DOMINGO DE RAMOS
¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo...
Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.
(Rubén Darío)
La palmera es
señal de gozo y fiesta. De este modo el ‘Domingo de la luna Nisán’ conmemora la
entrada de Jesucristo a Jerusalén montado en un borrico donde miles de fieles
lo recibieron entre vítores con palmas y ramos de olivo en sus manos. La
noticia de sus milagros se había difundido entre los creyentes. Según se recoge
en la Biblia, el hijo de Dios accedió entre los gritos de «¡Bendito el que
viene en nombre del Señor» y «¡Hosanna en las alturas!» Fue anunciado como el
profeta de Nazaret de Galilea. Mientras, los sacerdotes judíos veían este
recibimiento como una amenaza y buscaban excusas para encarcelarlo.
La Biblia habla con frecuencia de las palmeras. Con sus frutos se elaboraba miel. El salmista compara al justo con la palma: «...florecerá el justo como la palma, crecerá como el oloroso cedro del Líbano». En el Cantar de los Cantares se dice que «…los rizos del esposo son como racimos de dátiles, negros como el cuervo... mientras que la esbeltez de la esposa es airosa como la palmera...» Palmeros según Dante eran llamados los cristianos que se dirigían a Tierra Santa, romeros los que lo hacían a Roma y peregrinos los que caminaban hasta Santiago en Compostela u otros innumerables lugares de peregrinación.
El Evangelista, portado por los blancos en el Marmallejo.- año 1955- |
Después de la procesión, las bandas salían de la Iglesia
Mayor de Santa María Magdalena tocando los tradicionales pasodobles a lo largo
de la calle Mayor, haciendo parada en el Casino de la localidad, para obsequiar
a los asistentes y a sus respectivos mecenas.
Y es que Cehegín sorprende; bajo la silueta enhiesta de la torre
de la Magdalena se muestra
el escenario bíblico que
define a nuestro pueblo: un toro despatarrado sobre un enorme cabezo; un
sobrecogedor precipicio de tejados amontonados que conforman el peñascoso
Conjunto Histórico Artístico sobre un infinito laberinto retorcido abocado
hacia la vega del Argos.
A. González Noguerol