LOS FRANCESES ENTRAN EN CEHEGIN
-Y la leyenda del Tío Cayetano-
El 21 de febrero de 1809, se firman la rendición del sitio de Zaragoza, después de una épica resistencia de la tropa española al mando del Gral. Palafox, quien ante el requerimiento de rendición del Mariscal Jean Lannes, le contesta: -Los españoles no se rinden, tengo 100.000 hombres decididos a morir, para el señor Mariscal será un honor vencerlos.- Y así fue, fueron vencidos pero después de vender caro los asedios. Los restos de la guarnición española salieron con honores de guerra, aunque presos, a Bayona.
El año anterior, 1808, se habían alistado en el ejército español 243 cehegineros, -185 voluntarios y 58 quintos ‘de saca’-. El sorteo de los ‘de saca’ se realizaba públicamente en la plaza del Mesoncico y consistía en extraer de dos cacharrillos de barro que contenían, en uno, el nombre de los mozos y en el otro las cédulas de color blanco y rojo. Un niño de corta edad iba sacando los datos, si salía el nombre y el papel blanco quedaba declarado soldado, y el que le salía rojo se libraba. Algo similar al célebre sorteo de bolas blancas y negras (que se usaba en el casino de Cehegín para admitir o rechazar a los aspirantes a socio).
En aquel 1808 se acantonaron tropas españolas en el convento franciscano de san Esteban, en extramuros de Cehegín, al mando del Ayudante General Josef Morete, para vigilar los movimientos de las tropas francesas situadas por las fronteras con Andalucía. Y piden otros 300 y pico reclutas procedentes de Cehegín que son enviados a Hellín y Totana. Como la situación empeoraba, a inicios de 1810, solicitan otra partida de hombres con edad de reclutamiento aún más baja, desde los 16 años, -el tope era 45-, aunque sean de corta estatura, éstos se destinan a otros servicios. Como era costumbre sólo se podían librar del servicio militar por compra, como ocurrió con el ceheginero Manuel Ros de Juan, de 28 años, que pagó por su exención 15.000 reales de vellón.
El 10 de noviembre de 1810 llega a Caravaca el coronel francés, conde de Espard con más de 1.000 soldados, saqueando cuanto encontraban de valor y exigiendo 200.000 reales de contribución. Dieron muerte a quien se resistió, se llevaron alimentos, ganado y los bienes de las familias más pudientes. Y lo peor, también robaron la custodia que portaba la Cruz de Caravaca. Ante tal desastre, el Comandante General de la Cuadra, jefe del ejército del Centro, ordena reforzar las plazas de Caravaca, Cehegín y Moratalla, aportando cada villa 50.000 reales para tal fin. Se instalaron 14 cañones de grueso calibre y un obús, con 400 artilleros, oficiales y almacén de munición al mando del coronel Entrena.
En febrero de 1811 los galos se acercan por Lorca, las gentes se esconden donde pueden, o huyen a las montañas. Una columna se aproxima a Moratalla y Caravaca, viniendo contra Cehegín, y por el Barranco del Moro fueron derrotados por las tropas acantonadas en el convento de los Franciscanos junto con la partida de guerrilleros capitaneados por el legendario ‘tío Cayetano’.
Por estas heroicidades tiene calle en su honor junto a la Cuesta Moreno de Cehegín, allí vivía este guerrillero, por ello se le tituló en 1827 "Casas del Tío Cayetano", para cambiar a la denominación actual en 1853. Sin esperarlo, aquí nació una forma de resistencia contra el invasor, similar a la guerra de guerrillas que asombró al mismísimo Napoleón.
Otra leyenda urbana referida a los gabachos, contada por nuestros progenitores y que aparece en la tradición oral ceheginera:
-En su retirada, la tropa francesa, traía cantidad de municiones y armamento y decidieron guardarlo en la Ermita de San Sebastián. Enterado el tío Cayetano, organizó a su jarca y una noche oscura realizaron una deflagración destruyendo todo el polvorín y evidentemente la capilla, que así quedó-.
Ruinas de San Sebastián. |
A partir de aquella gesta se hizo popular en Cehegín esta canción: -Por el Barranco del Moro viene una tropa con su caballo blanco y su trompeta rota, diciendo: tararí tararí ti...tí, el ‘perro’ que no esconda el morro se lo voy a partir...- Y es que, por esta tierra nuestra, en la guerra de Independencia, a los franceses se les conocía como ‘perros gabachos”.
Croquis zona de Cehegín en 1811. (Guerra Independencia) |
El día de Sta. Teresa, los 'franchutes' hacen un nuevo intento de acoso pero los carabineros reales y el regimiento de Montesa, estacionados en Sta. Inés, salen a su encuentro y les hacen huir vergonzosamente.
En 1812, aparecen por estas tierras tropas del ejército del mariscal Soult -dicen que en Galicia a los perros todavía se les azuza con el grito de “Sul”, evocando al dicho mariscal-. Regresan a su país en retirada con 45.000 hombres. Por Sta. Inés se acuartelan, y bajan por el antiguo camino de Cañalengua a lo largo del río Argos, ocasionando daños y expolios que se valoraron en 16.150.000 reales de vellón.
Se cuenta, no sabemos si añadiendo algo de fábula, que cuando entraron en Cehegín, la tropa queda suelta haciendo desmanes mientras los oficiales se instalan en la casa de Jaspe, donde dieron una fiesta e invitaron a los nobles y autoridades cehegineras, pero no acudió nadie. Fue un tremendo desaire hacia los orgullosos invasores.
Y aquí aparece de nuevo el legendario tío Cayetano, quien tenía dos hijas muy bellas y seductoras, la soldadesca francesa quedaba prendada de aquellas beldades, y mientras eran seducidos por ellas, aprovechaba el viejo Cayetano para acuchillarlos arrojando sus cadáveres a lo más hondo de la torre del Pozo o Ladrón de Aguas.
Siete días franceses para Cehegín, de malhadado recuerdo quedó para los cehegineros: Edificios; Papeles importantes; Documentos de archivo; Muebles; Alhajas y Violaciones de todo cuanto importa a un país atacado y destruido. Todo el repertorio vivo de una pequeña población del noroeste de Murcia.
FUENTES: Numerosos archivos históricos, leyendas urbanas, y de los cronistas locales y Archivo Municipal.