NOCHE DE BODAS HUERTANA:
Boda huertana |
Ella cose…, Él bosteza…, pero inesperadamente, al menguar la luz, ella deja la costura sobre las rodillas y levanta la mirada lánguida hacia el balcón, donde se contempla el melancólico atardecer invernal. -“Mira, ¡fuego…!”- Él se inclina y mira sobre el hombro de ella. -“No, tonta… Es el crepúsculo que nos invita a soñar.”- “Qué bonito, ¿eh?" – suspira la novia.
Entonces, en un impulso nunca sentido, el novio le busca los rizos de su nuca con tembloroso aleteo de beso. El cortejo se inicia con la misma suavidad que la oscuridad. Y llega la noche, aquel inmenso cromatismo que planeara sobre la vieja casona está olvidado y sólo se escucha un suave murmullo de amor. Las almas se han encarrilado de nuevo y el huerto pálido y árido, cercano al río, y los árboles que mintieron un murmullo de mar, tiene reposo de cansancio y de vulgaridad, como el de esa cuadrilla de labradores que durante la mañana se vendieron al amo menos tacaño.
A. González Noguerol 2020 - fotos: Ricardo López