HISTORIA DE LOS BANCOS
DE CEHEGIN
Aunque, nos estamos quedando sin bancos en
Cehegín, (no me refiero a los 'bancos' de los diferentes paseos de nuestra villa,
que por cierto los han vuelto a instalar más aseados, que buena falta le hacían).
Es obvio que nos referimos a las entidades bancarias o de crédito establecidas
en nuestra historia local, al menos las que tenemos noticias. La historia de las cajas de ahorros españolas se remonta a sus antecesores, los Pósitos y Montes de Piedad, alrededor de los siglos XVII y XVIII.
Se crean como instituciones de crédito sin ánimo de lucro, con el propósito de fomentar el ahorro popular y mitigar las necesidades de los más pobres y garantizar un mínimo de previsión social.
En España, sus antecedentes fueron las Arcas, Pósitos y Montepíos, organismos benéficos que proporcionaban préstamos con garantías prendarias en favorables condiciones (al menos así eran las reglas). Más adelante, los Montes de Piedad, se fusionaron con las cajas de ahorro, según el modelo elaborado para el Sacro y Real Monte de Piedad de las Ánimas del Purgatorio de Madrid. La primera caja de ahorros fue la de Jerez de la Frontera en 1834, al año siguiente, una Real Orden estableció como objetivos de las cajas, recibir depósitos que devengarían intereses a corto plazo con miras a propagar el espíritu de economía y trabajo.
Desde las primeras noticias de la Historia, siempre han pululado corredores de la usura, que
representaban a prestamistas para obtener sustanciosos réditos avalando las
propiedades de aquéllos que necesitaban el dinero líquido, si bien la usura era
ilegal, se practicaba normalmente con la tolerancia de las autoridades o al
menos bajo la ‘vista gorda’. También hubo, y habrá, estafas en cuanto a esos ‘pícaros’
que ofrecen el oro y moro, primero te seducen con el oro, para darte después
‘gato por liebre’.
Pero sigamos con la historia particular de Cehegín.
Hacia 1912 se funda la Caja Rural de
Ahorros y Préstamos del Círculo Rural
Católico, bajo la presidencia de D. Amancio Marín, que hacia 1930 fue absorbida
por el entonces prestigioso Banco Español de Crédito, a la sazón, uno de sus
más notables directivos fue don Pablo de Garnica, ascendiente de una de las
familias nobles de Cehegín, el primer banco de la localidad, que se ubicó en el
corazón del Casco Antiguo, entonces plagado de pujantes establecimientos, en la
emblemática plaza del Mesoncico, (un local, que después, por los años 60, sería
obrador de confitería), al trasladarse Banesto a un flamante bajo comercial en la
plaza del Alpargatero. Su primer director, según nuestros antepasados, fue un tal don Artemio, le sucedió don Juan Ramón Jiménez -es obvio que no era el premio nobel de "Platero y yo"-. casado con María Más , dueña del edificio actual del Consistorio Municipal; en cierto carnaval, una irónica comparsa recitaba unas coplas, que decían más o menos: -"No te dejes engañar, mariamás por juanramón,...si te ennovias con amor, él será tu perdición..."- Ya en la posguerra, tomó posesión, el que hemos conocido los de mi generación: José Gómez Cánovas. Después los que le regentaron el banco fueron muy numerosos y han sido muy efímeros.
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Local donde se ubicó en los años 30 Banesto. |
Hasta
entonces sólo estaban establecidas ciertas corresponsalías, llamadas “bancas”,
como Paco Puerta Sequero “El Botero”, cuya oficina mercantil estaba ubicada en
la pintoresca placeta de san Francisco, al final de la Cuesta del Partidor, corresponsal
del Hispano
Americano, del Central y de otros bancos.
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Placeta de San Francisco -foto antigua- |
Cabe reseñar al hermano de Paco,
Deogracias, un amable cobrador de letras de cambio, que recorría todo el
comercio local, y para insinuar al comerciante de turno que se alargaba el pago
de una letra -cosa muy usual en la época-, se asomaba con discreción al
establecimiento, ladeando la cortina con delicada sutileza, señalaba su
alargada cartera de las letras, y recordaba: «Aquí te llevo». También
Gregorio Morales de Zafra y Pepe Marín ejercieron sendas corresponsalías de Caja
Rural y Banco Popular. Aquellos años penosos de posguerra eran propicios para toda clase de
añagazas al objeto de cubrir compromisos de pago: era corriente entre vecinos
firmarse letras aceptadas a 30 o 60, e incluso 90 días, para obtener de esta
manera liquidez. A esta artimaña se le denominaba en lenguaje coloquial,
“bicicleta”. (Cuántas ‘bicicletas’ se firmarían en aquellos penosos años,
aplicándose el verbo “Firmar”, Yo firmo, tú firmas, él firma… y luego veremos
quién paga).
La Caja de Ahorros del Sureste de España abre su sucursal en 1949 en
la Cuesta del Parador en un pequeño bajo de la casona de Antonio de la Pura.
Años después ante el auge económico que goza Cehegín a causa de las industrias
de la fruta en conserva, “la Caja” se traslada a un nuevo establecimiento de
nueva construcción en la misma Cuesta del Parador. Años después, incluso
abrieron una pequeña sucursal en la Carretera de Murcia, junto al bar Miami y
el hotel España, y así mismo, otra en el pueblo de Valentín.
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Valentín |
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Sucursal Crrta. Murcia |
La Obra Social
de la Caja del Sureste fue muy importante dirigida por el acreditado Abraham
Ruiz Jiménez: Como muestra podemos recordar
los préstamos de 900 pesetas a los necesitados para que pudiesen adquirir una bicicleta con parrilla -esta vez real, no de la
“otras”- para transportar las gavillas de leña, cuando en Cehegín nevaba en serio en aquellos crudos inviernos. La mayoría
marchaban al monte y cargaban la leña en su burro o sobre sus propios costados.
Era el combustible para guisar y calentarse.
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Burrico con carga de leña |
La
financiación de las acequias cuando se revistieron de cemento, fue patrocinada por la Mancomunidad del Segura, y con avales de la Caja
de Ahorros del Sureste de España. También la Caja
financió a los medieros que adquirieran tierras que iban vendiendo sus ‘señoritos’. Y la obra magna, el Aula de Cultura y Biblioteca, bautizada
con el nombre de Román Bono Marín,
a la sazón, presidente de la Entidad que quiso volcarse en Cehegín, que andaba sediento de actos culturales, conciertos musicales, teatro, charlas y conferencias, etc. No fue
casualidad que el Ayuntamiento concediera a la Caja la medalla de oro de la ciudad. Todo ello a instancias del mencionado Abraham Ruiz Jiménez, hoy Cronista Oficial de la
villa de Cehegín.
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Plaza Alpargatero -zona de bancos- |
Como todos sabemos, muchos años después las empresas
bancarias han copado las zonas comerciales más importantes, en una feroz competencia
y finalmente lo que está al cabo de la calle, C.A.M. pasa a propiedad del banco
de Sabadell. Banesto al Banco de Santander, que, a su vez cerró hace poco tiempo.
Banco de Murcia la absorbe La Caixa, Cajamurcia se une a B.M.N., y éste pasa a Bankia,
para finalmente fusionarse con Caixbank en la actualidad, ya en los últimos
días, ha dicho adiós, la emblemática CAM -B. Sabadell- y “lo que te rondaré
morena…” porque hay nuevos cantos de sirena anunciando más cierres, en suma un enloquecido baile mercantil. Y lo que es
peor, algunas entidades pretenden que todos seamos “expertos en informática”, y
por lo visto relegar el contacto personal entre cliente y banquero, lo que
siempre ha sido una de las señales de identidad de los negocios financieros. Y
es que parece la “Rueda de la Fortuna” pero en ‘marcha atrás’ y por lo visto volvemos
al inicio de este escrito.
Fuentes: Archivos municipales, Cronistas, diversas publicaciones, Enciclopedias, y tradición oral. Fotos López y del autor de este texto.