BLAS TORRECILLA GÓMEZ.
La alcaldía de d. Blas Torrecilla Gómez se enmarca
dentro de la época de la Regencia y Gobierno Provisional del General Serrano.
Fue elegido como Alcalde de Cehegín el 1 de enero de 1867, aunque anteriormente
ostentó el cargo de primer Teniente de Alcalde. No comenzó con buen pie su
mandato don Blas, el mismo día siguiente se produjo una revuelta de leñadores
que provocó jornadas de extrema tensión en el pueblo, provocadas a causa del frío
intenso por el temporal de nieve. Los jornaleros y leñadores acudieron en masa
a los montes comunales a cortar madera para la propia supervivencia, lo que
derivó a un enfrentamiento, hachas en mano, con las autoridades por
interponerse en el acopio de leña. El Alcalde da orden a los guardas para que
bloqueen los caminos y les corten el paso. En el Partidor de Abajo (lo que se
conocía como los Caños) se provocó una situación casi sangrienta. En Acta
Municipal de 4 de enero de 1867 se describe tal situación. Don Blas, previniendo
sucesos trágicos, recomendó a la Guardia Civil que se abstuviese en la
actuación represiva. En Acta de 12 de enero de 1867 se acuerda el arreglo de la
fuente del Partidor o los caños del Partidor, que suministraban a la villa el
agua potable, acordando que se embellezca y reforme, haciéndose una obra de
sillería para la colocación de unos nuevos caños de bronce.
En el resto del periodo de
don Blas Torrecilla como Alcalde de Cehegín hay que destacar otras dos actuaciones:
el ensanche de la Plaza Mayor, en realidad una pequeña remodelación,
sólo se derriban unas casas para dar algo más de amplitud, ya que el principal
espacio lo ocupa el viejo castillo árabe, en estado casi ruinoso. La otra
relevante actuación fue el nombramiento como hijo adoptivo de la villa a don
Fernando Díaz de Mendoza y Uribe, marqués de San Mamés, (gran hacendado, y
propietario de la casa solariega donde está ubicado el actual Casino de Cehegín). Se le realizó dicha
distinción por traer la banda de música de la cofradía de San Juan (los blancos), de Caravaca, para actuar en las fiestas
patronales cehegineras, como atestiguan las publicaciones de la época. La noticia se publicó en
diversos periódicos, algunos de tirada nacional como el madrileño “La España”. Concluidas
las fiestas, la banda fue acompañada por muchos cehegineros hasta Caravaca entre
vítores y aplausos incesantes, hasta la casa del marqués, donde se obsequió a
los concurrentes junto al ilustre cronista ceheginero don Ramón Chico de Guzmán, con un
“apetitoso buffet”; al final del convite se improvisó un concierto, en honor de
las fiestas de Cehegín de ese año.
Pero volvamos con nuestro
personaje: más que sus días como regidor, la figura de don Blas Torrecilla se
manifiesta como poeta y erudito: un espécimen a extinguir, un hombre de papeles y
archivos, un cronista de intrascendentes sucesos localistas típico de las pequeñas
poblaciones del siglo XIX que atesoraban sus escritos polvorientos sin pensar
si llegarían a leerse, pero que a ellos les colmaba de posesivo orgullo.
Ataviado siempre de oscuro con bufanda, parecía estar siempre helado, hasta
que la primavera les despertaba algo los sentidos de viejo solitario casi
desde la cuna, solo acompañado de una criada gruñona que malguisaba para él. Pero se sentía feliz y no le interesaba publicar sus
escritos, pensaba que los posibles lectores podían mancillarlos.
Para subsistir don Blas
impartía clases particulares, así sentía gozar de una familia que no tenía,
además de algunas rentas de una pequeña herencia. ¿Quién fue en realidad don
Blas Torrecilla? ¿Qué realizaba en su vida diaria, en un pueblo como
Cehegin?... En dónde emplearía sus horas él, que no gustaba de la letra
impresa, seguramente sí en los viejos archivos del ayuntamiento, o de las
iglesias, incluso en casas particulares. ¿Le dejarían husmear los grandes
prebostes locales?
Eso sí, parece que elaboró
un curioso manuscrito, una historia escrita a mano, cubierta de polvo, pero sin
editar. Don Blas tuvo cierta querencia por el pasado de Cehegín y recopilación
histórica.
Muchos manuscritos cehegineros: Dr. Yañez, Ambel, y don Blas, aunque
después vinieron los de don Miguel Más, y otros recordados eruditos. Pero todavía queda tres
incógnitas: ¿Cuándo nació don Blas…? Cuándo murió…? Y el último enigma: ¿Qué fue del manuscrito…?
Lo que sí hemos localizado es este poema a nuestra patrona Virgen de las Maravillas:
Lo que sí hemos localizado es este poema a nuestra patrona Virgen de las Maravillas:
"Salve, Virgen gloriosa, astro luciente, / Prodigio de la gracia sin segundo,
Elegida por Dios Omnipotente / Para Madre de Aquél que salvó al mundo;
Salve, jardín frondoso, pura fuente / De copioso raudal, manso y fecundo;
Salve, Virgen excelsa y sin mancilla, / De toda la creación la Maravilla.
Del Eterno escogida entre millares, / Al crearte tan perfecta, hizo un portento,
Y tus gracias y dones singulares / Exceden al humano entendimiento.
¿Qué podré yo decir en mis cantares / Para explicar tan grande pensamiento,
Si al contemplar tus gracias, oh María, / No sabe qué expresar la lengua mía
Si te apellido Sol, tu luz fulgente / Más que todos los astros luce y brilla,
Y si te digo Estrella del Oriente, / Es palabra vulgar, cosa sencilla.
Sólo el grande Hacedor, el Prepotente / Que en sus obras sorprende y maravilla,
Él solo pintará con expresiones / Tu hermosura, grandeza y perfecciones.
¡Oh Reina de bondad y de dulzura, / Que alivias con tu amparo los pesares,
No habiendo una desgracia, una amargura, / Que Tú no endulces y que no repares!
Tú eres la protección firme y segura / Que salva nuestra vida en sus azares,
Siendo en toda ocasión, oh Estér dichosa, / De tu pueblo la Madre cariñosa."
Solo nos queda saber si su apellido en el callejero ceheginero, -calle Torrecilla-,
fue dedicada en su recordación.