o con lona. Faena para las mujeres. Se recortaban con
patrones, marcados por la Regla y el Clarión para finalmente unirlos a las
suelas dentro de la Horma, con la Lezna y las Agujas, protegiéndose las manos
con una especie de Manoplas. Y como
última labor de acabado, planchar, almidonar y proceder al rayado. TODA UNA
INDUSTRIA FAMILIAR.
Nota: Algunos datos y fotos recogidos de diversas publicaciones y de la tradición oral.