CALLE DE MANUEL CIUDAD.

 CALLE MANUEL CIUDAD.

En otra entrada de este blog recordábamos la calle de la Unión y sus aledaños, y como prometimos hoy toca la calle Manuel Ciudad, quien donó a la Fundación Hospital de la Real Piedad su casona anexa a dicho hospital y en reconocimiento le fue impuesto su nombre a la vía de abajo, antigua calle Bovera, que continúa el trayecto de la calle de la Unión, cercano al Mesoncico y calle Pedro Mª Chico de Guzmán.

Placeta de los Carros.

Iniciamos este nuevo periplo desde la recoleta Placeta de los Carros que divide ambas vías, donde estaba ubicada la antigua Oficina de la Hidroeléctrica, regentada muchos años, por la familia Piñero y después por Antonio Cano. 

Don Manuel Ciudad de la Hoz -foto A. Peñalver-

Allí comienza la calle Manuel Ciudad de la Hoz, (subgobernador del Banco de España y quien, en julio de 1884, tuvo el honor de presentar ante el Ayuntamiento de Madrid la solicitud del permiso municipal para iniciar las obras del edificio de esa entidad financiera en el palacio del Marqués de Alcañices, en la calle de Alcalá, esquina Paseo del Prado, para albergar el que habría de ser el banco más importante de España.)

Banco de España -Madrid-

En esta calle algunos de sus vecinos eran conocidos popularmente por su fisonomía más que por su nombre: "Rojo el Aguaor"; "Rojo Carreño"-fabricante de conservas-; "Rojo el Parejo"-mayoral de doña Blanca Garnica-, y otros de calles cercanas como "Rojo el Tábano" y "Rojo el Muertes", y otras familias como los "Zorriños" y los "Gachasmigas", personas sencillas y muy queridas. Son las peculiaridades de los pueblos, también vivieron personajes como Tomás Alguacil, platero y relojero, Gregorio Piñero Moya, que fue alcalde en la posguerra (su padre también Gregorio Piñero de Gea, fue regidor local en el reinado de Alfonso XIII). Otros personajes de esta calle fueron dos de los tertulianos de las peceras del casino y grandes trasnochadores José Ruiz “el Picaor” o don Pepe Clemente que presumía de no haber visto nunca salir el sol: -“Qué más da ver amanecer, te esperas y contemplas el ocaso que es igual”-; Manuel Ruiz Pérez, popular taquillero del cine Alfaro, de carácter socarrón. Uno de los pioneros del arte fotográfico de esta villa, con valiosos archivos  pertenecientes a los años 40-50, y completado en los años siguientes por su hijo Rufino, que ha heredado esa afición artística; Juan Párraga, hombre muy querido, polifacético, hábil practicante sanitario, dentista, e inventor de una suerte de crecepelo, además de un café instantáneo que llamó ‘caféinstant’; la familia Clemente, honrados comerciantes de telas en la calle Mayor, entre ellos se recuerda a Antonio, extraordinario guitarrista, así mismo apodado “el dios de la bandurria”-, Miguel Muñoz, conocido pintor artesano y aficionado a los retratos, uno de los cuales fue el de la patrona Nuestra Señora de las Maravillas y que sirve de telón a su camarín cuando está ausente del Convento de los Franciscanos.…, y llegamos a la placeta conocida como de Gregorio Morales, otro personaje polifacético, que ocupó numerosos cargos en la sociedad ceheginera, (ayuntamiento, casino, patronato Hospital, Semana Santa, banquero, procurador de tribunales, hacendado, y algunas más), antaño, su casona fue una fonda regentada por Ramón Piñero Moya,  y la casa del farmacéutico Antonio Bañón, que entronca con la Cuesta del Parador y la entrada al “Cabezo”. En el chaflán de aquella placetilla realizaba su hábiles trabajos Salvador "el Talabartero". Por cierto, un día trabajaba Salvador y su dos oficiales con una enorme lona extendida en el suelo, cuando sonó como una campanilla, pensando que era el viático que llegaba con el "Santísimo", todo ellos permanecieron en el suelo arrodillados y con la gorra quitada, cuando contemplaron asombrados que en realidad era un chiquillo manipulando un despertador que llevaba al relojero vecino.

 (La intención de un servidor es recordar los antiguos personajes, anécdotas y nombres. Es evidente que el vecindario se ha renovado en las últimas décadas, y de tal suerte que sigue siendo una calle encantadora.)

Inicio calle M. Ciudad -Al fondo plaza Teatro Alfaro-

En resumen un populoso microcosmos vecinal y en su tiempo, junto a La Unión, muy concurrido, donde solían discurrir casi todas las procesiones de la Semana Santa de nuestro singular Cehegín.

Fuentes: Fotos del autor. Diversos archivos y publicaciones, y en particular un prolijo artículo del sr. Ciudad de la Hoz, cuyo autor es Antonio Peñalver Corbalán, publicado en el periódico digital ‘La Panorámica.