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sábado, 6 de mayo de 2023

EL DÍA DE LA MADRE

                              EL DÍA DE LA MADRE

 Eres blanca y hermosa, como tu madre, morena salada,,  como tu madre..., 
 Eres como la rama que al tronco salé..., morena salada, que al tronco sale...

Se acerca el primer domingo de mayo, bautizado día de la madre y no tardaremos en recibir al día de la prima o de la chacha..., el caso es que cada jornada sea de ‘algo’. No hace mucho fue el de la mujer trabajadora y el de el padre y hace unos días fue el de los trabajadores (o de San José Obrero, eufemismo reivindicativo que se inventaron en tiempos de Franco), también de las trabajadoras, es obvio. Pronto nos sorprenderán con algún día de sabe Dios qué. Y un amigo me asegura que se va a establecer el día de la Rociito. (Ve lo que pasa, amigo lector, me prometí con solemnidad que jamás nombraría a gente de semejante farándula..., ¡Y ya he faltado a mi palabra! Supongo que nadie escapa al mimetismo que agravia a nuestra sociedad).

Recuerdo a mi entrañable amigo Blas Puerta, hace años gerente local del teatro-cine Alfaro y otros espectáculos, que observando la decadencia cada vez más acentuada del cine, provocada por el disparado apogeo de la TV, se inventó el Día de la Mujer, y además en un audaz alarde para la época, por sus connotaciones democráticas: el Día del productor, abaratando las entradas con el objeto de atraer espectadores al cine Alfaro. ¡Y lo consiguió!, Aunque por poco tiempo. Como es sabido, la pujanza de la llamada Caja Tonta, hasta el momento es inabordable. Había nacido la era de los ‘días de alguna cosa’...

Un gran día

Después han ido surgiendo progresivamente, como decíamos, numerosas ‘fiestas de algo’, con sus ‘eslóganes’ correspondientes: Día de los Enamorados; Día Internacional de la Mujer; Día de comer castañas; Día del huertano; o el del Menor y de las Personas Mayores; Día de la cerveza, Día del vino, Día de qué demonios sé... y naturalmente todo cristo a comer y beber o hacer el payaso y lo que nos echen, como si no fuera cada vez que amanece día de todo, porque ¿no me dirá usted amigo y paciente lector que usted no bebe y come a diario? Y si está usted enamorado, ¿no lo está todos los días del año?, salvo que sea usted misógino, de todo hay en la viña del señor...  La excepción de la regla la marca el Día del libro: la mayoría compra libros, pero sin leerlos. Lo cierto es que si sumamos los ‘días de...’ a los de Semana Santa; vacaciones de invierno y verano; fiestas patronales y de barrio, a este paso vamos a necesitar años de 500 días para tanto ‘evento’ (el vocablo de moda).

Pero bueno, a lo que íbamos, pues eso, que se avecina el Día de la Madre y habremos de obsequiarla con algo bonito,... madre no hay más que una, que a ti te encontré en la calle..., reza una antigua coplilla.

En otro tiempo ese día lo conmemoraba la Iglesia y por ende también nosotros, el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, pero quien recibía el obsequio en esta ocasión eran los hijos de las madres, ya que, (si no había para pan, ¿cómo vamos a tener para tortas?), con qué obsequiarían a su madre: lo más que ella recibía era un hermoso beso. Los chiquillos sí que recogían el obsequio, que consistía en un suculento bocadillo que Luis el Sacristán entregaba a todos los que acudieran a la misa de alba de la parroquia de Santa María Magdalena. Menudas colas se formaban en la vigorosa explanada de la plaza al reclamo del humilde manjar que el bueno de Luis preparaba cada día de la madre.

Y así la iglesia con su puesta al día del Vaticano II, nos trocó el día 8 de diciembre por el primer domingo de mayo.

 Con los años, paralelamente a los avances sociales, hemos ido modernizándonos y adquiriendo hábitos metropolitanos, indudablemente ni mejores ni peores, otros tiempos traen otras costumbres y así la vida ha ido pasando y de ser sólo hijos nos hemos convertido además en papás (y mamás claro), cuando no abuelitos. Pero lo que no ha variado ni creo que varíe jamás es el amor de quien nos trajo a este ‘locuelo’ mundo. Qué afecto tan hondo despertará una madre, que el peor insulto que se puede arrojar sobre una persona es: me c... en tu madre, u otro más abrupto que lamentablemente se escucha de vez en cuando. Aunque también se produce lo contrario si lo que se quiere es halagarla: ¿A quien no le agrada que le comparen, como decía la copla del inicio de estas líneas?:¡eres tan guapa como la madre que te parió…! Definitivamente el "día de la madre", creo que debiera ser fiesta mayor en todo el mundo y además uno de los días emblemáticos por los entrañables aspectos que abarca. Mejor que yo, lo expresó un gran amigo que supo definirlo de esta hermosa manera, digna de reflexión:


 Existe una clase de mujer que posee algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel, por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer que, siendo joven, tiene la reflexión de una anciana y que en la vejez trabaja con el vigor de la juventud. Una mujer, que, si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los hijos. Una mujer que, mientras vive, no la sabemos valorar porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero una vez desaparecida, daríamos todo lo que somos y lo que tenemos por recibir de ella un solo abrazo.
De esa mujer, no me exijáis su nombre...  Es la   MADRE.

                                          Antonio González Noguerol.

 

 

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