Desde mi Buhardilla Mesonzoica
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domingo, 5 de enero de 2025

PENSEMOS EN LOS DEMÁS

 

PENSEMOS EN LOS DEMÁS

“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos como hermanos.”    M. Luther King.

 Han transcurrido algunas décadas desde la moda por los eslóganes. –Uno preferiría llamarlos ‘lemas’, pero queramos o no, la lengua de “Chespir” (o como gustaba decir a Cantinflas: “Chikaspiare”), es así de influyente-  Empezando por el ‘cartelismo’ y los ‘graffitis’ de los utópicos jóvenes del ‘Mayo Francés’ tales como: Seamos realistas, pidamos lo imposible” o “Queda estrictamente prohibido prohibir”, con los que glosaron aquella prometedora primavera del 68, hasta las frases del franquismo tardío proyectando una nueva imagen al exterior: ‘Spain is different’ o Terry me va..., usted si que sabe’; brotaron como setas ocurrentes expresiones intentando reconducir al personal hacia posturas más ‘consideradas’ como: Agua y agrado que no falte’; ‘Sonría por favor’; o  ‘Piense en los demás’… Hoy ya, instalados en la ‘sociedad del bienestar’ nos abocamos a esa retahíla de locuciones con que nos martirizan a diario los creadores de imagen, los circunspectos directivos y los políticos en general: empoderar; poner en valor; resiliencia; sinergia; genial; ¿vale?; ¿eh?; venga; fake; etc.; sin olvidar la perdurable frasecita de los murcianos, nuestra máxima reivindicación: ‘Agua para todos’

Sin embargo, si me diesen a elegir entre todas estas inefables sentencias para su vuelta a la palestra, yo me quedaría con: ‘PIENSE EN LOS DEMÁS’, ya que es obvio que seguimos escasos del respeto y gentileza hacia nuestro prójimo. No hay más que darse una vuelta por la calle para observar multitud de gestos y actitudes, todas ellas cargadas del mayor desprecio hacia la convivencia ciudadana.

 Una llamativa pegatina con Piense en los demás’ debería colocarse obligado sobre esas ‘panzas’ de los depósitos de gasolina y en los parabrisas de los autos, que más que vehículos para desplazarnos hacia algún sitio son discotecas ambulantes donde los decibelios se adueñan del entorno. Aunque sería inútil porque se lo pasarían por donde todos sabemos. Del mismo modo podrían colgarse en todas las farolas de las calles: “Piense en los demás”, recordando a los urbanitas, que la basura se aboca en los contenedores poco antes de la hora normal de retirarse a dormir. Por no recordar las ‘caquitas’ de las llamadas ‘mascotas’ –cada vez más en boga- que ocasionan más de un patinazo con sus resbaladizas ‘huellas’ de chafarrina. Igualmente incurren en ello las ‘mejores familias’: días pasados, en un alarde de poderío, dos automóviles oficiales de nuestra Comunidad Autónoma permanecieron toda la mañana atravesada en la recoleta plaza del Mesoncico –y es que es tan chiquita esta plazoleta-, impidiendo el trabajo de carga/descarga de innumerables vehículos. (Sobre los capós de aquéllos también debieran ponerles el simpático cartelito.)

Con toda la razón preguntaba mi tío David, antiguo viajante del comercio y gentilhombre por naturaleza: “¿Qué ha sido de esa gente amable, que cedía el paso con galanura a las señoras, los que ofrecían el asiento a los ancianos y no gritaba cuando se dirigía a sus semejantes…?”- y yo le contesto: -“Un anacronismo, querido tío…hoy la gente sólo sabe correr, correr, correr y aprisa que llego tarde…”-

Antonio González Noguerol

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