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jueves, 6 de agosto de 2020

LAS VERBENAS MADRILEÑAS DE AGOSTO.

LAS VERBENAS EN AGOSTO MADRILEÑO.

“Cuando vengas a Madrid chulona mía, voy a hacerte emperatriz de Lavapiés...", rezaba Agustín Lara en el famoso chotis sobre el suelo de uno de los barrios más castizos de Madrid.


La palabra verbena, designa la “velada de regocijo popular que se celebra en la víspera de ciertas festividades”, y correspondía al nombre de una planta, la “verbena”, pequeña flor de color rosa pálido. ¿Y por qué verbena...? “Se decía  que poseían poderes mágicos, medicinales y que había que recoger en las noches de luna llena. Fue costumbre acudir al baile, los hombres, con verbenas prendidas en la solapa y las mujeres en el escote, lo que daría lugar a que las fiestas más populares acabaran designándose con ese evocador nombre: Verbena."
Mes de agosto, evocando las verbenas veraniegas madrileñas apegadas a la zarzuela. Allí acudían las planchadoras, costureras, ramilleteras y burguesitas, señoritas y damas de compañía, cajistas, asalariados, hombres principales en busca de flirteo, todos camuflados, ellas: bajo bata de percal, el mantón de manila alfombrado, el pañolón a la cabeza. Ellos: ataviados con camisa blanca impecable, a veces con chorreras, pantalones cálidos, chaquetilla corta, pañuelo al cuello, bombín o gorra de visera, bigote de espiral, garrota, camuflando a su vez a chulas y chulos fetén hasta lo más hondo de ahí, constituyendo un preludio que surge con la imperceptible sonoridad, y esporádico y tenue goteo temático, creciendo en intensidad según vaya divisando las cadenetas de colores, grimpolas, gallardetes, farolillos venecianos, matasuegras, el oído escuchando el estallido de los petardos y cohetes, alegre bullanga chiquillera, adulta y granada, el olfato que husmea las fritangas de pescaditos, churros, y el aroma aguardentoso del agua, azucarillos y toda clase de morapios que lleva al clímax con el estallido de un mazurca o chotis "bailao a torcis y pies ataos, pa no salirse del terreno de una libra de chocolate" . Donde se regocija el verbo de escuchar: -Guapaza-  Chulo”- "Ties una cara que parece un cromo litografiao…" - "Amos anda..." – "Si me tuvieras una miaja de afición, nos marcábamos este chotis sin salirnos del terreno mandado"  – "¿Y si te mareas, si te digo que sí.?" - "Pues una limoná, o más bien, la ‘limoná’ que apagaba la sed en el día más caluroso del año.” Aunque eso era lo de menos porque la fiesta y el chotis hacían las delicias de los más castizos, de aquí y de allá, ya que, como dicen despidiéndose: "Todavía quedan muchas verbenas por celebrar y antes de nada la fiesta. La fiesta que no se pierda"Cumpliendo la tradición, los madrileños lo llevan haciendo desde principios de agosto. Son las fiestas más populares de Madrid, la de San Cayetano el 7, la de San Lorenzo el 10 y la de la Paloma el día 15. 
El estereotipo de las verbenas lo ofrecen numerosas zarzuelas y sainetes, con sus chulapas, chulos y chisperos: "La Chulapona", "la Revoltosa" o la célebre "Verbena de la Paloma", la historia de amor y celos mal reprimidos cerca de la Fuentecilla, en donde había un boticario famoso por sus amoríos con una edad en que no estaba para muchos trotes. 


La fiesta se va extendiendo desde el Rastro, pasando por Lavapiés, hasta las Vistillas, una zona del viejo Madrid, en el barrio de La Latina, elevada sobre un cerro desde donde se contempla una gran vista del oeste de la ciudad. La panorámica incluye la ribera del río Manzanares y la enorme extensión de la Casa de Campo. Pasaron los fatídicos 2020/21, cuando se suspendieron, y la tradición por fin regresó en 2022. 

Así lo deseamos que continúe de todo corazón.




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