CAMPILLO DE LOS JIMÉNEZ
Poco sabemos de los orígenes y devenir histórico de
la villa de Campillo de los Jiménez. Como vemos, son muy escasos los datos y el
origen de la pedanía, dado su topónimo, podemos imaginar que derivaría de alguna
familia de propietarios apellidados Jiménez que tuvieron en el lugar haciendas,
al igual que ocurre con otras localidades de la región como Los Martínez, Los
Gallegos o Los Antolinos.
Vista del Campillo |
Y así es, porque al parecer
tiene su origen en Ginés Jiménez originario de Caravaca. El Campillo de los
Jiménez queda ubicado muy cerca del embalse del Argos, con pequeños relieves o
cabezos que lo rodean como el del Sacristán o el Cerro de los Lomos.
Cultivo de la flor |
La
población se agrupa en la aldea principal o bien se dispersa en distintos cortijos o caseríos, por ejemplo: La Pilá, El Cabezo, o Algezares. Aparte del paisaje bucólico, eminentemente agrícola, que rodea la villa, en especial el del río Argos y su embalse cercano a Valentín, así mismo, goza de los cultivos frutales, destacando el exuberante emporio floral, hoy principal base de la economía local.
Vista del Cabezo |
En esta pequeña crónica, figura la Acequia de Campillo de
los Jiménez, uno de los ramales de la acequia madre de Canara, y de la importancia que tuvieron los lagares de
vino de la villa, las aportaciones no esclarecen mucho más que el hecho de
que el río Argos, a su paso por la aldea, debía tener antaño un curso bastante amplio.
En la revista 'Alquipir', se habla del descubrimiento, entre unos viñedos, de un sepulcro con los restos humanos de un esqueleto gigantesco. Fray Pablo Manuel Ortega, en el siglo XVIII, escribe: El segundo descubrimiento fue este año 1754, a últimos de abril, en el pago del Campillo de los Ximénez. Estaban unos jornaleros cavando las viñas y descubrieron un sepulcro, y en él los restos de un cadáver de estatura tan gigantesca que puesto el esqueleto de pie sus canillas alcanzaban cerca de los hombros de uno de los jornaleros, y otro obrero no le llegaba ni a los sobacos. La cabeza era monstruosa y disforme, y conservaba todos la dentadura... -y sigue relatando fray Ortega- ...Con la brevedad posible, solicité que me guardasen algunas de las piezas, con intención de enviarla a donde saber emitir la importancia de estos monumentos antiguos; pero me respondieron que cuando corrió por el pueblo la noticia, diferentes mozuelos y hombres de igual advertencia, y a golpes y pedradas, redujeron todos los restos a polvo y ceniza en brevisimo tiempo; lo cual no me extrañó, conociendo el genio español...-
Lo cierto es que toda esta historia bien puede ser una fabulación, con tantas otras anécdotas antiguas de las gentes de antaño.
Río Argos -a su paso por el Campillo- |
El acueducto en las inmediaciones del pueblo data de
1848, una construcción que pudo haber sido parte de algún plan de conducciones
de agua al municipio de Lorca uno de los, tradicionalmente, más necesitados de
recursos hídricos.
Acueducto del Campillo |
En septiembre de 1788 se levanta la torre de la
Soledad de Cehegín, y en esta fecha existen suposiciones de que también comenzó
a erigirse la del Campillo. Durante la guerra civil, su campana —como tantas
otras— fue desmontada para vender el material, seguramente para fundirlo y fabricar municiones… Finalizado el
conflicto bélico, Dolores Jiménez —una descendiente de la familia Jiménez—
mandó traer la campana de su finca de la Hoya (Caravaca) a esta Ermita del
Campillo, que es la que tañe en la actualidad.
Por un manuscrito de 1818 conocemos algunos datos de la ermita de Campillo, construida por sus vecinos. La documentación existente nos puede poner en
antecedentes sobre este templo dedicado a la Virgen
del Rosario, y cuyos paños tienen unas pinturas al seco en las que quedan
representados los Misterios del Santo Rosario, con grafías moralizantes y
didácticas y que tienen, en algún punto, una referencia a 1792. Recientemente, otro descendiente, el arquitecto Luis
Martínez-Carrasco restauró dicha iglesia.
Ermita del Campillo |
A la izquierda adosada a la ermita, se encuentra “La
Sala”, una habitación trapezoidal con unas gradas numeradas en dos laterales.
Parece que esta sala estaba dedicada a las reuniones de la cofradía, donde al
amparo de la Virgen del Rosario se celebraban bailes y otros festejos. Aquí se
ensayaban los autos sacramentales: “La Degollación de los Santos Inocentes” y “Los
Reyes Magos”, que se representaban a la intemperie con extraordinaria
asistencia desde todos los caseríos vecinos. La última función se celebró en
1982, desapareciendo desde entonces incomprensiblemente.
En la actualidad
los vecinos de Campillo celebran en
diciembre una semana de fiestas patronales dedicadas a la Purísima Concepción.
Y a continuación transcribimos estos datos sobre:
HERMANDAD DE ÁNIMAS DEL CAMPILLO DE LOS JIMÉNEZ DE CEHEGÍN:
La Cuadrilla de Animeros mantiene viva la tradición, y sobre todo el folclore del noroeste murciano, en especial el de nuestro pueblo, Cehegín. A través de su música, cantes y bailes, evocan la forma de divertirse de nuestros ancestros, tradición inmemorial, cuya época no podemos datar. Sí podemos afirmar, que a partir de los años 40 del siglo XX, los animeros del Campillo de los Jiménez, encabezados por nuestro maestro José “El Pelaillas”, se constituyen como Cuadrilla de Animeros.
El Pelaillas y señora. |
Resulta emocionante para cualquier persona de la época, recordar el paso de la Hermandad de Ánimas por las calles del Campillo, pidiendo “aguilandos” de casa en casa, limosna que destinarían para arreglos de la Iglesia y misas intencionadas por las Benditas Ánimas. Las cuadrillas estaban jerarquizadas en tres mayordomos, representantes de la cuadrilla; el alcalde, figura creada para que los acompañase; los cagarraches, jóvenes que portaban el burro para cargar con los donativos; y los músicos, entre ellos la voz cantante o solista. En la mañana del día 25 de diciembre iniciaban las salidas. Cinco días duraba la misión; cuatro jornadas seguidas más el día de Año Nuevo y si les quedaba alguna morada por visitar, volvían a salir el día de Reyes Magos. El recorrido abarcaba la pedanía del Campillo; Canara y los cortijos. Iban con burros y mulas pertrechados con sus serones y aguaderas. Recogían patatas, panizo, espinazos… o dinero; si alguna persona no podía dar nada, le cantaban igualmente. Luego los mayordomos vendían la mercancía si aparecía un comprador o la subastaban. El dinero recaudado era entregado al cura para la iglesia después de pagar a los músicos. Tras finalizar las visitas, los Animeros cantaban en la eucaristía y demás celebraciones religiosas, canciones con letras antiquísimas, transmitidas por tradición oral y con expresiones litúrgicas acordes a épocas pasadas, siempre antes de la comida del mediodía. Durante estos días, la cuadrilla amenizaba dos sesiones de bailes: el "baile en La Era", tras finalizar la misa y el de la noche, conocido como el “baile de Pascua”. En esos festejos se pujaba para que el inocente le pusiera el gorro a una moza; también se pagaba por los bailes 2 o 3 duros. A veces variaba la puja, dependiendo del baile, y se podía llegar hasta 100 duros (500 pts.). Los bailes eran agarrados (pasodobles, valses, mazurcas, etc.) o sueltos: folclore popular, con raíces musicales del folclore de nuestros territorios colindantes. Son piezas que se han personalizado según el pueblo y sus gentes. En la huerta de Cehegín, gozamos de un amplio repertorio: Jota de la huerta y Cehegín, Pardicas de la huerta y del Escobar, Sevillanas, Manchegas de la huerta, Rabotas y Malagueñas.
En los últimos años, la Hermandad de Ánimas del Campillo de los Jiménez, está haciendo un gran esfuerzo por llevar esta parte de nuestro folclore a las generaciones actuales, muestra de ello es la incorporación de algunos jóvenes a la cuadrilla con el fin de que nuestras raíces perduren en el tiempo.
Fuentes: Hermandad de Ánimas del Campillo de los Jiménez. Tradición oral, "Pedanías de Cehegín" de Alcázar Pastor. Archivo Municipal y otras publicaciones. Fotos del Archivo Municipal y del autor.