ALFONSO MONTAÑÉS – “EL CHETE”
Su apellido procede de la clase social alta ceheginera, de ahí su apodo señala su origen, es sabido que la gente de la nobleza en aquellos tiempos de 'poderío', solían apodar con diminutivos, como: Pipi; Cuqui, tato, chavete, Lili, Lele, etc., y a este le asignaron "Chete", sin pensar que años despues, el chaval sería objeto de chanza en Cehegín, y es que el destino quebró su árbol genealógico, destruyendo de forma indirecta su futuro, deambulando de alguna manera por las recónditas y
tortuosas calles de nuestro vetusto Cehegín. su tierra natal.
Eso sí, la imagen que la mayoría recordamos de él, es la de “presidir”
o encabezar cualquier manifestación donde sonara la música, fiesta, toros o verbenas de
barrio, acompañado de su inseparable compañera y amiga del alma, conocida como “la
Cheta” y una botella de vino para apagar las penas, por allí deambulaban ambos, más felices que "el Tato", al menos aparentemente. Tuvieron varios hijos. Abocados a una vida humilde, “el Chete”, dedicó gran parte de su vida a
recoger cartones y algo de chatarra para salir adelante. También le llamaban
para hacer otros trabajos, como la descarga, sobre sus espaldas, de pesados
sacos de harina o patatas entre otras mercancías.
En una hermosa casona de la calle Olmitos, vivía una señora que fue mecenas
de numerosos grupos musicales y culturales, solía escribir versos alegóricos a acontecimientos
de la localidad entre otros a la renombrada “Estudiantina Violetas Imperiales”
en los años treinta, recaudaban fondos cantando en el Casino de Cehegin, La
Peña, y otras entidades, sobre todo en los carnavales. Nos referimos a doña
Antonia Musso, madre de Luís González Musso, (más conocido por Luis Musso, pariente
lejano del personaje que nos ocupa). El Chete, de muy joven, frecuentaba aquella
casa de Olmitos, para ayudar en cualquier faena y así recibir algo de comida. En las tabernas y hasta en las calles, por un sencillo chato de vino, siempre fue objeto de burlas,
marginado por todos, sin que nadie le tendiese la mano.
En sus últimos años ante la precaria situación en la que vivía después
de perder a su esposa, sus familiares, lo recogieron de las calles para marchar
a Barcelona donde se repuso por completo, y finalmente vivió de una forma más
digna y honrosa. Falleció a principios de 2007.