DR. JUAN YÁÑEZ ESPÍN.
Las noticias sobre el médico Yáñez Espín nos llegan a través de su amigo y mentor el tan nombrado Martín de Ambel. Según parece en su casa se encontraba oculta en una pared una piedra jaspe negra con una extraña inscripción, una historia un tanto misteriosa como lo es este doctor erudito y también historiador. Era descendiente de Lupo Yañez el viejo, asturiano de la Casa de Montejo de San Miguel. y fue uno de los primeros repobladores del Cehegín cristiano.
Como escribió Francisco Alemán Sainz en su ensayo sobre Cehegín: "Hay existencias que quizá fueron ‘luminosas’ en su tiempo pero en cambio ocultas sin saber por qué…...”.
El primer nombre que figura en una lista de matrícula de la
Universidad de Salamanca, del año 1610, es el del médico y humanista ceheginero
don Juan Yáñez Espín. Se encuentra en el Archivo Histórico de dicha
Universidad, donde entre otras, aparece esta reseña: “Juan Yáñez, natural de Cehegín, diócesis de Cartagena. El rostro flaco y una herida en la frente. Con cédula de examen fecha a veinte de diciembre de seiscientos y nueve -Es evidente que se refiere al año 1.609-. Y desde allí ha estado y estuvo un curso en súmulas con Alonso Marcos, natural de La Vellés, de Salamanca, y Domingo Zamorano, natural de Cardenete, de Cuenca. Juraron, etc.” En aquel tiempo, ir a estudiar a Salamanca era una verdadera
aventura, muy lejos de lo que es hoy en día ir a una universidad. Hay que
pensar que el mismo viaje desde Cehegín hasta la dicha ciudad duraba alrededor
de diez días por caminos habitualmente malos y en condiciones poco agradables y
los estudiantes venían muy poco a su casa en los años de estudios (don Juan
Yáñez pasó ocho años allí, donde hizo el bachiller en Artes y la carrera de
medicina y cirugía).
La Universidad de Salamanca, en aquel tiempo, era un
atractivo reclamo donde se juntaban estudiantes de muchas nacionalidades, pues
no solo había españoles, que eran la mayoría, sino que también acudía a
estudiar gente de buena parte de Europa y también de América, llamados por el
prestigio que suponía licenciarse en una de las mejores universidades del mundo
en aquella época. Como escribió Francisco Alemán Sainz en su ensayo sobre Cehegín: "Hay existencias que quizá fueron ‘luminosas’ en su tiempo pero en cambio ocultas sin saber por qué…...”.
Tampoco sabemos nada de sus actuaciones en la medicina local de aquella época, ¿ejercería la cirugía… amputaría alguna extremidad, extirparía muelas y sanaría ojos…, aplicaría sangrías a sus pacientes, cómo realizaría sus curaciones?, ¿dónde y con quién compartiría tertulias de café ….? ¿tendría buena biblioteca… / …. qué libros le asesorarían de la enfermedades como el garrotillo, el tifus, el paludismo, o las epidemias, entonces tan frecuentes, y la tuberculosis que tanta gente se llevó para el otro barrio?...
Entrada a la calle Yáñez. |
Lo que sí sabemos es que se le recuerda en una calle en Cehegín con su nombre, en pleno corazón del Casco Antiguo, en su ladera que mira al Saliente, concretamente encima de la Ermita del Santo Cristo, por lo que no debió ser una persona sin importancia, gozaría de cierto prestigio, tanto profesional como intelectual, para merecer tal reconocimiento.
Sólo aparecen algunas hipotéticas crónicas, donde este médico y erudito habla de la fundación de Cehegín, respecto del Diluvio Universal, y de los primeros pobladores. También escribe sobre la ciudadela amurallada con sus 32 torres y su foso inexpugnable, el cual se franqueaba al alba y se cerraba a cal y canto al oscurecer.
Cómo, en el año 1.635, en base a las investigaciones del doctor Juan Yáñez Espín, se debatió en el Concejo nombrar como patrón de la villa a san Restituto, cuyo culto fue importante durante algunos años, hasta que comenzó a decaer. Es casi seguro que Yáñez Espín tenía acceso a los Falsos Cronicones, y, tomándolos por verdaderos, se gestó la idea de que san Restituto fue martirizado a orillas del río Argos en Cehegín por el año 306.
De hecho, el Dr. Yáñez, puso este nombre, Restituto, a uno de sus hijos, (que posteriormente fue el progenitor de Fray Pecador, el del famoso puente de la curva del km. 50 hacia Murcia, -que no padre “Pescador”, como algunos creían- y del cual comentaremos en otra entrada de este blog).
Remontémonos a aquellos años del siglo XVII, y vemos a un madrugador doctor Yáñez, ataviado al uso de los médicos de la época, luciendo ostentosamente una sortija en el dedo pulgar y ropaje universitario arropado con la capa y el chambergo, salir de su morada en la calle del Jardín. (Luego Hnos. Carrasco y actualmente calle Picasso, casa adquirida por el Ayuntamiento ceheginero para el primer grupo escolar de Cehegín y hoy su solar convertido en viviendas sociales de nueva construcción, justo encima del remodelado solar de 'El Coso'). Como decíamos, imaginamos a Yáñez ascender por la calle 'Tío Cayetano' hasta el Paseo de la Concepción, y, aspirando el límpido aire de la mañana, otear el horizonte de las Caballerías y los feraces huertos de Canara, deambular y reflexionar sobre los problemas de la vida, mientras observa a las damas linajudas que acuden a la ermita, a misa de alba, escoltadas por sus discretas sirvientas.
Más tarde, con la tranquilidad de una villa como el Cehegín de la época y después de saludar a personajes conocidos de la “República del Mesoncico” y la calle ‘Mayor de Arriba’, regresar a sus quehaceres, seguramente abrir su consulta médica, donde ya tendría algún parroquiano esperando sus servicios.
Vista del Paseo de la Concepción desde el 'Saliente' |
A la hora del café, después del almuerzo y la gratificante siesta, a ciencia cierta, se reuniría con un grupo de caballeros en alguna tertulia de rebotica o cafetín, para debatir los temas de actualidad del restringido mundillo ceheginero.
¡Qué pena que personajes de este perfil no hayan quedado plasmados en la historia de Cehegín con más relevancia…!
Antonio González Noguerol
NOTA: Algunas fuentes recogidas en Archivo Municipal y otras publicaciones.
NOTA: Algunas fuentes recogidas en Archivo Municipal y otras publicaciones.