LOS PANTALONES "VAQUEROS"
¿EL UNIFORME DEL SIGLO XXI?
Pareja con "vaqueros". |
Hace unos 30 y tantos años imaginábamos el vestuario del siglo venidero, tal como nos lo pintaban en películas como 2.001 Odisea en el Espacio o La Guerra de las Galaxias, atavíos alumínicos, de inmaculadas fluorescencias o extrañas armaduras de plástico. Al fin, en el umbral del nuevo milenio, constatamos que nada más lejos de la realidad. El uniforme imperante para el siglo XXI es, si no surge nada que lo sustituya, los “blue jeans”, o para entenderlo en “cristiano” los popularísimos 'vaqueros'.
Qué poco imaginaba aquel joven judío, emigrante bávaro, llamado Leví Strauss, cuando atracó en los muelles de San Francisco a bordo de un barco de vela en busca de la prometida ‘quimera del oro’, la que se iba a organizar con las piezas de lona parda destinadas para cubrir las tiendas de campaña y los toldos de las carretas de los mineros. Pronto descubrió que casi no existía demanda de tales tiendas. ¿En qué emplear tanta pieza de aquel género…? Sí observó en cambio, que pocos obreros disponían de ropa suficientemente recia para tan ruda labor, así que contrató los servicios de un sastre para que le convirtiera en pantalones aquel basto tejido de lona.
Enseguida corrió la voz de que - ‘...los
calzones de Levi eran los más resistentes’...- Es incuestionable que se
vendieron inmediatamente. Leví Strauss, sin pisar mina alguna, descubrió de la
noche a la mañana un verdadero filón. Cuando se acabó la lona, Leví encontró
otro tipo de lienzo de algodón francés (llamado ‘Serge de Nimes’) usado en otro
tiempo por los marineros genoveses, conocidos como ‘gênes’, de donde se derivó
el vocablo inglés ‘jeans’. Es decir, nada más alejado de lo que entendemos como el Far-West.
Existen
numerosas anécdotas de esta indestructible tela: por ejemplo, se cuenta que se
desengancharon dos vagones del tren y un ferroviario los volvió a enlazar con
unos pantalones Leví y así consiguió que el ‘caballo de hierro’ llegara a la
próxima estación para ser reparado. Lo que sí logró fue unir esta
universal prenda a toda una generación de colonizadores de una nación en expansión.
Ya en los años 50, el uso de los 'jeans' se había convertido en prenda
corriente para la infancia, y los adolescentes empezaron a discutir con sus
progenitores y maestros el derecho a vestir aquellos pantalones en clase. Aquí
nació, acaso, el símbolo contra la autoridad y la opresión, auténtica o
ficticia. Aquel pantalón 'vaquero' detentaba un mensaje secreto ‘eres de los míos,
si lo usas’.
Sólo faltó la llegada de la
gloriosa ‘década prodigiosa’, la contracultura existencialista, los sesenta:
The Beatles, los hippies, la universidad de los ‘rebeldes sin causa’, ‘haz el
amor y no la guerra’, etc. Todos juntos adoptaron como ‘uniforme de combate’
los ‘blue jeans’.
El éxito de esta prenda llegó
rodado para los sagaces fabricantes, sobre todo los del mundo de la moda. Así,
toda la sociedad occidental usaba ya 'vaqueros'. Daba lo mismo que fuesen
jardineros que obreros de una cadena de producción; miserables mendigos que
ociosos aristócratas; jóvenes rebeldes o decrépitos jubilados. Lo mismo era
usado el pantalón en el fondo de la mina que en los salones de un palacio. Y
aquellos jóvenes protestones contemplaron molestos cómo sus propios padres les
imitaban colocándose sus atributos revolucionarios. Para diferenciarse, otra
práctica se impuso: colocarles parches de abigarrados
colores, flecos y otras mil innovaciones, y el colmo de lo absurdo, agujerear los pantalones. Incluso se llegaron a vender, a
precios astronómicos, partidas de pantalones de segunda mano, procedentes de
traperos: -... pero es que cuanto más gastados y descoloridos, son más
modernos...-, aseguraba un jovencito rapagón.
Había que demostrar desprecio
por el materialismo y las convenciones sociales. Aquellas generaciones
inconformistas, desdeñosas del militarismo y la uniformidad imperante, habían
escogido, paradójicamente, su propio uniforme: los pantalones 'vaqueros'. Eso sí,
para que fuesen unos 'vaqueros' auténticos, debían llevar cosida la marca exigida
por los reyezuelos de la moda, emanada de los "sacratísimos U.S.A.".
Así a través de los años se
han ido produciendo modificaciones en torno a este atavío. Pero en el fondo,
queramos o no, los pantalones de Leví siguen siendo de uso general. Y millones
y millones de prendas se fabrican a diario en todo el orbe. Un sociólogo de Yale, afirmó
que expresaban: ...’la libertad y la integridad de la persona...’ y un
fabricante asegura que: 'una moda es más fácil de llevar si es al mismo tiempo
elegante y barata'.
Da igual que produzcan calor
en verano o frío en invierno, que aprieten excesivamente las mollas de los
gordicos o que las personas anoréxicas parezcan aún más escuálidas... Que sean
incómodos al sentarse; que denote excesivamente el ‘paquete’ o que los
escondidos encantos femeninos sean notorios; que sus afiladas placas metálicas
desgarren nuestro sillón preferido y mil problemas más... ¡No importa!
Lo evidente es que, sin
quererlo, el invento de aquel emprendedor judío: los universales 'vaqueros', iba
a ser una de las pocas cuestiones unánimes de este belicoso planeta. Da igual
ser conservador que progre, ruso o chino, del Madrid o del Barsa, blanco o negro, de Oxford o
de Cambridge, de Salamanca o de Santiago: todo el mundo usa ‘blue jeans’. Afirmaba
el presidente de ‘Levi Strauss & Co.’, los mayores fabricantes de
pantalones 'vaqueros' del mundo: Los Jeans representan un estilo de vida
despreocupada que ha sido adoptada por la gran mayoría de la Humanidad...
Afirma un prestigioso sociólogo
que los tres grandes inventos del siglo XX, han sido sin duda: La Fregona; la Cocacola;
y los Vaqueros. Aunque éste último es el que se lleva la palma. Pero no
olvidemos otro ‘negocio’ que se está convirtiendo en prenda universal, los
zapatos deportivos o ‘bambos’, ‘sneakers’, tenis, o el colmo de
sofisticación: ‘zapatillas de vestir o urbanas’.
¡Ah...! Y se me olvidaba el móvil....! Pero lo del "selular", sin comentarios.
Antonio González Noguerol-Motolite-