PEDANÍA DE EL ESCOBAR.
LA VIRGEN DE LAS NIEVES (En otros lugares, conocida como Sta. María la Mayor). Su onomástica es el día 5 de agosto de cada año, en esta pedanía se celebra una procesión por todos los caminos del caserío, donde son obsequiados los asistentes con diversas viandas propias del lugar. Su antigua capilla del siglo XVI, de pintoresca estructura, como tantas del término municipal, desapareció a causa de un terremoto a mediados de los años 40 del pasado siglo. En los años 50, para reanudar las celebraciones se construyó una nueva ermita de sencilla hechura.
Ermita actual del Escobar. |
La imagen de la foto es la antigua, desaparecida en la malhadada contienda civil, en la que se observa el patronímico, por la supuesta aparición que se originó en el Cabecico de la Cruz en un tumultuoso temporal de nieve.
Nuestros antepasados del Escobar y de Cehegín, la nombraban con el extraño apelativo de Virgen de Nieva, el cual es sumamente curioso, aunque se sabe que existe esta advocación en numerosos poblaciones de nuestro país, efectivamente, este título castellano se generalizó de manera importante durante todo el siglo XVIII y era ungido por el original en el Santuario de Nieva, de Segovia. La Virgen de Nieva de El Escobar aparece en la documentación de principios del siglo XIX. Sin embargo entre las últimas generaciones suelen denominarla Nuestra Señora de las Nieves.
Nuestros antepasados del Escobar y de Cehegín, la nombraban con el extraño apelativo de Virgen de Nieva, el cual es sumamente curioso, aunque se sabe que existe esta advocación en numerosos poblaciones de nuestro país, efectivamente, este título castellano se generalizó de manera importante durante todo el siglo XVIII y era ungido por el original en el Santuario de Nieva, de Segovia. La Virgen de Nieva de El Escobar aparece en la documentación de principios del siglo XIX. Sin embargo entre las últimas generaciones suelen denominarla Nuestra Señora de las Nieves.
Según datos de nuestro amigo, el cronista y archivero municipal F. Jesús Hidalgo, respecto al oratorio, decía don Alonso de Góngora y Fajardo, en 1818: “Las ermitas del Escobar y Vurete, de esta huerta, la primera con la advocación de Nuestra Señora de la Nieba y la segunda con la del Patrocinio del Señor San José, estas se fabricaron por los fieles de sus respectibos partidos. Tienen los mismos que los de arriba (el autor se refiere a las ermitas que nombra con anterioridad en el escrito) y celebran todos los días de precepto el mismo capellán en cada una ermita una misa para que la oygan los feligreses de sus partidos. Los moradores en aquellos cortijos contribuyen con su limosna, acuden a el socorro de todo lo necesario para ellas como a el pago de limosna del capellán, que en el día lo es el presbítero don Francisco Ydalgo, y antes lo fue este fraile”.
El topónimo de la población es de origen romano, ya que 'Escobar' deriva de la palabra latina scoparius, una retama de flor amarilla utilizada como tinte y para fabricar utensilios domésticos como escobas.
Antaño solían celebrarse competiciones deportivas, característicos partidos de fútbol entre equipos de los aledaños, el Real Escobar y el Atlético Escobar, concursos de truque y juegos típicos de la tierra. En la jornada grande se celebra la romería por las veredas y cortijos, con la imagen de la patrona. Días después se la vuelve a homenajear en su ermita con una eucaristía cantada y una posterior procesión, la última tarde de fiestas, termina con las tradicionales pujas, una especie de sorteo para recaudar fondos.
El topónimo de la población es de origen romano, ya que 'Escobar' deriva de la palabra latina scoparius, una retama de flor amarilla utilizada como tinte y para fabricar utensilios domésticos como escobas.
Antaño solían celebrarse competiciones deportivas, característicos partidos de fútbol entre equipos de los aledaños, el Real Escobar y el Atlético Escobar, concursos de truque y juegos típicos de la tierra. En la jornada grande se celebra la romería por las veredas y cortijos, con la imagen de la patrona. Días después se la vuelve a homenajear en su ermita con una eucaristía cantada y una posterior procesión, la última tarde de fiestas, termina con las tradicionales pujas, una especie de sorteo para recaudar fondos.
Uno de los festejos más antiguos de Cehegín es la ‘Fiesta de los Inocentes’ en esta pedanía del Escobar. Podrían remontarse a la época ibérica. Se desarrollaban durante los días de Navidad, concretamente 25, 26, 27 y 28 de diciembre.
Un grupo de estos ‘inocentes’ salía a la calle llamando a las casas para 'pedir limosna'. Estaba integrado por el mayordomo de las fiestas, uno o dos panderos, cuatro músicos, cuatro personas que representaban el papel de inocentes, un ‘juez’ y un ‘alcalde’. Los cuatro inocentes lucían sendos sombreros altos, parecidos a los de copa, pero más anchos y los enredaban con cintas de colores, además cada sombrero, iba adornado con espejitos y vistosas flores. En la visera se colgaba un collar de perlas. Cada inocente lucía un pañuelo de seda al cuello (de distinto color) con una sortija idéntica para cada uno. El pandero y los cuatro músicos (dos guitarras, un laúd y una bandurria) iban abriendo el pequeño cortejo, mientras interpretaban las típicas jotas, pardicas, malagueñas, manchegas y pasodobles. El mayordomo llamaba a la puerta de las casas, al tiempo que exhortaba "pedimos las ánimas benditas". El ‘juez’ con el rostro pintado y gorra de plato, guerrera y una ristra de guindas colgada. El ‘alcalde’, se cubría la cabeza con un sombrero de copa alta, y una ‘rastra’ de chorizos que colgaba de su cuello, además de otra de guindas en la solapa del gabán y un enorme bastón en la mano.
El 25 de diciembre por la tarde comenzaba la cuestación de limosnas. Y los días 26, 27 y 28 llamaban a las puertas. No sólo se recogía dinero, también alimentos de todas clases: trigo, patatas, espinazos de la matanza del ‘cochino’, higos secos, ‘rastras’ de guindas y pimientos. El día 28, festividad de los Inocentes, se celebraba una misa al mediodía en la iglesia vieja y al finalizar, se celebraba un ‘baile de ánimas’ en la Era y, después de la pitanza seguía la danza. Ese día, antes de la misa, durante la postulación, un ‘inocente’ le quitaba el libro al cura, y se le imponía una multa, que solía ser de cinco duros. El sacerdote indicaba: -“No puedo oficiar la misa, porque me han sustraído el misal. Esto tiene que ser cosa de los inocentes”-. Uno de los aludidos respondía así: -“No, señor, el misal no está perdido, sino en Roma; cuando pague usted la multa que el señor alcalde le ha impuesto, el libro estará de nuevo aquí.”- El cura debía pagar la cantidad exigida para que los inocentes le devolviesen el libro. El dinero y los géneros recogidos por las “ánimas”, eran utilizados para pagar los gastos de la fiesta. El Mayordomo se encargaba de suministrar tabaco y comida a los músicos y a los ‘inocentes’. Y además a cada uno de estos últimos debía comprarles unas alpargatas y calcetines. El domingo siguiente al término de la Navidad, los productos sobrantes de las recaudaciones eran puestos a subasta entre los habitantes del Escobar. Con aquel dinero se financiaba las fiestas del año siguiente en honor de San Antón Abad y la patrona la Virgen de las Nieves.